EL PA脥S / TRIBUNA

La invitaci贸n de Mart铆n Lutero

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N.d.R: El siguiente art铆culo fue publicado en el diario EL PA脥S, tanto en su versi贸n impresa como en digital. Lo reproducimos aqu铆 por considerarlo de especial inter茅s.

El monje agustino inici贸 hace cinco siglos la Reforma, aunque nunca pretendi贸 fundar otra Iglesia separada de Roma. Hereje en otros tiempos, su confrontaci贸n con Erasmo dio esplendor a la reflexi贸n sobre la libertad, la religi贸n y la 茅tica

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EL PA脥S / RAQUEL MAR脥N

(ELPAIS.COM, 29/12/2016) Hace unos meses, el papa Francisco asisti贸 en Suecia a una celebraci贸n ecum茅nica que conmemoraba el 500潞 aniversario de la Reforma iniciada por Lutero en 1517. Fuimos testigos de un hist贸rico abrazo entre el Papa y el presidente de la Federaci贸n Luterana Mundial, Munib Younam. Despu茅s de firmar una declaraci贸n conjunta, el Papa reconoci贸: a) la intenci贸n reformadora, bienintencionada, de Lutero; b) la corrupci贸n desmedida de la Iglesia a la que se enfrent贸 el monje agustino; c) el inmenso regalo que supuso su traducci贸n de la Biblia al alem谩n. 鈥淟utero llev贸 la Biblia a la gente鈥, dijo el Papa. Ten铆a raz贸n: aquella magn铆fica traducci贸n fue la gran haza帽a literaria de Lutero. En la Alemania de entonces solo circulaban unas 6.000 Biblias para 15 millones de habitantes.

Tambi茅n Benedicto XVI visit贸 en el a帽o 2011 la sala capitular del convento de los agustinos de Erfurt donde Lutero emiti贸 sus votos mon谩sticos. No pocos cristianos se preguntan si el hereje de otros tiempos se ha convertido actualmente en 鈥減adre de la Iglesia鈥 para protestantes y cat贸licos. Lutero, sostienen relevantes historiadores, solo habr铆a querido ser un 鈥渃at贸lico reformista鈥. Se propuso reconducir aquella Iglesia descarriada a las exigencias del Evangelio; pero nunca pretendi贸 fundar otra Iglesia separada de Roma. Solo un c煤mulo de torpezas, a repartir entre Roma y Wittenberg, dio lugar a una divisi贸n que sembr贸 Europa de dolor y muerte.

"... existe un notable consenso en que Lutero forma ya parte de los que K. Jaspers llam贸 鈥渉ombres decisivos de la humanidad鈥.

驴Por qu茅 peregrinan hoy los papas a lugares emblem谩ticos del protestantismo y se unen a la conmemoraci贸n del quinto centenario de la Reforma? Desde luego, existe un notable consenso en que Lutero forma ya parte de los que K. Jaspers llam贸 鈥渉ombres decisivos de la humanidad鈥. Este reconocimiento ha sido un logro del siglo XX. Todav铆a en tiempos recientes el mundo cat贸lico calificaba a Lutero de 鈥渃orrupto鈥 y 鈥渘eur贸tico鈥. Han sido te贸logos e historiadores cat贸licos actuales quienes han聽rehabilitado al inc贸modo Reformador. Dos ejemplos: Y. Congar lo considera 鈥渦no de los mayores genios religiosos de la historia鈥 y lo sit煤a 鈥渁l mismo nivel que san Agust铆n y santo Tom谩s de Aquino鈥. Y el cardenal W. Kasper acaba de publicar un l煤cido ensayo,聽Mart铆n Lutero. Una perspectiva ecum茅nica, en el que lleva a cabo una valoraci贸n positiva, serena y justa de Lutero. Sin estas rehabilitaciones hist贸ricas, el papa Francisco nunca habr铆a encontrado el camino que le condujo a Suecia.

Se suelen asignar cinco nombres de lujo al siglo XVI: Erasmo, Lutero, Ignacio de Loyola, Calvino y Felipe聽II. Las figuras de Erasmo y Lutero se iluminan mutuamente. Erasmo, el gran genio humanista, se neg贸 a elegir entre Roma y Lutero. Su divisa fue: ni solidaridad con Lutero, ni guerra contra 茅l. Se trat贸 de una opci贸n sensata, pero que impuls贸 al Reformador a escribir: Erasmo 鈥渘unca se atreve a nada鈥. A pesar del prudente distanciamiento de Erasmo, los franciscanos de Colonia divulgaron un dicho que se hizo c茅lebre: 鈥淯sted (Erasmo) puso el huevo y Lutero lo empoll贸鈥. A lo que Erasmo respondi贸: 鈥淪铆, pero yo esperaba un pollo de otra clase鈥. Lutero sent铆a una gran admiraci贸n por Erasmo y se esforz贸, aunque en vano, en ganarlo para su causa. Erasmo se lo dej贸 meridianamente claro: 鈥淣unca he tenido intenci贸n de reconocer a tu Iglesia鈥. Era consciente de que la otra Iglesia, la que Lutero calificaba de 鈥減apista鈥, ten铆a muchos defectos, pero nunca pens贸 en 鈥渄esertar de ella鈥.

Deseoso de marcar diferencias con el monje agustino, Erasmo public贸 su escrito聽De libero arbitrio (Sobre el libre albedr铆o). Era una defensa humanista, erudita y teol贸gica de la libertad; libertad que, en opini贸n de Erasmo, Lutero destru铆a al permitir que Dios lo invadiese todo. Al Reformador le interesaba m谩s la libertad de Dios que la del hombre. Erasmo, en cambio, era, seg煤n Lutero, 鈥渦n tibio鈥, un esc茅ptico. De hecho, Lutero le recuerda que 鈥渆l Esp铆ritu Santo no es esc茅ptico鈥. Dilthey llam贸 a Erasmo 鈥渆l Voltaire del siglo XV鈥. En realidad, a Erasmo lo que le interesaba era la moral. A la luz de esta preferencia, la insistencia de Lutero en la 鈥渧oluntad encadenada鈥 resultaba poco razonable. Si no hay libertad, argumentaba con raz贸n Erasmo, no existe el hecho moral.

Lo que a 茅l [Lutero] le interesaba no era la gracia barata, subastada por los avaros predicadores de las indulgencias, sino la penitencia interior. Solo despu茅s de la iluminaci贸n que le supuso la 鈥渆xperiencia de la torre鈥 estuvo seguro de su salvaci贸n.

Erasmo public贸 su聽De libero arbitrio en 1524. Un a帽o despu茅s respond铆a Lutero con su op煤sculo聽De servo arbitrio (Sobre la voluntad encadenada). El Reformador sostuvo siempre que era uno de sus mejores escritos. Sus p谩ginas muestran la abismal profundidad de la experiencia religiosa de aquel hombre. Es la confrontaci贸n de una abrumadora fe religiosa con el moralismo racionalista de Erasmo. A Lutero le parece que Erasmo no se ha enterado de nada. Nuestra salvaci贸n, sostiene, no puede depender de nuestra libertad, tan fr谩gil, tan d茅bil. Si as铆 fuera, no tendr铆amos 鈥渟eguridad鈥 de ella. Y Lutero necesitaba seguridad. Durante mucho tiempo intent贸 lograrla acudiendo a la penitencia y los sacramentos. Afirma que, si no hubiera sido por el sacramento de la confesi贸n, se habr铆a vuelto loco. Le torturaba la pregunta 鈥溌縞贸mo consigo un Dios misericordioso?鈥; no duda de la existencia de Dios, su 茅poca tampoco, pero le angustia el tema de la salvaci贸n. Una salvaci贸n que no espera del Dios 鈥渟onriente鈥 de los fil贸sofos, sino del misterio que nos envuelve, de lo totalmente otro, de la gracia; una salvaci贸n que tampoco est谩 dispuesto a 鈥渃omprar鈥, como propon铆an los predicadores de las indulgencias: 鈥淭an pronto como el dinero en la caja canta, del purgatorio el alma salta鈥. Entre par茅ntesis: lo m谩s probable, seg煤n la actual investigaci贸n hist贸rica, es que Lutero nunca colgase las 95 tesis sobre las indulgencias en la puerta de la iglesia de Wittenberg. De hecho, lament贸 que se hubieran difundido, asegurando que no iban destinadas al gran p煤blico. Lo que a 茅l le interesaba no era la gracia barata, subastada por los avaros predicadores de las indulgencias, sino la penitencia interior. Solo despu茅s de la iluminaci贸n que le supuso la 鈥渆xperiencia de la torre鈥 estuvo seguro de su salvaci贸n.

El Dios de Erasmo es, seg煤n Lutero, el Dios 鈥渁dormecido鈥 de los fil贸sofos; el de Lutero, en cambio, es un Dios al borde de lo desorbitado. La confrontaci贸n de estos dos hombres supuso d铆as de esplendor para la reflexi贸n sobre la libertad, la religi贸n y la 茅tica. Con frecuencia se considera a Lutero 鈥渆l primer hombre moderno, el primer descubridor de la subjetividad鈥. A su vez, S. Zweig dej贸 escrito que 鈥淓rasmo fue el primer europeo consciente de serlo鈥.

Lutero muri贸 en la noche del 17 de febrero de 1546. En su escritorio se encontr贸 un papel con estas palabras: 鈥淪omos mendigos ante Dios, esta es la 煤nica verdad鈥. Poco antes nos dej贸 esta invitaci贸n a la esperanza: 鈥淚ncluso si supiera que ma帽ana va a llegar el fin del mundo, plantar铆a hoy un manzano鈥. A lo mejor pensaba E. Bloch en Lutero cuando escribi贸: 鈥淟o mejor de las religiones es que producen herejes鈥.

Fuente: ELPAIS.COM / Autor: Manuel Fraij贸 es catedr谩tico em茅rito de la Facultad de Filosof铆a de la UNED.