POR ALEJANDRO BEDROSSIAN (EN RECUERDO DE JOSÉ GRAU)
Un libro al otro lado del océano
Alejandro Bedrossian |
(ALEJANDRO BEDROSSIAN, 21/01/2014) Ingresé al Colegio Nacional de Buenos Aires en 1975. En ese tiempo, circulaban muchos libros entre los estudiantes, la mayorÃa de los cuales proponÃa cambios sociales mediante la acción polÃtica. Los existencialistas franceses nos decÃan casi con entusiasmo que Dios no existÃa y que solo la acción humana podÃa darle sentido a la vida.
La literatura cristiana de ese momento, al menos en mi caso, no daba respuestas a esas preguntas; ni siquiera se hacÃa las preguntas a las que el mundo que me rodeaba intentaba dar respuesta. Fue en ese tiempo que llegó a mis manos el libro Una respuesta evangélica de José Grau. Lo leà con mucha atención y entusiasmo. HabÃa allà un pensador agudo, un conocedor de la historia, un autor que entendÃa que vivÃamos en el mundo y no en un pequeño y aislado cÃrculo religioso.
Desde entonces, consideré a don José Grau como uno de mis maestros, un escritor elevado, un hombre con el que estuve –y estoy-.en deuda por haber estimulado mi mente y fortalecido mi relación con Dios. Alguna vez me enteré que todavÃa vivÃa en España y tuve la peregrina idea de escribirle para expresarle mi gratitud. Me movÃa la idea de que don José Grau supiera de su influencia sobre un chico que vivÃa al otro lado del océano. Nunca supe si recibió mi carta (entonces, solo habÃa envÃos postales).
Hace pocos dÃas, mi querido amigo Jorge Fernández me hizo saber de la partida de José Grau. Una extraña emoción se apoderó de mà hasta hoy. Me invade la sensación de una pérdida y de la urgente necesidad de tantos jóvenes y adultos que requerimos de maestros como él, que nos hagan pensar y nos estimulen a una relación con Dios madura.
Tengo, asimismo, una sensación de alegrÃa. Sé que mi maestro ahora está sentado con el Maestro. José Grau cumplió su misión en la tierra. Yo lo extraño. Y lo celebro.
Autor: Alejandro Bedrossian*, Buenos Aires, Argentina, 21/01/2014
*Alejandro Bedrossian nació y reside en Buenos Aires, Argentina. Es arquitecto, músico, compositor y escritor. De confesión evangélica, pertenece a una familia destacados profesionales, artistas, intelectuales y ministros del evangelio, y es nieto de Agop Bedrossian, superviviente del Genocidio Armenio.