por RODOLFO CAMPOS (CHILE)

¿Buena suerte? ¿Mala suerte?

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“Esta es tu suerte, la porción que yo he medido para ti...” (Jeremías 13:25)

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(R.Campos, 19/11/2013) Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del labrador le dijeron qué mala suerte tenía por perder el caballo, él les replicó: ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?

Todo lo que a primera vista parece contratiempo puede ser un disfraz del bien


Una semana después el caballo volvió trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Entonces sus vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte y éste les respondió: ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?

Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, se cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir: ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?

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Unas semanas más tarde, el ejército entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, lo dejaron tranquilo.

¿Había sido buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe? Todo lo que a primera vista parece contratiempo puede ser un disfraz del bien. Y lo que parece bueno a primera vista, puede ser realmente dañino.

Es necesario tener presente que, cuando Dios está en el control de nuestras vidas y nuestro amor por Dios está por encima de todas las circunstancias, podemos decir junto al apóstol San Pablo que “a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien”.

Autor: Rodolfo Campos (Chile) – Tomado de “Alimento para el alma” (TWR)