EL RINCÓN DE WALTER
Rosh Hanikra, donde la naturaleza y la historia reciente se juntan
La visita a las cuevas de Rosh Hanikra es especial.
(Walter Wasercier, 06/03/2020) La naturaleza nos regala rincones mágicos en la tierra de Israel. Este es el caso del punto más noroccidental de Israel. Me refiero a Rosh Hanikra o si lo prefieren Ras el Nakura como se lo conoce también en árabe.
Zona especialmente activa desde un punto de vista geomorfológico y, ubicada sobre un macizo de piedras calcáreas, da origen en tiempos prehistóricos a una sucesión de cuevas y grutas muy particulares. Producto de estos movimientos sísmicos, así como de la erosión que el viento y la lluvia producen sobre las rocas y, cómo no decirlo, de la obra del hombre tenemos la gran suerte de contemplar este regalo de la naturaleza que son las cuevas de Rosh Hanikra.
No hay forma de perderse; subiendo por la carretera número 4 que atraviesa la costa desde Tel Aviv en dirección norte nos detendremos al final de la misma en el aparcamiento y en un breve recorrido a pié, estaremos en la frontera entre el Líbano e Israel. Así dan testimonio los carteles en hebreo y árabe que se encuentran poco antes de la delimitación de dicha frontera.
La visita a las cuevas es especial. Desde un pequeño mirador muy cercano al punto fronterizo, se baja a través de un teleférico que con una pendiente de 60 grados se desliza lentamente hacia las grutas más bajas, produciendo el deleite de pequeños y mayores hasta que se llega casi a pié de mar para desde allí recorrer los pequeños observatorios que desde las grutas abren el paso al mar.
La vista desde cada uno de ellos es especial, y el contraste de colores entre la piedra blanca y caliza con el azul del mar, verdaderamente mágico.
Mencioné antes que una parte del trabajo en las rocas es fruto de la acción del hombre y creo que merece la pena recordar el porqué, lo cual nos lleva al período posterior a la primera guerra mundial.
En al año 1917 los británicos, ganadores junto a los franceses de la contienda, derrotan en Oriente Medio al imperio Otomano casi como colofón de la primera guerra mundial. El resultado de este éxito se traduce en la firma de un acuerdo (Sykes-Picot) por el cual se reparten el control de lo que otrora perteneció a dicho imperio. Egipto, la Palestina Otomana e Iraq pasan a manos británicas mientras que los franceses se quedan con Líbano y Siria.
Terminada la contienda comienzan a prevalecer los intereses económicos y fruto de ellos es el acuerdo que se firma con la empresa Wagon Lits para la puesta en marcha de lo que se conoce como el ORIENT EXPRESS, que permitía llegar de desde Londres o Paris hasta Bagdad o El Cairo.
Aunque muy precario en algunos tramos, ya en 1927 tenemos trenes que llegan hasta Alepo y en 1928 otra línea permite llegar a Egipto a través de Palestina, aunque en buena parte por autobús y taxis.
No es hasta el comienzo de la segunda guerra mundial cuando, conscientes de la necesidad de una buena comunicación entre Egipto y Europa para poder transportar soldados y armas caso de que sea necesario, que los británicos deciden invertir en la construcción de una línea de tren que los una. Comienzan pues en 1943 los trabajos de construcción de dicha línea y es el momento en el que Rosh Hanikra se interpone primero y facilita después el paso de las vías del tren a través de puentes y pasos a través de la roca que unieron en aquel entonces al Líbano con Israel.
Pero hete aquí que comienza la guerra de Independencia de Israel y lo que era una magnífica conexión con el país de los cedros se vuelve en un peligro por su posible utilización a manos del ejército árabe por lo que se toma la decisión de hacer volar los puentes y tapar los accesos a través de Rosh Hanikra. Fin del viaje.
Hay una canción hebrea que dice:
Cuando venga, cuando venga, cuando venga la paz
Viajaremos en tren a Damasco
Cuando venga, venga la paz.
¡Ojalá!!!
Hasta la próxima.
Autor: Walter Wasercier
*Walter Wasercier exdirector para España y Portugal de la compañía de aviación EL AL, Israel Airlines. Ha sido profesor en la escuela de Turismo de Jerusalén y guía-acompañante de grupos evangélicos en sus visitas a Israel. Nacido en Uruguay, hijo de una familia judía, emigró a Israel en los 70 donde estudió y se formó, para luego trabajar en varios países del mundo. Desde el mes de Julio de 2018, Wasercier, a través de un artículo mensual, nos revelará anécdotas y conocimientos culturales, históricos, bíblicos o arqueológicos relacionados con Tierra Santa.
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