OPINIÓN / CARLOS MARTÍ ROY

La fuerza de la persuasión

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(CARLOS MARTÍ, 04/06/2018) La Universidad de Salamanca fue testigo de aquella famosa frase de D. Miguel de Unamuno, por aquel entonces rector de dicha universidad, “venceréis, pero no convenceréis”, frase que originó un gran revuelo entonces y que más tarde sería adoptada como lema por el bando republicano.

Fue un 12 de octubre de 1936 cuando el escritor y filósofo nos mostraba el camino de la persuasión para el convencimiento como la alternativa a la fuerza bruta y la imposición.

Han pasado muchos años desde entonces y parece que nuestro país y en especial sus políticos poco han aprendido. La filosofía del ganar o vencer al contrario se impone en la escena de lo público, el razonamiento y la persuasión pierden encanto, las emociones ganan terreno.

Es triste como la palabra ha dejado de ser un instrumento de cohesión y se ha convertido en un arma que busca a toda costa vencer al que piensa de forma distinta. La comunicación violenta fomenta un tipo de sociedad agresiva, impositiva y destructiva

Es triste como la palabra ha dejado de ser un instrumento de cohesión y se ha convertido en un arma que busca a toda costa vencer al que piensa de forma distinta. La comunicación violenta fomenta un tipo de sociedad agresiva, impositiva y destructiva.

Por otro lado, el nivel de escucha se ha vuelto selectiva, solo me quedo con aquello que refuerza mi idea del otro.

Qué mal ejemplo son nuestros políticos comunicando; en mi humilde opinión, son los grandes responsables del clima de confrontación y conflictividad social que vivimos.

Querer ganar en todo momento, pretender sacar partido de todo lo que ocurre, les lleva al uso del lenguaje en favor de ellos mismos, a una forma de interpretar las situaciones desde su posición e interés, en ese momento la verdad importa poco o nada, lo que importa es ganar.

Pero ¿realmente gana toda la sociedad en su conjunto cuando gana alguno de ellos? Por lo que vemos solo ganan los suyos, sus amiguetes y familiares, el conjunto de la sociedad pierde, se empobrece.

Martin Luther King dijo: “hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”. A esto yo añadiría que hemos sido capaces de llegar a la luna pero manifestamos muchas resistencias a mostrar interés más allá de nosotros mismos.

La sociedad moderna, de la transformación digital, testigo de lo que se denomina la cuarta revolución industrial, en mi humilde opinión, tiene un claro déficit del otro, falta reconocimiento del distinto a nosotros mismos, falta de aceptación del diferente, y eso lamentablemente nos lleva al riesgo de la mismidad, del pensamiento único, a la intolerancia, al ensimismamiento, al relato de nuestra infancia donde el “yo” y lo “mío” centralizan todo el discurso y donde la exclusión del distinto o diferente, además de cierta, es peligrosa.

El Evangelio nos enseña que el que quiera ganar debe estar dispuesto a perder, ganar al otro siempre implica perder de nosotros, sumar siempre implica renuncias. La imposición nunca suma casi siempre rompe y divide.

carlos marti

Carlos Martí, pastor evangélico

El Dios cristiano nos ha enseñado el mejor camino, su solidaridad con el ser humano y su amor por la humanidad le llevaron a hacerse como uno de nosotros, a participar de nuestra compleja y contradictoria experiencia humana, a sufrir el rechazo, desprecio, el abandono, sufrimiento, dolor e incluso la tentación como muestra de nuestra extrema debilidad humana. Sin embargo, él vivió la vida que somos incapaces de vivir, recibiendo el pago que nosotros deberíamos haber recibido. Su muerte en la cruz es una afrenta para aquellos que se creen justos y buenos, pero fue un inmenso acto de amor y justicia, de misericordia y compasión hacia la humanidad, su auténtico otro.

La fuerza de la razón, la narrativa del amor y la compasión, el camino de la ejemplaridad y empatía abrieron la puerta de la esperanza a toda la humanidad.

 

Autor: Carlos Martí Roy, Junio 2018. El autor es pastor evangélico de la Iglesia Comunidad Cristiana El Camino, de Alcalá de Henares (Madrid).


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