OPINIÓN / CARLOS MARTÍ ROY

Yo también soy feminista

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(CARLOS MARTÍ, 08/03/2018) Un año más, el 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, de ahí mi solidaridad y apoyo a su lucha por la igualdad.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua define feminismo como “el movimiento que lucha por la realización efectiva del principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre en todos los órdenes del mismo”.

Basándome exclusivamente en la definición que recoge el diccionario de la RAE, yo también soy feminista.

Basándome exclusivamente en la definición que recoge el diccionario de la RAE, yo también soy feminista.

 

Vivimos en una sociedad que ha hecho de la desigualdad la norma que persiste en el tiempo y en todas las áreas posibles.

La desigualdad entre hombres y mujeres es un hecho, sería bastante estúpido negarnos a esta realidad que afecta a la vida de tantas mujeres.

Desigualdad entre hombres y mujeres, ejemplos:

La socialización del género (masculino y femenino) o dicho de otra manera la socialización en función del sexo es una de las causas de la desigualdad.

“Cosas de mujer y cuestiones de hombres”, la designación de roles en función del sexo ha convivido con nosotros durante mucho tiempo. Este proceso de socialización construye a nivel social un conjunto de creencias en las que a cada género se le asignan unos comportamientos determinados. A los roles de cada género se les otorga distinta importancia según una jerarquía de valores, posicionando a las mujeres en inferioridad. Así surgen los estereotipos que contribuyen al mantenimiento de las desigualdades entre hombres y mujeres.

La socialización del género (masculino y femenino) o dicho de otra manera la socialización en función del sexo es una de las causas de la desigualdad.

 

El concepto “sexo” hace referencia exclusivamente a las características físicas que diferencian biológicamente a las personas como hombres y mujeres. Sin embargo, el concepto “género” es una construcción social basada en la asignación de diferentes roles en función del sexo.

Quiero dejar claro, que no estoy refiriéndome al género desde una perspectiva de la sexualidad, sino desde la construcción social, por desgracia en nuestra sociedad, y por qué no decirlo, en la Iglesia, existe una idea de masculinidad asociada a la supremacía, dominio, fuerza, sexualidad, demostración, dureza, hostilidad, que produce una convivencia insana y fatal.

Vayamos al origen de todas las cosas: Génesis 1:26-27 y 5:1-2. El autor de Génesis reafirma la identidad de Adán como varón y hembra: “Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados”.

El hombre creado por Dios, refleja la imagen y semejanza de Dios (hombre y mujer). Por tanto, la diferenciación de roles, son construcciones sociales propias de cada época y contexto social, cultural y educativo.

¿Qué significa ser a imagen de Dios? Los teólogos nos dan tres conceptos para ayudarnos a definir esta idea. En primer lugar, hay un aspecto estructural: Quiénes somos. Versículo 26, somos seres «según la semejanza» de Dios. No somos como los animales—cada persona tiene un alma. Como Dios, somos creados para ser racionales—podemos pensar. Somos volitivos—tomamos decisiones. Somos morales, creativos.  No somos exactamente como Dios—Él es eterno, nosotros somos finitos; Él es todopoderoso, nosotros no lo somos; pero nos parecemos mucho a él.

En segundo lugar, hay un aspecto funcional: Lo que estamos llamados a hacer. Ve el resto del versículo 26: «señoree». O el versículo 28: «Y Dios les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread». No sólo somos como Dios, se supone que actuamos como representantes de Dios. Adán y Eva son sus vice-regentes, cuidando de su lugar perfecto bajo su gobierno perfecto.

Y tercero, somos seres relacionales. Versículo 27: «Varón y hembra los creó». En el capítulo 2, vemos que no era bueno para el hombre estar solo. Dios es un Dios relacional—un Dios que existe como tres personas en perfecto amor y armonía. Y así, Adán y Eva, y nosotros, existimos a su imagen para relacionarnos en amor con Dios y con nuestros semejantes.

La masculinidad, al igual que la feminidad, refleja la imagen de Dios sin necesidad de demostrar supremacía sobre el otro, dominio sobre el igual, sin demostraciones de fuerza, violencia o trabajo y sin tener que reprimir sentimientos y emociones que se han atribuido a la mujer.

1ª Corintios 11:11-12: “en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque, así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios”.

Es concretamente la tragedia de la Caída recogida en el capítulo 3 del Génesis lo que trastoca la relación del hombre con Dios, del hombre y la mujer y del hombre y la mujer con el resto de la Creación. Las consecuencias del pecado se dejan ver en el hombre y la mujer, su relación entre sí y con la naturaleza.

El contexto cultural, educativo y social de cualquier época influye y moldea a sus individuos de una manera muy poderosa, sean cristianos o no.

 

Aparece por primera vez el dolor en el parto y la relación de dominio entre el hombre y la mujer. Nunca antes fue así.

Desde entonces, se han ido construyendo roles diferenciados y diferenciadores entre el hombre y la mujer. El contexto cultural, educativo y social ha ido atribuyendo roles y funciones y modelos relacionales.

Pero en Cristo somos iguales, somos uno, Cristo es el Todo en Tod@s (Gálatas 3:28, Colosenses 3:11, Efesios 2:14-18)

El contexto cultural, educativo y social de cualquier época influye y moldea a sus individuos de una manera muy poderosa, sean cristianos o no. Hay situaciones injustas que sólo pueden ser asumidas mientras luchamos para cambiarlas, si es que deseamos cambiarlas, claro, ese es el caso de la esclavitud con el que los cristianos tuvieron que convivir por siglos, sin que por ello estuvieran de acuerdo con esa práctica con la que desde el cristianismo se luchó históricamente y realizó una determinante aportación para su erradicación.

Vivimos tiempos difíciles, en medio de una sociedad posmoderna y cambiante, que huye de lo establecido y con problemas de aceptación respecto a la autoridad. Una sociedad cuyos valores son cambiantes, entre los que prevalece la autodeterminación del individuo, una forma de endiosamiento frustrante que pone en riesgo la convivencia entre las personas y comunidades o colectivos.

carlos marti

Carlos Martí, pastor evangélico

 

La masculinidad y/o feminidad entendida e interpretada desde una posición de endiosamiento que no suponga un encuentro amable con el otro, además de no ser bíblica, es insana y destruye a la persona y la convivencia, es difícil que reine la paz en un universo con muchos dioses que se sienten con la capacidad de determinar lo que está bien y lo que está mal.

Es de justicia no conformarnos a las desigualdades existentes entre hombre y mujer hoy en día, y pienso que hemos de alzar nuestra voz en favor de aquell@s que no tienen voz, y luchar contra toda desigualdad, en favor de la libertad y la fraternidad. Para ello, hemos de entender que la verdad, además de la opinión de Dios expresada en la Escritura, también es la persona de Cristo, Dios hecho hombre, entre nosotros, el cual dijo de sí mismo “Yo soy el Camino, la Verdad y La Vida, y nadie va al Padre sino es por mí.” 

 

Autor: Carlos Martí Roy, Marzo 2018. El autor es pastor evangélico de la Iglesia Comunidad Cristiana El Camino, de Alcalá de Henares (Madrid).


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