OPINI脫N / por M脕XIMO GARC脥A RUIZ

REFORMA Y TEOLOGIA (Hacia un nuevo paradigma teol贸gico)

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20171025 1

(M脕XIMO GARC脥A RUIZ*, 25/10/2017) | 驴Qu茅 entendemos por teolog铆a? 驴Con qu茅 tipo de teolog铆a nos identificamos? Teolog铆a es un acto de reflexi贸n progresiva que busca conectar al hombre/mujer con Dios. La teolog铆a se hace conjuntamente en la Comunidad cuando se reflexiona sobre Dios/sociedad en el mundo contempor谩neo, extrayendo determinadas conclusiones de esa reflexi贸n. La reflexi贸n teol贸gica siempre procura cambios en el hombre y en la sociedad.

No nos ocupamos en esta ocasi贸n de la teolog铆a sistem谩tica elaborada desde los despachos, seminarios o facultades; nuestro inter茅s se centra en una forma de teolog铆a prof茅tica, desarrollada en el seno de una sociedad en crisis.

Las promesas del mundo moderno no han logrado alterar el cuadro de muerte y miseria que domina el escenario mayoritariamente castigado por la injusticia, el abandono y la corrupci贸n que denominamos tercer y cuarto mundo. Antes bien, esta situaci贸n de injusticia social se acrecienta progresivamente. Los avances de la tecnolog铆a y la comunicaci贸n resaltan a煤n m谩s las contradicciones de una situaci贸n que tiende a deteriorarse cada vez m谩s.

En su implicaci贸n social, los te贸logos radicales llegaron hasta las mismas entra帽as de la protesta contra la explotaci贸n del pueblo y el oscurantismo, ofreciendo perspectivas de un mundo mejor.

De ah铆 la entusiasta participaci贸n de algunos te贸logos protestantes del sector m谩s progresista que cada vez con mayor frecuencia son invitados a participar en foros teol贸gicos, sociales y universitarios en los que se viene dejando una huella testimonial de reflexi贸n evang茅lica prestigiada como contrapeso a las manifestaciones sectarias que se dejan sentir, no s贸lo en algunos p煤lpitos sino en determinados medios de comunicaci贸n.

La reflexi贸n teol贸gica que propiciamos se identifica m谩s con las ra铆ces de la Reforma protestante que con los compromisos hist贸ricos de algunas de las iglesias que surgieron de la Reforma. Lo cierto es que existe un gran paralelismo entre la Reforma del siglo XVI, especialmente la Reforma Radical, y la llamada teolog铆a de la liberaci贸n y otras expresiones teol贸gicas que toman en serio el sufrimiento y las necesidades del mundo actual. La Reforma dio respuestas teol贸gicas y sociales a los problemas y desviaciones de la Iglesia y de la sociedad de su tiempo; y ese es el papel que deben asumir los te贸logos, ll谩mense o no progresistas, de nuestros d铆as, tomando como referencia a ese respecto el referente: la Reforma Radical que llevaron a cabo los anabautistas. En su implicaci贸n social, los te贸logos radicales llegaron hasta las mismas entra帽as de la protesta contra la explotaci贸n del pueblo y el oscurantismo, ofreciendo perspectivas de un mundo mejor.

Precisamente tomando como punto de mira la Reforma, proponemos una relectura de la fe desde el eje central de la Reforma: la justificaci贸n por la fe tal y como queda expuesta en la Carta a los Romanos y como lleg贸 a entenderla Mart铆n Lutero desde el momento en que contrast贸 su decadente fe medieval con la lectura de la Biblia, donde encontr贸 un nuevo paradigma, no ya s贸lo a nivel personal, sino como una oferta universal, solidaria.

Este tipo de experiencia es vital para la teolog铆a protestante. Hay que releer la Biblia desde las demandas de la sociedad actual, pero tomando en cuenta la realidad de la justificaci贸n por la fe, no condicionada a m茅ritos o posicionamientos socio/eclesiales. En otras palabras, la iglesia est谩 llamada a ser un instrumento de transformaci贸n social, liber谩ndose de su hist贸rico compromiso con la clase media burguesa y acomodada para establecer compromisos serios con las clases m谩s desprotegidas.

... la iglesia est谩 llamada a ser un instrumento de transformaci贸n social, liber谩ndose de su hist贸rico compromiso con la clase media burguesa y acomodada para establecer compromisos serios con las clases m谩s desprotegidas.

Una experiencia de esa 铆ndole permite conquistar un nuevo sentido de la dignidad personal y comunitaria, y ayuda a luchar a favor de la justicia social. Un ejemplo importante de lo que decimos es la cada vez m谩s incisiva participaci贸n de cristianos comprometidos en los movimientos sociales en Chiapas, Guatemala, Ecuador, y otros muchos pa铆ses tanto latinoamericanos como africanos, donde comunidades evang茅licas (protestantes) de muy diversa extracci贸n eclesial (tanto de entre las llamadas hist贸ricas como de las emergentes pentecostales), est谩n jugando un papel relevante en la lucha campesina y en la implantaci贸n de un nuevo orden social. Para este tipo de concepci贸n teol贸gica protestante, la iglesia no es una instituci贸n, sino una comunidad. Y desde este punto de arranque se produce una total identificaci贸n con la idea del sacerdocio universal de todos los creyentes, no como funcionarios, sino como testigos.

La teolog铆a protestante con la que queremos identificarnos, se manifiesta sumamente cr铆tica con cierta espiritualidad alienante que se percibe tanto en sectores de la Iglesia cat贸lica como en algunas iglesias evang茅licas, capaces de justificar, aunque nada m谩s sea por omisi贸n y c贸mplice silencio, a los sectores civiles que ejercen opresi贸n social, con una repercusi贸n negativa en los sectores m谩s empobrecidos de la sociedad. Por estos motivos, defendemos una teolog铆a combativa, capaz de fomentar un tipo de espiritualidad comprometida con la justicia social.聽

Autor:聽M谩ximo Garc铆a Ruiz*, Octubre 2017.

(Otros art铆culos de esta misma serie, publicados en Actualidad Evang茅lica, son: El pecado de la equidistancia,聽La Reforma y el Cambio Social,聽La Reforma y el compromiso social,聽La Reforma y el signo de los tiempos,聽Reforma y activismo social,聽La Reforma y la Justificaci贸n por la fe; Reforma: 驴Protestantes, evang茅licos, cat贸licos?, Reforma. El Magnificat, Lutero y la Virgen Mar铆a, Reforma y Palabra de Dios. Inspiraci贸n / Revelaci贸n).

漏 2017-聽Nota de Redacci贸n: Las opiniones de los autores son estr铆ctamente personales y no representan necesariamente la opini贸n o la l铆nea editorial de Actualidad Evang茅lica.

20120929-1*M脕XIMO GARC脥A RUIZ, nacido en Madrid, es licenciado en Teolog铆a por la Universidad B铆blica Latinoamericana, licenciado en Sociolog铆a por la Universidad Pontificia de Salamanca y doctor en Teolog铆a por esa misma universidad. Profesor de Historia de las Religiones, Sociolog铆a e Historia de los Bautistas en la Facultad de Teolog铆a de la Uni贸n聽Evang茅lica Bautista de Espa帽a-UEBE (actualmente profesor em茅rito), en Alcobendas, Madrid y profesor invitado en otras instituciones. Pertenece a la Asociaci贸n de Te贸logos Juan XXIII. Ha publicado numerosos art铆culos y estudios de investigaci贸n en diferentes revistas, diccionarios y anales universitarios y es autor de 21 libros y de otros 12 en colaboraci贸n, algunos de ellos en calidad de editor.

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M谩ximo Garc铆a Ruiz

La creaci贸n de los estados modernos europeos, tal y como los conocemos hoy en d铆a, no hubiera sido posible sin la existencia de la Reforma protestante y su correlato, el Concilio de Trento, tal y como veremos m谩s adelante.

De igual forma, la Reforma no hubiera podido tener lugar, en su inmediatez hist贸rica, sin la existencia del Humanismo y su manifestaci贸n art铆stica y cient铆fica conocida como Renacimiento. Ahora bien, para poder centrar el tema, tenemos que remontarnos a la era anterior, la Edad Media, y poner nuestra mirada inicial, como punto de partida, en la Escol谩stica, el sistema educativo, el sistema teol贸gico que identifica ese per铆odo, as铆 como en el Feudalismo como forma de gobierno y estructuraci贸n social.

Para el escolasticismo la educaci贸n estaba reservada a sectores muy reducidos de la poblaci贸n, sometida a un estricto control de parte de la Iglesia. A esto hay que a帽adir que el sistema social estaba subordinado, a su vez, al ilimitado y caprichoso poder de los se帽ores feudales bajo el paraguas de la Iglesia medieval que no s贸lo controlaba la cultura, sino que somet铆a las voluntades de los siervos, que no ciudadanos, amparada por un r茅gimen considerado sagrado, en el que sus representantes actuaban en el nombre de Dios.

La Escol谩stica se desarrolla sometida a un r铆gido principio de autoridad, siendo la Biblia, a la que parad贸jicamente muy pocos tienen acceso, la principal fuente de conocimiento, siempre bajo el riguroso control de la jerarqu铆a eclesi谩stica. En estas circunstancias, la raz贸n ha de amoldarse a la fe y la fe es gestionada y administrada por la casta sacerdotal.

En ese largo per铆odo que conocemos como Edad Media, en especial en su 煤ltimo tramo, se producir铆an algunos hechos altamente significativos, como la invenci贸n de la imprenta (1440) o el descubrimiento de Am茅rica (1492), que tendr谩n una enorme repercusi贸n en 谩mbitos tan diferentes como la cultura, las ciencias naturales y la econom铆a. En el terreno religioso, la escandalosa corrupci贸n de la Iglesia medieval lleg贸 a tales extremos que fueron varios los pre-reformadores que intentaron una reforma antes del siglo XVI: John Wycliffe (1320-1384), Jan Hus (1369-1415), Girolamo Savonarola (1452-1498), o el predecesor de todos ellos, Francisco de As铆s (1181/2-1226) y otros m谩s en diferentes partes de Europa. Todos ellos, salvo Francisco de As铆s, que fue asimilado por la Iglesia, tuvieron un final dram谩tico, sin que ninguno de esos movimientos de protesta, no siempre ajustados por acciones realmente evang茅licas, consiguiera mover a la Iglesia hacia posturas de cambio o reforma.

No era el momento. No se daban los elementos necesarios para que germinaran las proclamas de estos aguerridos profetas, cuya voz qued贸 ahogada en sangre. El pueblo estaba sometido al poder y atemorizado por las supersticiones medievales; las 茅lites eran ignorantes y no estaban preparadas para secundar a esos l铆deres que, como Juan el Bautista, terminaron clamando en el desierto, a pesar de que su mensaje, como las melod铆as del flautista de Hamelin, consiguiera arrastrar tras de s铆 algunos centenares o miles de personas. 驴Cu谩l fue la diferencia en lo que a Lutero se refiere? La respuesta, aparte de invocar aspectos transcendentes conectados con la fe de los creyentes es, desde el punto de vista hist贸rico, sencilla y, a la vez, complicada; hay que buscarla, entre otras muchas circunstancias hist贸ricas, en el papel y en la influencia que ejercieron el Humanismo y el Renacimiento. Existen otros factores, sin duda, pero nos centraremos en estos dos.

Identificamos como Humanismo, al movimiento producido desde finales del siglo XIV que sigue con fuerza durante el XV y se proyecta al XVI, que impulsa una reforma cultural y educativa como respuesta a la Escol谩stica, que continuaba siendo considerada como la l铆nea de pensamiento oficial de la Iglesia y, por consiguiente, de las instituciones pol铆ticas y sociales de la 茅poca. Mientras que para la educaci贸n escol谩stica las materias de estudio se circunscrib铆an b谩sicamente a la medicina, el derecho y la teolog铆a,聽 los humanistas se interesan vivamente por la poes铆a, la literatura en general (gram谩tica, ret贸rica, historia) y la聽 filosof铆a, es decir, las humanidades. Con ello se descubre una nueva filosof铆a de la vida, recuperando como objetivo central la dignidad de la persona. El hombre pasa a ser el centro y medida de todas las cosas.

La corriente humanista da origen a la formaci贸n del esp铆ritu del Renacimiento, produciendo personajes tan relevantes como, Petrarca (1304-1374) o Bocaccio (1313-1375), Nebrija (1441-1522), Erasmo (1466-1536), Maquiavelo (1469-1527), Cop茅rnico (1473-1543), Miguel 脕ngel (1475-1564), Tom谩s Moro (1478-1535), Rafael (1483-1520), Lutero (1483-1546), Cervantes (1547-1616), Bacon (1561-1626), Shakespeare (1564-1616), sin olvidar la influencia que sobre ellos pudieron tener sus predecesores, Dante (1265-1321), Giotto (1266-1337), y algunos otros pensadores de la 茅poca. Estos y tantos otros humanistas, unos desde la literatura, otros desde la filosof铆a, algunos desde la teolog铆a y otros desde el arte y las ciencias, contribuyeron al cambio de paradigma filos贸fico, teol贸gico y social, haciendo posible el tr谩nsito desde la Edad Media a la Edad Contempor谩nea, per铆odo de la historia que algunos circunscriben al transcurrido desde el descubrimiento de Am茅rica (1492) a la Revoluci贸n Francesa (1789).

El Renacimiento se identifica por dar paso a un hombre libre, creador de s铆 mismo, con gran autonom铆a de la religi贸n que pretende mantener el monopolio de Dios y el destino de los seres humanos. El Humanismo y el Renacimiento se superponen, si bien mientras el Humanismo se identifica espec铆ficamente, como ya hemos apuntado, con la cultura, el Renacimiento lo hace con el arte, la ciencia, y la capacidad creadora del hombre. El Renacimiento hace referencia a la civilizaci贸n en su conjunto.

En resumen, el Humanismo es una corriente filos贸fica y cultural que sirve de caldo de cultivo al Renacimiento, que surge como fruto de las ideas desarrolladas por los pensadores humanistas, que se nutren a su vez de las fuentes cl谩sicas tanto griegas como romanas. Marca el final de la Edad Media y sustituye el teocentrismo por el antropocentrismo, contribuyendo a crear las condiciones necesarias para la formaci贸n de los estados europeos modernos. Una 茅poca de tr谩nsito en la que desaparece el feudalismo y surge la burgues铆a y la afirmaci贸n del capitalismo, dando paso a una sociedad europea con nuevos valores.

Visto lo que antecede, estamos en condiciones de juzgar la influencia que este cambio de ciclo hist贸rico pudo tener en la Reforma promovida por Lutero en primera instancia, secundada por Zwinglio, Calvino, y otros reformadores del siglo XVI, y valorar de qu茅 forma estos cambios contribuyeron a la formaci贸n de los modernos estados europeos.

Pero 茅ste ser谩 tema de una segundan entrega.