DESCENDIENTE DEL FUNDADOR DEL BANCO GALLEGO

Murió Miguel Crispín Pérez Triviño alias 'el Michi', un icono del boom de la heroína

( 2 Votos )
a / A
Larger Font Smaller Font

El hoy pastor evangélico, Valentín López, del Centro Cristiano de Santiago, vinculado a las Asambleas de Dios (FADE), recuerda su amistad con él, cuando compartían afición por las drogasy hasta la actualidad. “Era un buen tío”, nos dice, “le prediqué el Evangelio”.

20141205-2
"Michi" (izq.), jundo a su hermano mayor Alejo, en una fotografía de archivo / El Correo Gallego

(S. COMPOSTELA, 05/12/2014) Tenía 62 años y mantenía a raya su adicción a la heroína con metadona. Perteneció a una familia poderosa de Santiago de Compostela, siendo tataranieto del fundador del Banco Gallego –hoy Banco Sabadell-Gallego--, Olimpio Pérez.

Hoy, la prensa compostelana apenas le dedicaba un par de líneas al suceso, y no precisamente en las páginas de “sociedad”, o “economía”. La heroína hizo estragos, no solo en él, sino en todo el clan familiar de los Pérez Triviño, cobrándose la vida de varios de los nueve hermanos de Michi, y condenándoles al estigma y al olvido de sus vecinos. En el Tanatorio, tan solo un puñado de incondicionales le velaban, y una de sus hermanas la única representante de la familia. Y un amigo: el pastor evangélico Valentín López, del Centro Cristiano de Santiago, vinculado a las Asambleas de Dios en España (FADE).

“Lo conocí muy bien. Nos pinchamos muchas veces juntos con la misma jeringuilla. Era un gran amigo”, nos dice el pastor López, quien tras su paso por un centro de rehabilitación cristiano y su conversión a Cristo, llegó a ser pastor evangélico, pero sin olvidarse de sus orígenes.

“A Michi le prediqué muchas veces; y vino varias veces a la Iglesia. Era muy respetuoso”, dice López. “A principios de los 90 le enviamos a Centro Reto (un centro de rehabilitación cristiano)… en Valladolid, si no recuerdo mal. Estuvo apenas unos días. Ahora se trataba con metadona”.

La historia de Michi es para una novela, sin duda, y para una película de Hollywood… “Hace unos años le grabamos un vídeo a pedido de una Universidad estadounidense”, recuerda López. “Allí contó aspectos de su vida con las drogas, la delincuencia y la marginación, muy impactantes”.

20141205-2a
El pastor evangélico Valentín López (derecha), junto a su amigo Michi, en una imagen reciente

EL BOOM DE LA HEROÍNA EN LOS 80

Como sucedió en muchas familias de clase acomodada, Michi y sus hermanos se dejaron atrapar por la novedad y el esnobismo de las drogas en los inicios de la democracia, al frescor de los aires de libertad tras el final de la dictadura de Franco, cuando miles de jóvenes españoles “galoparon a caballo[1] de la heroína”.

Alejo, el mayor de los hermanos Pérez Triviño, y al que Michi estuvo muy unido, fue el primero en iniciarse en la delincuencia. Empezó su carrera delictiva atracando un restaurante que tenía su padre ('Trece Pinos'), un poco más allá del Milladoiro. Los camareros lo identificaron. Con el tiempo consiguió hacerse con un nombre y un “prestigio” en el mundo del hampa.

En el año 89, Alejo murió de sobredosis en el Hospital Provincial, en condiciones no  aclaradas. Años más tarde, Michi confesaría que fue él quien le llevó la dosis letal a su hermano, a pedido de éste.

UNA FAMILIA DE LA ALTA SOCIEDAD

La familia Pérez Triviño es sobradamente conocida en Compostela, donde residió siempre, concretamente en Ramírez, excepto unos años que pasó en el Sur peninsular, zona a la que Miguel y su mujer, Dolores, decidieron trasladarse, según algunas fuentes, para alejar a sus diez hijos --Alejo, Marinela, Jorge, María Lola, Gonzalo, Miguel, Marta, Antonio, María y Rosiña--, de las malas compañías.

El padre fue un empresario reconocido y miembro de una saga que fundó, entre otros negocios, el banco Olimpio Pérez (más tarde Banco Gallego, Nova Caixa Galicia y hoy Banco Sabadell/Gallego).

Fallecidos ya hace algunos años, Miguel y Dolores ya no tienen que pasar este trago amargo, aunque en su día sí tuvieron que sufrir las muertes del mayor de sus vástagos, Alejo, su hija menor, Rosiña, y de una de sus nietas, Susana, todos víctimas de las drogas. Isaac, asesinado en Vigo en julio de 2006, fue otro eslabón en la trágica cadena de sucesos que afectaron a esta familia, que a ojos de sus vecinos “lo tenía todo”.

Hombre de pocas palabras, el padre de los Triviño sufría en silencio. Alguna vez le tiene negado el saludo a Alejo, pero también a Miguel (“Michi”), uno de sus hijos preferidos.

20141205-2b

Casa de acogida de la Asociación Reto a la Esperanza en Portiño (A Coruña)

HISTORIA DE LOS CENTROS CRISTIANOS

La de Michi es la “crónica de una muerte anunciada”. La muerte de un icono del boom de las drogas; de una “leyenda” que nos recuerda el “genocidio silencioso” que produjo la heroína en las últimas tres décadas en nuestro país, y que aún mantiene latente y agazapada su amenaza.

También es la historia de los centros de rehabilitación cristianos –REMAR, RETO, BETEL, etc.--, “brazos de Dios” tendidos a aquellos que ya habían perdido toda esperanza y que, como sucedió al pastor Valentín López, encontraron en su ayuda desinteresada y gratuita una nueva oportunidad y una nueva vida en Jesucristo.

Fuente: El Correo Gallego, Actualidad Evangélica / Jorge Fernández

[1] “Caballo” es el nombre que en la jerga de los adictos se aplica a la heroína.