ARQUEOLOGÍA
Hallado en el Reino Unido el esqueleto de un esclavo con un clavo en el talón que evidencia que fue crucificado
La Universidad de Cambridge considera que “es la mejor evidencia física de aquella práctica en el mundo romano”
Talón atravesado por un clavo, restos de la crucifixión de un esclavo en Cambridgeshire.
(REINO UNIDO, 10/12/2021) Entre los 48 cuerpos hallados en noviembre de 2017 en la localidad de Fenstanton, en el condado de Cambridgeshire (Reino Unido), se encuentra uno catalogado como “Esqueleto 4926”.
Ahora la revista British Archaeology ha revelado que esta persona fue crucificada hace unos 1.900 años y que incluso se conserva el clavo que atravesó su talón derecho, lo que lo convierte, según los expertos, “en la mejor evidencia física de una crucifixión en el mundo romano”. Se trata, además, de uno de los escasos torturados de los que se conserva la chaveta metálica puntiaguda que atravesó su pie, porque estas piezas de hierro eran sustraídas tras la cruel muerte del reo al considerarse que portaban propiedades mágicas o curativas.
Según los arqueólogos de la Universidad de Cambridge que estudiaron el esqueleto, éste correspondería a un hombre de entre 25 y 35 años que fue enterrado tras su muerte en un féretro de madera de roble, algo sumamente inusual porque se trataba de un condenado a muerte por las autoridades de Roma. Además, los expertos creen que este desdichado pasó su vida como un simple esclavo, ya que los huesos de sus espinillas se muestran extremadamente desgastados, “como si hubiese llevado permanentemente cadenas”, aseveran.
El radiocarbono ha fechado la muerte de este hombre entre el 130 y el 360 d. C.
EL MARTIRIO DE LA CRUCIFIXIÓN
El martirio de la crucifixión, según J. Gunnar Samuelsson, del Departamento de Historia de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), fue ideado por los persas, adoptado por los cartagineses y copiado por los romanos después de derrotar a los púnicos. Se llevaba a cabo en plazas, espacios públicos y vías para que sirviese de ejemplo a quienes pretendiesen violar la legalidad. Se reservaba solo para “enemigos, criminales, rivales y esclavos y no se aplicaba a los elementos más elevados de la sociedad romana”, sostiene Samuelsson.
Se tiene constancia también de que una de la representaciones más crueles y despiadadas de este suplicio se llevó a cabo en la Via Apia, en Roma, tras la rebelión del esclavo Espartaco, cuando se llegó a asesinar a más de 6.000 personas en el 71 a. C.
La muerte de los reos se producía principalmente por asfixia. El condenado, después de ser atado o clavado al poste mortal, sufría pronto dificultades para espirar, un doloroso proceso que le impedía eliminar el CO2 de sus pulmones (hipercapnia), mientras que el oxígeno también le escaseaba en escasos minutos. El crucificado, en un intento desesperado de llevar a cabo el proceso de inspiración, se apoyaba en los pies, con lo que el dolor aumentaba en sus extremidades y se incrementaba la agonía. Si el verdugo se apiadaba de él, le rompía las piernas para que la muerte fuera más rápida.
El emperador Constantino acabó con esta atroz práctica de ejecución aproximadamente en el año 337 después de Cristo.
LA IMPORTANCIA DEL HALLAZGO
Ingham, director de proyectos de la consultora que realizó la excavación, la Albion Archaeology, declaró el pasado miércoles al periódico The Guardian: “Sabemos bastante sobre las crucifixiones, cómo se practicaban y dónde gracias a los relatos históricos. Sin embargo, esta es la primera evidencia tangible para ver realmente cómo funcionaban”.
Esqueleto del hombre, de entre 25 y 35 años, crucificado en Cambridgeshire. ADAM WILLIAMS
La importancia del hallazgo radica también en que es el único con evidencia física encontrado en el norte de Europa, el cuarto del mundo, aunque en dos de estos casos no se hallaron los clavos. El más conocido se produjo en Jerusalén (Israel) en 1968 durante unas obras. El clavo tenía la misma posición que el del caso británico, aunque estaba peor conservado.
>> Leer la nota completa en ELPAIS.COM
Fuente: ELPAIS.COM (Vicente G. Olaya) / Edición: Actualidad Evangélica
Muerte en la cruzLa crucifixión era el castigo para los esclavos que atentaban contra la vida de sus amos y los que participaban en rebeliones. Además de todos aquellos que no eran ciudadanos romanos, como Jesús. "Aún en vida, en la cruz, las aves rapaces ya empezaban a comerse a los condenados. Tres o cuatro días después, la carne de este individuo, pudriéndose, caía de la cruz y los perros y otros animales terminaban de hacer el trabajo", contextualiza el historiador André Leonardo Chevitarese, del Instituto de Historia de la Universidad Federal de Río de Janeiro. "Los detalles del castigo están confirmados por las costumbres romanas y por documentos históricos: los condenados eran atados o clavados al andamio con los brazos extendidos y levantados sobre el mástil vertical ya fijado", explica el politólogo, historiador especializado en Medio Oriente y escritor italiano, Gerardo Ferrara, de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, en Roma. Ferrara, por su parte, cree que "la agonía de Jesús no duró más de unas pocas horas,
|