EN PERSPECTIVA / por Juan Manuel Quero

Cuando la misi贸n de Dios se ve borrosa

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20150723-3

(JUAN MANUEL QUERO, 23/07/2015) | Me preocupa la forma en la que para muchos la misi贸n de Dios se ha hecho borrosa, pues cuando esto ocurre, en poco tiempo, lo que se ve como nublado, como una silueta amorfa, finalmente se convertir谩 como algo que no tiene sentido. Esto ocurri贸 a lo largo de la historia del cristianismo, cuando hombres y mujeres comenzaron a descuidar su visi贸n, contrayendo as铆 una enfermedad ocular. Al igual que los ojos f铆sicos pueden afectarse por un buen n煤mero de enfermedades, tambi茅n ocurre esto con los ojos espirituales, con los 煤nicos que se puede ver la misi贸n de Dios.

Tenemos muchos ejemplos tanto en la Biblia como en fuentes extrab铆blicas, que tambi茅n quedaron en los anales de la historia del cristianismo, donde la falta de visi贸n hizo que las mismas instituciones y denominaciones, entraran en declive.

Al igual que los ojos f铆sicos pueden afectarse por un buen n煤mero de enfermedades, tambi茅n ocurre esto con los ojos espirituales, con los 煤nicos que se puede ver la misi贸n de Dios

La misi贸n de Dios requiere la visi贸n del hombre. Si nos movi茅ramos por terrenos teol贸gicos llegar铆amos --a pesar de la profundidad en la que buce谩semos--, con la realidad de la gracia de Dios ante la fe del hombre: misi贸n y visi贸n; gracia y fe. Es聽 la acci贸n perfecta de Dios, que con respecto al mundo, en Cristo, es redentora, salvadora, perdonadora y liberadora; frente al reconocimiento del creyente, que reconoce esa misi贸n, y obedece a pesar de los recursos humanos, o de la limitada din谩mica social o humana, por entender que la gracia de Dios es suficiente.

Son muchos los motivos que pueden generar una patolog铆a en la visi贸n: la religiosidad o la hipocres铆a espiritual; la permisividad ante todo lo contrario a la misi贸n; la falta de piedad y/o relaci贸n personal con Dios; la desidia; la insensibilidad ante la necesidad espiritual de las personas, etc. Al final se forma una especie de 芦catarata ocular禄, o de pronto surge un 芦desprendimiento de retina禄 que produce una p茅rdida de la visi贸n para poder seguir la misi贸n de Dios.

Me preocupa mucho que esto est茅 ocurriendo ya muy cerca de nosotros, incluso a nivel institucional, pues si bien, lo hemos podido constatar en diferentes personas, el problema se hace muy serio cuando es institucional. Esto es, cuando los dirigentes, los que gu铆an, se pueden convertir en ciegos gu铆as de ciegos. Como dir铆a Christopher Wright[1] en su libro la Misi贸n de Dios, esta 芦misi贸n禄 ha de ser incluso una perspectiva hermen茅utica de la Biblia. Si leemos la Biblia sin esa visi贸n hermen茅utica que delinea todo el mensaje b铆blico, podemos llegar a interpretaciones err贸neas. Algo muy preocupante, pero que tiene cura.

Es verdad que una catarata ocular no se forma de la noche a la ma帽ana, y que el motivo m谩s com煤n es el envejecimiento. Pero los creyentes, y m谩s las mismas iglesias, instituciones, denominaciones, y organizaciones han de procurar que haya una renovaci贸n聽 constante.

La misi贸n en el Reino de Dios, no tiene nada que ver, con la misi贸n del reino de la corrupci贸n en el que vivimos. Los recursos no se miden igual. Si se midieran de la misma forma estar铆amos siendo arrastrados por las pol铆ticas imperfectas e injustas de nuestra sociedad. Si fuese as铆, tendr铆amos tambi茅n burbujas de religiosidad, con bonitos proyectos de evangelizaci贸n, de labor social, de educaci贸n, e incluso de adoraci贸n; pero, ser铆an eso, burbujas, que tarde o temprano explotar铆an produciendo un gran perjuicio.

Nuestra tierra est谩 desangr谩ndose por los efectos de la injusticia, del pecado, de las burbujas econ贸micas, religiosas, y de todo tipo. Es tiempo de ver con claridad la misi贸n de Dios.

La misi贸n de Dios, en su reino, es de poder en medio de la necesidad. Cuando m谩s crisis social, pol铆tica o incluso religiosa, pueda existir, es cuando la misi贸n de Dios requiere mayor inversi贸n para obedecer a la visi贸n que nos presenta Dios. La econom铆a del reino de Dios no depende de las econom铆as sociales; los recursos son muy diferentes. El reino de Dios no se mide por los ahorros bancarios; por modas sociales o pol铆ticas; ni siquiera el reino de Dios depende de personas especiales; sino que depende Dios. Es su misi贸n, la que este mundo necesita, y ante la que su pueblo ha de ser obediente. Sus hijos han de compartir esa visi贸n, con ilusi贸n, pues esta traer谩 unidad, y generar谩 todos los recursos necesarios para cumplir lo que Dios nos pide.

S铆, estoy preocupado, porque escucho predicamentos, de filas prestigiosas de nuestro propio pueblo, que parecen indicar que hay p茅rdida de visi贸n. No me refiero a que haya una secularizaci贸n de lo espiritual frente a las demandas sociales, mi preocupaci贸n es que haya una secularizaci贸n sin m谩s, sin nada espiritual detr谩s, o con un suced谩neo religioso. 聽Hacer 芦la vista gorda antes esto禄 es ser c贸mplices de algo que debemos evitar.

Cuando el pueblo de Dios, en tiempos de Malaqu铆as, comienza a recortar tanto la calidad de sus diezmos como las mismas ofrendas que ten铆an que ser dadas a Dios, debido a la crisis econ贸mica, es cuando Dios por medio del profeta reta a ser fieles, a probarle, para que vieran como 茅l pod铆a abrir las ventanas de los cielos y derramar bendici贸n sobreabundante[2].

El reino de Dios se compone de hombres y mujeres pecadores, que fallamos, y que somos d茅biles; pero que nos levantamos, y que nos esforzamos en seguir la visi贸n de Dios, independientemente de nuestros recursos, o de la correspondencia en intereses personales que podamos tener o dejar de tener. Es ah铆, en esa fe, que 芦todo lo podemos禄, y que entonces somos fuertes.

La luz brilla en medio de las tinieblas. Nuestra tierra est谩 desangr谩ndose por los efectos de la injusticia, del pecado, de las burbujas econ贸micas, religiosas, y de todo tipo. Es tiempo de ver con claridad la misi贸n de Dios. Se necesitan hombres y mujeres valientes que vean la 芦tierra de Canaan禄 --con toda su corrupci贸n y con toda su crisis--, como una oportunidad, para que en la gracia de Dios, sea tomada por fe, para redimir, rescatar y liberar.

QUERO

Necesitamos lavar nuestros ojos, para ver. Necesitamos que Dios toque nuestros ojos, y caigan esas escamas, que no nos dejan ver; como ocurri贸 con el ap贸stol Pablo.聽 En estos momentos es importante que recibamos el mismo consejo que fue dado a la iglesia en Laodicea[3], para reconocer la falta de visi贸n, y lavar nuestros ojos con ese colirio, que implica humildad, para reconocer que no es con ej茅rcito ni con espada, sino con el Esp铆ritu de Dios[4]. Este es el 煤nico colirio que nos permitir谩 tener la visi贸n de la misi贸n de Dios; terapia de aplicaci贸n urgente para estos d铆as que vivimos.


[1] Christopher Wright. La Misi贸n de Dios. Ediciones Certeza Unida, Buenos Aires, 2009, pp. 41-58.

[2] La Biblia, Malaqu铆as 3:10.

[3] La Biblia, Apocalipsis 3:18.

[4] La Biblia, Zacar铆as 4:6.

Autor: Juan Manuel Quero

漏 2015. Este art铆culo puede reproducirse siempre que se haga de forma聽gratuita聽y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANG脡LICA. Las opiniones de los autores son estr铆ctamente personales y no representan necesariamente la opini贸n o la l铆nea editorial de Actualidad Evang茅lica.

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