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José Grau, teólogo protestante

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GUILLEM CORREA, 29/01/2014 | La historia, la buena historia, está protagonizada por hombres y mujeres que viven su propia vida desde la generosidad. Son personas que se consagran a sí mismas a vivir y a encarnar la fe o los ideales de la colectividad a la que pertenecen. De esta manera hacen posible pequeños o grandes cambios entre los suyos que acaban teniendo, como consecuencia, impacto en el resto de la sociedad.

Son personas que han dejado de ser sólo suyas para formar parte de todos nosotros. Su historia acaba siendo la nuestra. Una historia que nos demanda, a todos y a todas, poner su vida por escrito para que siga formando parte de nuestra memoria. De la memoria colectiva de propios y ajenos.

Es el tesoro de la memoria.

Una memoria que consiste en recordar, en todos los aprendizajes, a aquellos de quienes somos deudores.

Es el tesoro del alumno que recuerda que el mérito no es suyo, sino de su maestro.

Una de estas personas, que con su vida ha hecho historia entre nosotros y más allá de nosotros, es Josep Grau: Teólogo protestante.

Y digo teólogo para remarcar una de las facetas de este hombre poliédrico. Porque, lo miremos por donde lo miremos, siempre destaca: editor, escritor, predicador, maestro y, por encima de todo, hombre de Iglesia.

Hoy, cuando recordamos que acaba de pasar a la presencia del Señor, necesitamos redescubrir este hombre de Iglesia que es patrimonio común.

De mis aprendizajes y de mi recuerdo de Josep Grau sobresale su compromiso con la Iglesia de Jesucristo y su rigor intelectual.

Su compromiso:

Compromiso con Jesús y con sus aprendizajes de Jesús.

Su compromiso con Jesús, como hombre de Iglesia, le llevó a arriesgarse  durante el tiempo de la dictadura franquista. No hay que olvidarlo. O, como hombre de Iglesia, le llevó a hacer trabajo de base, yendo de casa en casa predicando el mensaje cristiano.

Como también le llevó a escribir todos los libros que pudo y a defender sus ideas sin rehuir la polémica teológica, si lo exigía el guión.

Su rigor intelectual:

Hacía los deberes cuando se pedía su colaboración.

A modo de ejemplo puedo aportar un testimonio.

Cuando le pedí que prologara uno de mis libros lo tomó muy en serio. Al cabo de unos días, cuando ya había leído el texto que le había entregado, me llamó para que fuera a hablar con él. Quería perfilar algunos de los contenidos de mi escrito.

Al terminar la conversación le pregunté sobre la razón de su rigor intelectual. Me respondió, en sus palabras, poniendo en valor la necesidad de ser coherentes: Coherencia de vida, coherencia bíblica y coherencia teológica.

Y seguramente ésta es una de las claves para interpretar la vida y el ministerio de José Grau.

Un cristiano coherente que nos ha regalado su vida como testimonio de la vitalidad permanente del mensaje de Jesús.

Autor: Guillem Correa

© 2014. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA. Las opiniones de los autores son estríctamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.

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