EN PERSPECTIVA

La LOMCE y nuestro sistema educativo

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El ministro José Ignacio Wert, autor de la LOMCE

(JUAN MANUEL QUERO, 24/09/2013) | La nueva ley de enseñanza, conocida como LOMCE o Ley Wert, tendría que llamarse mejor por el segundo nombre que no por el primero, pues difícilmente se puede entender que esta sea una Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, como las siglas y su contenido dan a entender.

Escuchar a los Ministros de Educación y de Hacienda como intentan crear una defensa que dé base  a esta  nueva ley de enseñanza, me produce cierta ictericia. Siempre he creído que una reforma de unos de los pilares sociales como es la enseñanza, no puede ser el resultado de restricciones presupuestarias.

En tiempos de crisis es cuando más hay que invertir en educación, pues hemos de analizar renovar, reconvertir, potenciar, etc. Con esto no digo que en este análisis no se afinen mejor los criterios de distribución de recursos, pero no en menoscabo de una enseñanza efectiva.

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Recientemente tuve una entrevista de trabajo, con un profesor de la Facultad de Geografía e Historia, que además forma parte de la Junta de Gobierno en la Universidad de las Palmas. En la conversación que tuvimos, no pudimos evitar el tema de todo el proceso elaborado según el «Pacto de Bolonia», así como todo lo expuesto en la LOMCE. Coincidíamos en que parecían estar en la base, solamente intereses crematísticos,-- al menos de nuestro gobierno, el de España--, y que los perjuicios que han surgido y seguirán desarrollándose ya son muy evidentes.  Si sigue la tónica marcada por este gobierno, la universidad, será menos universidad, y la facultad quedaría bastante envejecida, ya que la incorporación de nuevos profesores, a pesar de las muchas jubilaciones, se restringe de forma muy significativa.

La universidad, se supone que lo es, porque la enseñanza es universal, abierta a todos, y con la calidad necesaria; pero las becas dejan de ser asequibles a muchos de los estudiantes que las recibían, no teniendo opción, más que a abandonar.  El «Pacto de Bolonia» que exige una atención más personalizada y pragmática, se contradice, con las vías que crea el gobierno español. El número de alumnos por profesor se triplica, y este tipo de docencia se hace mucho más complicada. Algunas Universidades, por iniciativa de algunos profesores, llegan incluso a tener algunos departamentos que a modo de ONG intentan ayudar a los estudiantes para acceder a los estudios. Muchos son los ejemplos que se podrían poner, al respecto.

En la LOMCE lo que más me llama la atención, entre otras cuestiones, es la forma en la que se trata el «fracaso escolar», evaluándolo en rango económico, --lo que le cuesta al Estado--, y eliminando por derivaciones diversas a los alumnos que serían clasificados como inferiores para poder continuar los estudios necesarios. A esto se tendrían que añadir otros temas que hacen de esta ley una especie de misil. Parece primar que lo importante es acabar con lo que el gobierno español puede considerar un obstáculo para su propia ideología. Lo cierto es que  la sociedad española,  se convierte progresivamente, en una nación polarizada por los que tienen mucho, frente a los que no tienen posibilidades. Todos debemos tener las mismas prerrogativas, para ejercer como personas en una sociedad libre, no solamente en la teoría, sino en las acciones legislativas y administrativas de nuestro país. Esto último parece que la LOMCE lo deja muy bien sentado en sus primeros artículos, pero en los siguientes esto se va relativizando.

Se da mayor poder a la dirección de los centros, o mejor dicho al director. Esto, dependiendo de quién esté allí, podría ser pernicioso, convirtiéndose en un retroceso, que rompe con consensos adecuados. Se flexibilizan los criterios, lo que aparece algo más adecuado para estudiar diversas situaciones; pero volvemos a lo mismo, la flexibilidad también puede dar oportunidad a que se pueda manipular todo con mayor facilidad, si no hay una instrumentalización adecuada donde puedan intervenir todas las partes necesarias. Además, se crean filtros y, como dice la ley literalmente, «pasarelas» para sacar al alumno de una disciplina a otra.

Juan Manuel Quero MorenoLa renovación educativa a fuerza de decretazos, no creo que sea, de base, algo correcto. Un pilar social como este, no solamente requiere un alto consenso de los grupos políticos, sino que sobre todo, ha de ser competencia más directa, de la comunidad educativa.

Hace poco, recibía un correo de un alumno de la Universidad Politécnica de Madrid, preocupado por la precaria metodología que existe en la forma de enseñar en esta Universidad. Me remitía un trabajo analítico de esta problemática, haciendo ver cual debe ser el camino a seguir, y que comparto a pie de página [1].  Creo que esto también es un ejemplo de lo que es necesario. Tanto alumnos como profesores, han de tomar la iniciativa, para analizar, proponer y realizar los cambios necesarios, para que los centros educativos, no estén en manos de gente caprichosa, aunque esta forme parte de juntas directivas de algunos ámbitos docentes.


[1] http://media.wix.com/ugd/303f65_326f5b313027426ace9277d76829c4d9.pdf

Autor: Juan Manuel Quero

© 2013. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA

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