SOCIOLO-AL-DÍA

Decirlo todo, enseñarlo todo, opinar de todo

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(JONATÁN POZO, 19/09/2013) | Hay personas que dicen todo lo que les pasa por la mente. Divulgan todos los lugares en los que han estado. Exhiben a su familia, a sus amigos, a sus mascotas. Convierten en público todo lo privado: su casa, sus celebraciones, sus vacaciones, sus logros… Opinan de todo con la superficialidad y velocidad que imprime el mundo digital. Tienen tanta presencia en la Redes Sociales que no deben tener tiempo para otras cosas.

A veces me da miedo entrar en las Redes Sociales porque encuentro a algunos amigos a los que no reconozco en el medio virtual. Son de los que lo dicen todo, lo enseñan todo y opinan de todo… Cuando me pasa esto siento vergüenza ajena, y dejo de estar interesado en cultivar nuestra amistad.

Algunos de ellos son  auténticos coleccionistas de amigos, no sé si por una necesidad exacerbada de ser el centro de atención, o dominados por la necesidad de controlar las vidas de otros, que están omnipresentes en la Red. Gente hiper-conectada con todo y con todos, pero quizás terriblemente solos.

"Creo que se nos olvida que en las Redes la conversación privada se convierte en pública, y que ciertas imágenes, opiniones o vinculaciones pueden tener un impacto negativo en nuestra “reputación online”, o en la de otros"

Creo que se nos olvida que en las Redes la conversación privada se convierte en pública, y que ciertas imágenes, opiniones o vinculaciones pueden tener un impacto negativo en nuestra “reputación online”, o en la de otros.

Sin ir más lejos, si estás buscando trabajo, es posible que quien esté realizando el proceso de selección esté interesado en conocerte más allá del curriculum o la entrevista. ¿Qué encontrará de ti en las Redes? ¿Qué se dice de ti? ¿En qué fotografías estás etiquetado? Piénsalo, es una práctica común, sobre todo para ciertos perfiles profesionales.

Cuanto más tiempo dedicas a cuidar tu perfil virtual, a estar al corriente de todo lo que les pasa a los “amigos”, menos tiempo te queda para las personas reales que están a tu lado.

El domingo paseaba con mis hijos por un parque. Nos detuvimos cerca de un banco en el que estaban sentados seis jóvenes. Vimos cómo cinco de ellos tenían el móvil en la mano y, en lugar de comunicarse con sus amigos presentes, estaban intercambiando mensajes con sus amigos ausentes, de la Red. Pensé: ¿Conocerá alguno de ellos la situación del amigo que tiene a su lado? ¿Sabrá cuáles son sus alegrías y sus penas? ¿Sabrá lo que es una relación de amistad profunda, o una comunicación sincera? ¿Habrá experimentado alguna vez la empatía con él?

Evidentemente seguiré estando presente en las redes sociales. Para mí son útiles para mantener el contacto con personas que están geográficamente lejos, con las que quiero mantener el vínculo que se forjó en el ámbito de lo real. Pero la importancia, y por tanto el tiempo que las Redes ocupan en mí vida, es mínimo. Prefiero vivir y disfrutar la realidad con las personas reales, sobre todo con mi familia, que es con quien comparto los momentos más íntimos, antes que malgastar el tiempo siguiendo a tal o cual persona, o manteniendo una presencia constante en el mundo de lo virtual.

Permíteme algunas sugerencias:

Si estás demasiado en el ámbito de lo virtual, tal vez sea porque el ámbito de lo real no esté bien. ¿Te sirve para crecer como persona? Piénsalo.

Autor: Jonatán Pozo

© 2013. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.

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