BUEN FIN DE SEMANA
Simple
CRISTIAN FRANCO, 04/01/2013 | Algunas frases que pensé mientras pensaba qué pensamientos escribir al comenzar 2013:
“Un nuevo año da la sensación de ofrecer nuevas oportunidades. Una página en blanco para volver a empezar. Y tal vez lo sea. Sin embargo, un cambio de calendarios y agendas no es nada en sà mismo. Se necesita algo más: decisiones sostenidas y acciones perseverantes. Y tal vez un cambio de direcciónâ€.
“¿Y si nos riéramos más de nosotros mismos?â€.
“A veces me gustarÃa saber qué harÃan los ‘grandes’ de nuestro mundo si se los invitara a dejar su lugar de comodidad –pedestal, púlpito, micrófono, cámara, trono, pluma– para servir al prójimo (los ‘necesitados’ y ‘humildes’ de nuestro mundo, esos que no salen por TV ni cuentan para las estadÃsticas) por unos dÃas sin que nadie más (ni menos) que los destinatarios de su servicio los vieran, ni tampoco hubiera recompensa o premio a cambio de ello. A lo mejor conocerÃamos a la persona detrás del personaje. O noâ€.
“Este año quisiera ser más simple. No mediocre ni tonto. Sencillamente alguien que en medio de las complejidades propias de la vida logre distinguir lo que vale de lo que noâ€.
“Una de las barreras para el consenso y la construcción de la paz es el fanatismo. Sea polÃtico, religioso, nacional, deportivo. El fundamentalista no conversa, convierte. No dialoga, divide. En su inseguridad solo quiere imponer su agenda y manera de pensar/creer. La persona convencida, por contraste, no tiene miedo de compartir ni debatir. Incluso está abierta al cambio. Lo llamativo es que en Occidente abundan fanáticos, escasean convencidos y sobran indiferentesâ€.
“Escuché que alguien desdeñaba a las personas que se la dan de sabelotodas. Y me sumé a su desdénâ€.
“Por su desgaste, hay palabras y términos que prefiero no utilizar. Si lo hiciera, quienes me lean o escuchen pensarÃan algo diametralmente opuesto a lo que deseo comunicar. En relación a la vida y la fe me sucede todo el tiempo. Por eso, de una época a esta parte decidà echar mano de la maravillosa amplitud de nuestro idioma, intentando evitar lugares comunes, expresiones obvias y giros trasnochadosâ€.
“No me quiero acostumbrar a ver seres humanos revolviendo la basura en busca de comida. No quiero dar por sentado que la pobreza es parte obligada del paisaje. No quiero olvidar mi compromiso con el prójimoâ€.
“¿Por qué voy a perder mi tiempo lamentándome por lo que no resultó o aquello que no pudo ser? Mejor aprender, considerar qué se podrÃa mejorar y, en ocasiones, hacer uso de una sana dosis de algo polÃticamente incorrecto por estos dÃas: resignación. ¿Acaso todo tendrÃa que salir como yo quisiera?â€
“Quiero –me propongo intentar– ver a mi prójimo como otro yo y no como un potencial enemigoâ€.
“Me parece que los años no son hojas en un cuaderno ni capÃtulos de un libro. Tampoco peldaños o etapas. Me gusta considerarlos como lo que constituyen: tiempo. Limitado, medible, valioso. Parte de nuestras angustias surgen de comparar objetivos y realizaciones con los tiempos de los demás. ¿Qué si me tomara la vida aprender aunque más no fuere una o dos lecciones importantes? El vértigo inventado vaya a saber uno por quién bien podrÃa ser la causa de muchas de nuestras frustracionesâ€.
“Quisiera aprender a estar presente cuando alguien sufre. Cuesta, pero valeâ€.
“Tampoco creo en los jesuses que se ofrecen en el mercado de las ofertas religiosas, esos que se utilizan para múltiples usos. Prefiero acercarme –a riesgo del ‘qué dirán’ propios y ajenos– al que aparece en los evangelios. Y cada vez que lo hago, me veo sorprendido por el descubrimiento de nuevas realidades que solo se encuentran con un corazón abierto. Y desde allÃ, no de otro lado, es que me atrevo a disfrutar su amistad y compartir su amor con mi prójimoâ€.
“A veces la felicidad consiste en hacer felices a los demás sin que uno mismo obtenga una gratificación inmediata. ¡Estamos tan centrados en nosotros y lo que nos ocurre!â€.
Autor: Cristian Franco
© 2013. Este artÃculo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.
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