BUEN FIN DE SEMANA

Mireví

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cristian-125CRISTIAN FRANCO, 14/12/2012 |

“No vemos jamás las cosas tal cual son, las vemos tal cual somos”.

(Anais Nin, escritora franco-cubana)

Por donde se lo observe, el Sr. Mirevi aparenta ser alguien normal. Vive en una casa normal, tiene una familia normal, trabaja en una oficina normal y reside en un vecindario normal. Nada llamativo ni fuera de lo común. Sin embargo, algo sucedió durante aquella mañana de otoño…

En realidad, aún nadie puede afirmar con seguridad qué ocurrió. Tampoco decir si algo se salió de la normalidad. Lo cierto es que el Sr. Mirevi empezó a comportarse de una forma paulatinamente extraña. Al principio los demás casi ni lo notaron. ¡Todo seguía pareciendo tan normal! Pero al cabo de los días, el asunto empezó a tener notoriedad ascendente.

Es que en ese misterioso despertar otoñal, Mirevi se levantó de su cama y notó un leve movimiento en sus ojos. No fue algo dramático ni conmovedor. Apenas unos grados de oscilación en sus pupilas, un hecho que para la mayoría de los mortales pasaría inadvertido. Pero no para Mirevi, cuya normalidad hacía que cualquier situación infrecuente se destacara de lo usual. Como ocurre con ese diminuto punto negro en la inmensidad de una pared blanca. O con esa nota que se sale del tono en la interpretación de una pieza musical conocida. Similar a esa nube de dimensiones reducidas que atraviesa en solitario el despejado cielo de septiembre.

Fue entonces, al rato nomás, que abrió la puerta de su casa. Dos o tres pasos. Salió. Y, mientras terminaba de acomodarse los pocos cabellos que todavía le quedaban, empezó a vislumbrar colores y formas que hasta entonces habían permanecido escondidos. Bah, en realidad siempre estuvieron allí. Pero lo habitual aparecía como inédito ante la mirada renovada de Mirevi.

Se podría estirar un poco más el cuento y abundar en suposiciones de lo acontecido. Que fue un don de la providencia, que fue la conjunción de los años acumulados y la experiencia recorrida, que en verdad el Sr. Mirevi fue extraviando la cordura… No obstante, mejor darle paso a la imaginación de posibles eventos, ocasiones, reacciones y palabras. Pensar más allá de lo que se dice puede ser un buen ejercicio para la fantasía, ese sentido elemental que la mayoría suele archivar a fuerza de desencantos y descubrimientos cuando deja atrás la niñez.

Pero algo es seguro: lo que siguió a partir de ese fenómeno fue una alquimia gradual en todos los entornos donde solía deambular día tras día sin poder ver más allá de lo común de la normalidad. O, para decirlo mejor y ser fieles a los hechos: lo que vino a continuación fue una transformación progresiva en la forma en que acostumbraba mirar jornada tras jornada sin lograr observar más allá de lo normal de la regularidad.

“Ver la vida con otros ojos”. Para el Sr. Mirevi –y tantos otros– tal vez signifique mucho más que una mera frase hecha…

Autor: Cristian Franco

© 2012. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.

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