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“El caso de Cristo”, cuestión de pruebas

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Basada en hechos reales, “El caso de Cristo” (The case for Christ) nos cuenta un momento crucial en la vida de Lee Strobel, afamado escritor estadounidense, autor de varios libros en el área de la apologética cristiana. 

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Fotograma de "El caso de Cristo" / Captura de pantalla

(MATEUS RODRÍGUES*, 23/02/2018) | El 2 de marzo se estrena en los cines españoles la película “El caso de Cristo”, que narra la investigación de un ateo para refutar la fe cristiana. Una búsqueda que no le dejaría indiferente.

Lee Strobel (Mike Vogel) es un periodista de éxito que está en el auge de su carrera, felizmente casado con Leslie (Erika Christensen) y a la espera de su segundo hijo.

Sin embargo, un accidente casi se lleva la vida de la hija mayor de ambos, la pequeña Alison. Esta experiencia conduce a Leslie a la conversión al cristianismo, una situación que Lee, ateo acérrimo, se niega a aceptar y que le llevará a iniciar una investigación con el objetivo de desacreditar la fe que su esposa abrazó.

Basada en hechos reales, “El caso de Cristo” (The case for Christ) nos cuenta un momento crucial en la vida de Lee Strobel, afamado escritor estadounidense, autor de varios libros en el área de la apologética cristiana. Entre sus obras se encuentran la serie “El caso de...”, que incluye el libro que da nombre a este film.

En la película, que nos traslada a la década de los 80, hacen acto de presencia diferentes personajes que aportan sus experiencias y su comprensión sobre la vida, la fe y sus evidencias en medio del intento de Lee de encontrar la verdad (o de probar una supuesta mentira), mientras que otros ilustran el trasfondo y el presente del protagonista.

LA FE BAJO LUPA

Aunque “El caso de Cristo” trata directamente sobre la vida de Lee Strobel, el escritor también aparece en la película “Dios no está muerto 2”, que aborda de igual manera la cuestión de la apologética. Ambas películas comparten distribuidora en Estados Unidos, Pure Flix Entertainment, especializada en producciones de carácter cristiano. A España llega a través de European Dreams Factory.

Varios de los detalles de la investigación de Lee Strobel y el camino que tomó al concluirla es lo que podemos descubrir en “El caso de Cristo”, una producción que llega a los cines de España el próximo 2 de marzo.de marzo.

 

La apologética es la defensa de la fe, es decir, la presentación de argumentos para dar razón de las creencias espirituales de alguien ante los argumentos contrarios a ella. El debate sobre la existencia de Dios y la historicidad de la resurrección de Jesús es una cuestión que apunta a las bases de la fe cristiana. Esta problemática ha tenido un especial ascenso en los últimos siglos con la irrupción del pensamiento científico como el paradigma predominante, poniendo una aparente distancia irreconciliable entre fe y razón.

En los tiempos más recientes el ateísmo militante, que hace proselitismo de su escepticismo, se ha hecho popular gracias a algunas obras que atacan sin cuartel a todas las religiones en conjunto, presentándolas no solo como falsas sino como un daño para las personas y para la sociedad.

Esta parece ser la visión que tenía Lee Strobel sobre la fe cristiana que llegó a su casa. Tanto él como su esposa habían sido criados en el ambiente eclesiástico, pero en la juventud decidieron que el ateísmo era un camino mejor. Para Strobel, el que su esposa abandonara esa posición rompía con el aparentemente perfecto statu quo de su hogar.

Muchos son los que ven la fe como una enfermedad intelectual que lleva a las personas a tener una vida atrasada. Asocian el progreso social y económico con el escepticismo, mientras que el subdesarrollo financiero y la violencia se vinculan con tener una creencia espiritual. Para ellos, lo único que vale es la creencia en los hechos, en las pruebas, en lo tangible. Así era Lee, hasta que se vio en un callejón sin salida en el que se da cuenta de que cristianismo y ateísmo son dos caras de la misma moneda: una cuestión de fe en Dios o fe en la nada.

Varios de los detalles de la investigación de Lee Strobel y el camino que tomó al concluirla es lo que podemos descubrir en “El caso de Cristo”, una producción que llega a los cines de España el próximo 2 de marzo.de marzo.

MateusAutor: Mateus Rodrigues*.

*Mateus Rodrigues de Mendonça es periodista. Nacido en Brasil, vive en España desde 2003. Desde 2013 forma parte del equipo de Radio Encuentro (Canal de Vida), y también colabora con publicaciones del ámbito protestante de ambos países, entre ellas Actualidad Evangélica.

"La realidad aumentada es un concepto de las nuevas tecnologías que consiste en 'superponer información' sobre una imagen real para enriquecer la visión de la misma con datos e información complementaria. ¿No es precisamente eso la 'opinión' sobre una noticia de actualidad?"
 

© 2018 - Nota de Redacción: Las opiniones de los autores son estríctamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.

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La Reforma protestante y la creación de los estados modernos  europeos, 1

Humanismo y Renacimiento

Máximo García Ruiz

 

La creación de los estados modernos europeos, tal y como los conocemos hoy en día, no hubiera sido posible sin la existencia de la Reforma protestante y su correlato, el Concilio de Trento, tal y como veremos más adelante.

De igual forma, la Reforma no hubiera podido tener lugar, en su inmediatez histórica, sin la existencia del Humanismo y su manifestación artística y científica conocida como Renacimiento. Ahora bien, para poder centrar el tema, tenemos que remontarnos a la era anterior, la Edad Media, y poner nuestra mirada inicial, como punto de partida, en la Escolástica, el sistema educativo, el sistema teológico que identifica ese período, así como en el Feudalismo como forma de gobierno y estructuración social.

Para el escolasticismo la educación estaba reservada a sectores muy reducidos de la población, sometida a un estricto control de parte de la Iglesia. A esto hay que añadir que el sistema social estaba subordinado, a su vez, al ilimitado y caprichoso poder de los señores feudales bajo el paraguas de la Iglesia medieval que no sólo controlaba la cultura, sino que sometía las voluntades de los siervos, que no ciudadanos, amparada por un régimen considerado sagrado, en el que sus representantes actuaban en el nombre de Dios.

La Escolástica se desarrolla sometida a un rígido principio de autoridad, siendo la Biblia, a la que paradójicamente muy pocos tienen acceso, la principal fuente de conocimiento, siempre bajo el riguroso control de la jerarquía eclesiástica. En estas circunstancias, la razón ha de amoldarse a la fe y la fe es gestionada y administrada por la casta sacerdotal.

En ese largo período que conocemos como Edad Media, en especial en su último tramo, se producirían algunos hechos altamente significativos, como la invención de la imprenta (1440) o el descubrimiento de América (1492), que tendrán una enorme repercusión en ámbitos tan diferentes como la cultura, las ciencias naturales y la economía. En el terreno religioso, la escandalosa corrupción de la Iglesia medieval llegó a tales extremos que fueron varios los pre-reformadores que intentaron una reforma antes del siglo XVI: John Wycliffe (1320-1384), Jan Hus (1369-1415), Girolamo Savonarola (1452-1498), o el predecesor de todos ellos, Francisco de Asís (1181/2-1226) y otros más en diferentes partes de Europa. Todos ellos, salvo Francisco de Asís, que fue asimilado por la Iglesia, tuvieron un final dramático, sin que ninguno de esos movimientos de protesta, no siempre ajustados por acciones realmente evangélicas, consiguiera mover a la Iglesia hacia posturas de cambio o reforma.

 

No era el momento. No se daban los elementos necesarios para que germinaran las proclamas de estos aguerridos profetas, cuya voz quedó ahogada en sangre. El pueblo estaba sometido al poder y atemorizado por las supersticiones medievales; las élites eran ignorantes y no estaban preparadas para secundar a esos líderes que, como Juan el Bautista, terminaron clamando en el desierto, a pesar de que su mensaje, como las melodías del flautista de Hamelin, consiguiera arrastrar tras de sí algunos centenares o miles de personas. ¿Cuál fue la diferencia en lo que a Lutero se refiere? La respuesta, aparte de invocar aspectos transcendentes conectados con la fe de los creyentes es, desde el punto de vista histórico, sencilla y, a la vez, complicada; hay que buscarla, entre otras muchas circunstancias históricas, en el papel y en la influencia que ejercieron el Humanismo y el Renacimiento. Existen otros factores, sin duda, pero nos centraremos en estos dos.

 

Identificamos como Humanismo, al movimiento producido desde finales del siglo XIV que sigue con fuerza durante el XV y se proyecta al XVI, que impulsa una reforma cultural y educativa como respuesta a la Escolástica, que continuaba siendo considerada como la línea de pensamiento oficial de la Iglesia y, por consiguiente, de las instituciones políticas y sociales de la época. Mientras que para la educación escolástica las materias de estudio se circunscribían básicamente a la medicina, el derecho y la teología,  los humanistas se interesan vivamente por la poesía, la literatura en general (gramática, retórica, historia) y la  filosofía, es decir, las humanidades. Con ello se descubre una nueva filosofía de la vida, recuperando como objetivo central la dignidad de la persona. El hombre pasa a ser el centro y medida de todas las cosas.

 

La corriente humanista da origen a la formación del espíritu del Renacimiento, produciendo personajes tan relevantes como, Petrarca (1304-1374) o Bocaccio (1313-1375), Nebrija (1441-1522), Erasmo (1466-1536), Maquiavelo (1469-1527), Copérnico (1473-1543), Miguel Ángel (1475-1564), Tomás Moro (1478-1535), Rafael (1483-1520), Lutero (1483-1546), Cervantes (1547-1616), Bacon (1561-1626), Shakespeare (1564-1616), sin olvidar la influencia que sobre ellos pudieron tener sus predecesores, Dante (1265-1321), Giotto (1266-1337), y algunos otros pensadores de la época. Estos y tantos otros humanistas, unos desde la literatura, otros desde la filosofía, algunos desde la teología y otros desde el arte y las ciencias, contribuyeron al cambio de paradigma filosófico, teológico y social, haciendo posible el tránsito desde la Edad Media a la Edad Contemporánea, período de la historia que algunos circunscriben al transcurrido desde el descubrimiento de América (1492) a la Revolución Francesa (1789).

 

El Renacimiento se identifica por dar paso a un hombre libre, creador de sí mismo, con gran autonomía de la religión que pretende mantener el monopolio de Dios y el destino de los seres humanos. El Humanismo y el Renacimiento se superponen, si bien mientras el Humanismo se identifica específicamente, como ya hemos apuntado, con la cultura, el Renacimiento lo hace con el arte, la ciencia, y la capacidad creadora del hombre. El Renacimiento hace referencia a la civilización en su conjunto.

 

En resumen, el Humanismo es una corriente filosófica y cultural que sirve de caldo de cultivo al Renacimiento, que surge como fruto de las ideas desarrolladas por los pensadores humanistas, que se nutren a su vez de las fuentes clásicas tanto griegas como romanas. Marca el final de la Edad Media y sustituye el teocentrismo por el antropocentrismo, contribuyendo a crear las condiciones necesarias para la formación de los estados europeos modernos. Una época de tránsito en la que desaparece el feudalismo y surge la burguesía y la afirmación del capitalismo, dando paso a una sociedad europea con nuevos valores.

 

Visto lo que antecede, estamos en condiciones de juzgar la influencia que este cambio de ciclo histórico pudo tener en la Reforma promovida por Lutero en primera instancia, secundada por Zwinglio, Calvino, y otros reformadores del siglo XVI, y valorar de qué forma estos cambios contribuyeron a la formación de los modernos estados europeos.

 

Pero éste será tema de una segundan entrega.