HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS DEL 11-S EN MADRID

Solomont: “Los terroristas nunca tendrán la última palabra”

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20120912-1La embajada de EEUU en Madrid conmemora el aniversario de los ataques terroristas del 11 de septiembre.

El Embajador tuvo palabras de solidaridad para con la familia San Pío, presentes en el acto, que perdieron en el atentado de las Torres Gemelas a su hija Silvia y a su yerno John, quienes se encontraban trabajando en una de las plantas de esos edificios en el momento del atentado. Silvia estaba embarazada de 7 meses.

(MADRID, 12/09/2012) El embajador Alan   D. Solomont, José Luis de San Pío, y miembros de la comunidad de la Embajada de EE UU se reunieron el 11 de septiembre de 2012 en el Parque Juan Carlos I para conmemorar el undécimo aniversario del los ataques terroristas de 2001. José Luis de San Pío perdió a su yerno, John, y a su hija embarazada, Silvia, en el atentado contra las Torres Gemelas.

Tras unas palabras del embajador y un minuto de silencio a las 2:46 de la tarde, la hora del primer impacto en Nueva York, San Pio y el Embajador depositaron una corona en memoria de los fallecidos.

La ceremonia se llevó a cabo bajo los 10 árboles, robles americanos, que fueron plantados en 2011 en conmemoración del décimo aniversario de los ataques, acto al que asistieron Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias y otros dignatarios que dedicaron los árboles a la memoria de las víctimas del terrorismo en todo el mundo.

Las palabras del Embajador Alan Solomont, según fueron preparadas para ser pronunciadas a continuación:

“Esta tarde, nos tomamos un tiempo para conmemorar aquel día despejado y soleado de hace once años, en el que las vidas de 3 000 personas -hombres, mujeres y niños- fueron segadas de forma trágica en un acto de cobardía y crueldad.   Hace once años, ciudadanos estadounidenses y de todo el mundo veían con incredulidad en la pantalla del televisor el horror que estaba teniendo lugar.   Nuestro mundo y nuestro futuro parecían estar desmoronándose ante nuestros ojos.

Cualquiera que fuera la sensación de victoria de los autores de aquellos horrendos crímenes, ésta se desvaneció rápidamente ante lo que sucedió después.   En Nueva York y Washington, soldados, policías y bomberos no dudaron en correr hacia un peligro cierto para ayudar a otros.   En el cielo de Pennsylvania, viajeros comunes y corrientes se enfrentaron a los secuestradores e impidieron otro atentado catastrófico a costa de sus propias vidas.   En todo Estados Unidos, la gente se apresuró a donar sangre, hacer donativos y realizar innumerables pequeños actos de bondad para ayudar a desconocidos.   Una ciudad tan grande, y a veces impersonal, como Nueva York aunó esfuerzos, y países de todo el mundo ofrecieron apoyo y solidaridad para impedir que este tipo de atentados volvieran a suceder.

Aunque actos de terrorismo siguen asolando nuestro mundo, los terroristas no tuvieron la última palabra el 11 de septiembre, ni el 11 de marzo, ni la tendrán ningún otro día.

Cuando los terroristas tratan de sembrar la división, nos unimos para reconstruir.   Cuando siembran el terror y la crueldad, respondemos con valentía, determinación y compasión. Mientras busquemos un mundo de tolerancia y justicia, tendremos la última palabra sobre el 11 de septiembre.   Siempre tendremos la última palabra.

Por todo lo que hemos avanzado, como comunidad mundial, para poner fin a la violencia política, siempre recordaremos las pérdidas que hemos sufrido.   El 11 de septiembre de 2001, la familia San Pío perdió a su hija Silvia y a su yerno John, que se encontraban trabajando en las Torres Gemelas.   Silvia estaba embarazada de siete meses.   Por sus asientos vacíos en la mesa familiar, por los cumpleaños que ya no se pueden celebrar, por los primeros días de clase que nunca llegaron, hay un vacío en nuestros corazones.

Nos queda, especialmente en este día, recordar que es muy importante rendir homenaje a las vidas que se perdieron el 11 de septiembre y renovar nuestro compromiso de acabar con el terrorismo y mantener nuestra fe en la bondad de la humanidad.    Ni siquiera los días más negros pueden ocultar la valentía, la fuerza y la generosidad de las que fuimos testigos el 11 de septiembre.   Al recordar a los que perdimos aquel día, también nos comprometemos a ser las personas que ellos querrían que fuésemos”.

Fuente: Embajada de los EEUU en Madrid