SIN ÁNIMO DE OFENDER
Janucá: la fiesta de la diversidad, contra la asimilación cultural
(JORGE FERNÁNDEZ, 10/12/2015) | Esta semana la comunidad judía en todo el mundo celebra “Janucá”, una importante fiesta en la que se conmemora “el milagro de la permanencia de la fe y la cultura”, frente el desprecio, la persecución y las prohibiciones de los generales helenistas en el siglo II A.C. y, en un sentido más amplio, de reyes, emperadores y otros regímenes totalitarios a lo largo de la historia.
Janucá contiene también un mensaje muy oportuno para nuestra época, de resistencia ante la asimilación cultural. Me gustó cómo lo explicaba el rabino de la Comunidad Sefardita de Buenos Aires, Isaac Saaca, en el programa Shalom (La2 RTVE), dedicado a esta celebración.
“Los generales helenos de Alejandro Magno, que habían dividido a su muerte todo el Imperio, tenían como estrategia política el ‘asimilar’ a los pueblos conquistados, helenizándolos y obligándoles a renunciar a su fe religiosa, a su tradición y a su cultura”, explica Saaca. “Esa es la lucha que tuvo el pueblo de Israel: mantener su identidad, o perder su identidad”.
El Rabino también hace una lectura en clave actual sobre el conflicto universal que esto representa. “Esto es análogo a cualquier cultura, a cualquier pueblo”, dice. “Una persona tiene siempre ese desafío: mantengo mi esencia, o me adapto a un sistema masivo y globalizado”. Y en ese caso, “si nos convertimos en uno más de la masa, vamos a dejar de existir”, reflexiona Saaca, y añade, “el mundo mismo se va a perjudicar, porque el mundo se nutre del aporte de las culturas y la diversidad”. “Con el tiempo”, afirma el Rabino sefardita, “los imperios que respetaron la diversidad se dieron cuenta de que esa diversidad les beneficiaba, no les perjudicaba”.
Me parece un mensaje especialmente oportuno para nosotros hoy, en Europa, a la luz de algunas reacciones desafortunadas que se vienen produciendo, por parte de líderes políticos y ciudadanos de a pie, ante el fenómeno migratorio de la última década y, de modo particular, ante la oleada de refugiados que llegan a nuestras costas desde hace unos meses.
La falta de una política migratoria común en el seno de la UE y, sobre todo, la falta –con alguna honrosa excepción—de líderes y estadistas a la altura de las circunstancias, está dando oxígeno a los discursos xenófobos de los radicales extremistas, y “enormes alas” a los políticos demagogos y populistas como Marie Lepen, en Francia, o Donald Trump, en los EEUU.
Los grandes líderes mundiales están permitiendo que secuestren el discurso sobre política migratoria personajes de escasa estatura moral y política, que son auténticos pirómanos de la democracia y de los valores de la convivencia. Oportunistas que se agigantan cuando huelen el miedo en la sociedad y lanzan sus soflamas populistas como flechas encendidas sobre el combustible de la confusión.
Necesitamos encender luces, en medio de la oscuridad de confusión que nos rodea, y Janucá es, en un sentido amplio, una fiesta de luces encendidas a favor de la diversidad y de la tolerancia. Por eso, aunque no soy judío sino un “cristiano gentil”, me gustaría unirme respetuosamente a esta celebración para encender mis ocho luces en una menorá imaginaria:
1. Enciendo una luz a favor de la acogida amplia y generosa de los refugiados que llegan a Europa, huyendo de la guerra y de la persecución étnica, política y religiosa…
2. Enciendo otra luz por la integración, entendida como un camino de doble sentido que no solo obliga al que llega de afuera, sino que me exige a mí, integrarme en un nuevo marco de convivencia plural en mi propia casa…
3. Enciendo una tercera luz por una apertura a la diversidad, que nos saque de la oscuridad de las pretensiones hegemónicas y los prejuicios hacia lo desconocido y hacia el diferente…
4. Enciendo la cuarta por los valores compartidos, que no tienen por qué ser “todos” mis valores, sino algunos…, los fundamentales para la convivencia en paz y en libertad…
5. Mi quinta luz es por el fin de la guerra en Siria y los conflictos armados en Oriente Medio… Que de una vez por todas callen las armas y hablen los valientes, los hombres y mujeres de paz…
6. Enciendo una sexta vela por el fin del “ojo por ojo y diente por diente…”. Que de una vez por todas comprendamos la necesidad del perdón para romper la espiral de violencia y autodestrucción que nos envuelve…
7. Mi séptima vela es por la libertad religiosa, entendida como la libertad de creer, de no creer, y de poder expresar tanto en público como en privado mis convicciones, sin temor a ser censurado o despreciado por ello…
8. Por último, enciendo una vela por mí mismo, para que no me falte nunca la humildad para escuchar y, aún aprender, de quienes no creen o no piensan como yo…
FIESTA DE LAS LUCES La comunidad judía celebra esta semana la Janucá, también conocida como “Fiesta de las luces”, que conmemora la derrota de los helenos y la recuperación de la independencia judía a manos de los Macabeos sobre los griegos, y la posterior purificación del Templo de Jerusalén, en el siglo II a. C. La tradición judía habla de un milagro, en el que pudo encenderse el candelabro del Templo durante ocho días consecutivos con una exigua cantidad de aceite, que alcanzaba sólo para uno. Esto dio origen a la principal costumbre de la festividad, que es la de encender, en forma progresiva, un candelabro de nueve brazos llamado januquiá (uno por cada uno de los días que dura la celebración más un brazo «piloto»). La festividad acontece el 25 de Kislev del calendario judío, fecha que acaece entre fines de noviembre y comienzos de diciembre del calendario gregoriano. Concretamente, este año se celebra del 6 al 14 de diciembre. |
Autor: Jorge Fernández
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