SILBO APACIBLE / por GUILLEM CORREA
"Bienvenido mister Marshall" y la Iglesia
Fotograma de la famosa película "Bienvenido Mister Marshall", aludida por el autor de este artículo
GUILLEM CORREA, 23/07/2015 | Por poco que nos guste el cine casi todos hemos visto o hemos oído hablar de la película de Berlanga "Bienvenido mister Marshall". Fue todo un símbolo de una época que, con el paso del tiempo, la realidad ha superado a la ficción.
La vida americana forma ya parte de nuestra vida y promete ocupar cada vez más espacio.
Algunos ejemplos.
La ciudad que acoge un encuentro de moteros de la Harley-Davidson se siente privilegiada. Los niños y niñas de nuestras escuelas celebran orgullosos el Halloween. Cada vez hay más escuelas y más centros universitarios que organizan el Graduation Day (día de la graduación académica) y, cuando terminan, todo el mundo lo celebra bailando el line-dance (música country). Los jóvenes ya no piden una magdalena sino cupcakes. Los novios alquilan una limusina para celebrar San Valentín. Y los que aman las rebajas esperan el Black Friday (viernes de rebajas) como flor de mayo.
¿Será por esta razón que hay organizaciones cristianas o comunidades locales que también celebran San Valentín? ¿Será por esta razón que a las "quedadas" de la gente joven se llevan cupcakes? O ¿será por esta razón que la gente de iglesia baila el line-dance?
En un mundo globalizado no es de extrañar nada todo esto. Como tampoco es de extrañar que gente de nuestro país celebre fiestas de otros países que nada tienen que ver con nosotros.
Este mimetismo cultural será bueno para unos, malo para otros e irremediable para la mayoría.
Es evidente que la Iglesia no se puede cerrar a la evolución de nuestra sociedad lo que no es ni bueno en sí mismo ni tampoco lo contrario.
En este contexto lo que sí debemos de tener muy claro desde la Iglesia es la necesidad de hacer una pedagogía potente que ayude a saber distinguir entre fe y cultura.
Y lo más importante: no fijar nuestra fe en una expresión cultural.
Esta ha sido una lección que nos ha costado mucho aprender y que ahora corremos el peligro de caer en el mismo error.
Pues porque parece que hay gente que si la alabanza no se hace con determinada música no está alabando a Dios. U otros, en sentido contrario, que cuando la liturgia se actualiza ya no se verdadera liturgia. O, incluso, se espera que la Comunidad Local repita el último modelo cúltico que se ha importado de los Estados Unidos.¿Por qué lo digo todo esto?
Tal y como enseña la Biblia en primera Carta a los Tesalonicenses 5:21, "examinadlo todo y quedaos con lo bueno".
Autor: Guillem Correa Caballé
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