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EN PERSPECTIVA / por Juan Manuel Quero

La nueva espiritualidad en La Red

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(JUAN MANUEL QUERO, 14/08/2014) | «La red» en la décima acepción que da el Diccionario de la Real Academia Española, se expresa de esta forma: Conjunto de ordenadores o de equipos informáticos conectados entre sí que pueden intercambiar información. Cuando hablamos de Internet, estamos hablando ya de una conexión mundial, donde miles de millones de personas intercambian información, estando esta accesible prácticamente a todos, independientemente de su edad o de su cultura. Los temas son de todo tipo: religiosos, políticos, relaciones, sexuales, comerciales... Podemos encontrar cursos para estudiar casi cualquier disciplina. Es un medio comunicativo que de forma instantánea llega a todo el mundo, y todo se queda registrado prácticamente de forma indeleble.  Esta ya no es una nueva tecnología, a pesar de que todavía existan quienes prefieran cerrar sus ojos a estas autopistas de la comunicación, lo cual significa estar fuera de juego, y además dejarse arrastrar por realidades que se forjan con una influencia arrolladora.

Si bien, esta ya no se puede catalogar como una nueva tecnología, lo cierto es que sí está constatando una espiritualidad nueva, sustentada por La Red. Nos encontramos con información que puede ser cierta o engañosa, científica o sin base, pero que en conjunto puede ser lo que se vive en muchos rincones del mundo, con sus enfoques saludables o perniciosos. Se introducen en La Red situaciones que se viven de forma parcelada, contextualizada y distante de quien puede verla o conocerla en el otro lado del mundo.  Cuando esta se produce en este medio es un elemento más encapsulado y con efectos desconocidos, dependiendo de quien tome contacto, y en qué contexto viva y se encuentre el receptor. La reflexión de todo esto cabe se haga en los entornos concretos, sean políticos, comerciales, educativos, religiosos etc. Se puede analizar desde muchos flancos, pero en estos momentos pienso en la perspectiva de la fe y de mi espiritualidad. La Red no debe ser un fin, aunque soy consciente de que existen ya bastantes patologías relacionadas con una mala gestión de La Red. Estas afecciones ya tienen nombres muy diversos, como «nomofobia», es decir la ansiedad que se puede producir por no tener cobertura en el móvil y por lo tanto acceso a Internet. O simplemente, --y quizás esto les suene a muchos por ser muy habitual--, «la llamada imaginaria», esto es cuando cualquier sonido, vibración o impulso lo relacionamos ya con una llamada o notificación de nuestro móvil, manifestando esto como acapara nuestra vida. Sin entrar en estas cuestiones últimas, y partiendo de que hablamos de un medio poderoso para comunicarnos y ser influidos, hay que dejar constancia de que la espiritualidad está presente de muchas formas. Esta se puede constatar de forma positiva, pero también perniciosa. Si bien el Espíritu Santo no vive en la Red, --lo cual sería una forma de panteísmo--  sino en las personas creyentes, bien cierto es que las personas están detrás de La Red, tanto aquellas que se dejan mover por el Espíritu de Dios, como aquellas que son contrarias a la fe, o que incluso pueden tener toda una organización para oponerse a la fe.

Existe también una realidad virtualidad de todo lo referente a lo espiritual, bajo signos ideológicos y religiosos de todo tipo. Dentro del campo evangélico podemos participar de cultos en directo de iglesias de todo tipo, procedente de diferentes países o continentes.  Se pueden encontrar recursos litúrgicos muy variopintos: cánticos, sermones, ceremonias, confesiones de fe, etc. Todo lo que escuchamos en nuestra iglesia o esfera espiritual puede ser contrastado de forma inmediata con otras opiniones. Es muy común ya, encontrar como fruto de esto, una gran mixtificación cúltica y doctrinal en las iglesias, sin que esto sea exactamente un ecumenismo postmoderno, sino más un sincretismo de este tiempo. El formato cambia, los «ebooks» ocupan menos espacio y son menos costosos. En poca memoria puedes tener toda una biblioteca en tu «tablet», y la Biblia se puede leer en diferentes versiones. Las mismas iglesias deberían de estar muy atentas a todo esto, para no quedarse obsoletas en un romanticismo poco práctico. Las congregaciones han de formar y preparar a las nuevas generaciones en el tiempo que vivimos. Los creyentes han de ser formados para saber seleccionar ante el gran abanico de posibilidades que cada día se abre ante nuestros ojos.

La Postmodernidad en los años de la globalización, apuesta por una pérdida de identidad dando un valor general a todo, pero como creyentes entiendo que es crucial, --más en los días que vivimos--, tener una identidad muy clara, teniendo en cuenta la premisa de que «no vale todo». Partiendo de esta construcción de fundamentos básicos, es que podemos afrontar todo lo que se nos presenta, respetando y valorando todo lo que sea digno de respeto y valoración, pero sin perder el norte de la enseñanza bíblica, de la Verdad más absoluta que es Cristo para nosotros. Esto nos dará arrojo para poder relacionarnos con los demás sabiendo donde estamos.

Juan Manuel Quero Moreno

No podemos esconder la cabeza, y ser como aquellos fundamentalistas que no se relacionan con nadie para no contaminarse, porque esto no es el Evangelio, que nos llama a caminar –virtualmente también—con todos, también con aquellos que puedan  estar perdidos en disquisiciones contrarias. Tampoco podemos lanzarnos sin una recomposición de la fe en los tiempos que vivimos, pudiendo llegar así a un libertinaje que nos lleve a «tontear» con cualquier ideología, o postura. Hoy La Red es una invitación para estar más preparados que nunca, para vivir con intensidad la fe, bien fundamentada, con todos los argumentos bíblicos adecuados.  La Red es una invitación a preparar a nuestros niños, a nuestros jóvenes, a todos, para que tengan las mejores herramientas para poder seleccionar bien en un escaparate de ofertas tan amplias.

Antes de que se comenzara a implementar toda la tecnología de La Red ya existían los virus informáticos, los cuales se sofisticaron para entrar en las autopistas de Internet. Estos virus dieron pie a desarrollar los antivirus, y todo esto dentro de lo que es la informática y La Red «per se».  Ahora bien, existen también otro tipo de virus, las herejías, las desvirtuaciones de las ciencias bíblicas, que es necesario tener en cuenta. Esta es una realidad virtual que se da en un medio más fácil para la ficción, la imitación y el engaño. Por ello los evangélicos también deberíamos de crear los antivirus más adecuados, aunque entiendo que los más potentes antivirus serán  aquellos que pasen por una buena y nueva formación de las generaciones que  nacen y crecen bajo la influencia de La Red.


Autor: Juan Manuel Quero

© 2014. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA. Las opiniones de los autores son estríctamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.

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