POR LEONARDO DE CHIRICO, CORRESPONSAL DE LA WEA EN ROMA
¿Una “luna de miel” Papal? ¿Hasta cuándo?
El autor no pone en duda la integridad y la valía personal del Papa Francisco, perso se pregunta cuánto durará la "luna de miel" para quienes parecen olvidar que es "Papa" y "Jesuita"
(ROMA, 21/03/2013) Una “luna de miel” es un tiempo especial cuando dos amantes viven su recién establecida relación de una manera sentimental, es decir, de forma romántica y encandiladora. A veces, en ese estado, uno solamente percibe los aspectos más destacados y los mejores rasgos de la persona amada, pero no le ve los defectos. Las lunas de miel, generalmente, duran poco tiempo y son seguidas de una apreciación más crítica y realista del uno hacia el otro.
Lo que es interesante de notar, es lo que sucede hoy en la esfera pública. En nuestro culto a las celebridades, las lunas de miel con figuras globales son frecuentes y apasionadas. Una vez que una persona es elegida para un oficio importante, la opinión pública tiende a comenzar un idilio con la nueva figura en el poder, seleccionando y alabando todos sus méritos y pasando por alto el resto, por lo menos al principio. Esto es lo que ha estado sucediendo con el Papa Francisco después de su elección al pontificado. Se está produciendo una luna de miel global. De entre los muchos lados afectados (círculos católicos, ecuménicos, etc.), merece la pena considerar dos ángulos principales.
LA “LUNA DE MIEL” SECULAR
|
En nuestro culto a las celebridades, las lunas de miel con figuras globales son frecuentes y apasionadas |
Los comentarios de la prensa internacional han sido muy generosos, sino entusiastas al extremo. La imagen de Francisco ha sido percibida como “auténtica”, “con los pies en la tierra”, “personal”, “humilde”, muy diferente de la “arrogancia monárquica” de los papas más tradicionales. Sus referencias al cuidado del medio ambiente, los pobres, y su ternura han sido vívamente elogiadas y apreciadas como muy políticamente correctas. Su insistencia en la “misericordia” se interpretaba como una puerta abierta a diferentes estilos de vida sexual y opciones morales, distanciándose de una actitud crítica de parte de la Iglesia. Su disposición a mezclarse con la gente y su comportamiento relajado en lo que se refiere a los protocolos, fueron vistas como pruebas de su deseo de identificarse con la gente normal y con la vida ordinaria.
La prensa internacional decidió obviar y considerar irrelevante las relaciones del Cardenal Bergoglio con la pasada situación política argentina. Ninguna investigación periodística insistió sobre los años "oscuros" de los regímenes totalitarios y el papel de la Iglesia Católica en América Latina. Su postura firme en contra de los matrimonios homosexuales en su país, fue olvidada. Sus posiciones más bien conservadoras en cuestiones morales fueron, simplemente, pasadas por alto. A diferencia de su predecesor, que era un teólogo publicado y público, el Papa Bergoglio no tiene un historial de ser un católico maître-à-penser (maestro del pensamiento). Las personas que le conocen de cerca dicen que el Papa Francisco está en la misma línea que Benedicto XVI en la defensa de la posición tradicional de la Iglesia Católica en todas estas áreas. Sin embargo, la prensa secular se enamoró de Francisco. ¿Por qué?
Puede haber una explicación sociológica para este fenómeno. En este tiempo, marcado por una crisis social, ruptura cultural e incertidumbre económica, la gente está ansiosa por encontrar a alguien que les inspire confianza y les inyecte esperanza. Alguien que sea poderoso, pero que de la impresión de estar en el mismo barco que nosotros. Una figura paterna positiva que pueda hablar palabras sencillas de amor y distribuir cuidados psicológicos. Alguien que pueda identificarse con la gente, enviando el menaje “Estoy contigo”, y luchando con los mismos retos y ayudando a todo el mundo a vencerlos. Un “Mesías” secular que proclama un “evangelio liviano” de compasión y capacidad de recuperación.
|
"En este tiempo, marcado por una crisis social, ruptura cultural e incertidumbre económica, la gente está ansiosa por encontrar a alguien que les inspire confianza y les inyecte esperanza" |
En estos primeros días como Papa, Francisco ha creado expectativas. Al mundo secular le disgusta sobremanera la Iglesia, pero ama al célebre Papa. ¿Qué va a pasar cuándo él empiece a pronunciar el “duro” discurso de la Iglesia Católica? La ironía de todo esto es que el cínico, desconfiado y desencantado mundo moderno haya sido hipnotizado por un hombre que usa un nombre de un primitivo y profundamente religioso santo medieval.
LA “LUNA DE MIEL” EVANGÉLICA
Los comentarios desde el ámbito cristiano evangélico también fueron marcados por una actitud “lunamielera”. Instituciones oficiales y redes sociales difundieron reacciones entusiastas ante esta elección. “Hombre de Dios”, “amigo de Jesús”, “hombre de oración”... Esas fueron algunas de las principales observaciones realizadas. Francisco fue aclamado también como un héroe nacional -o aún continental- del que hay que estar orgullosos..., el nuevo Diego Maradona (de mi generación), u otro Lionel Messi, es decir, un hombre que encarna las expectativas de una nación entera; alguien con quien también puede identificarse el pueblo evangélico.
Con todo el debido respeto, la idea de un hombre de Dios Cristocéntrico, orando a María y los santos, postrándose ante un icono y encomendándose a sí mismo y a su audiencia al cuidado de María, es difícil de aceptar desde un punto de vista evangélico. Pero esto fue, exactamente, lo que hizo el Papa Francisco en el primer día de su pontificado. Nadie está negando la profunda espiritualidad de Francisco o su devoción a Dios. El problema radica en un discernimiento evangélico que tiende a seleccionar unos pocos aspectos aparentemente positivos, olvidando los negativos. El resultado es una imagen truncada en el mejor de los casos, una valoración falsa en el peor.
El movimiento evangélico mundial no tiene celebridades que se puedan comparar con las que provienen de los ámbitos de la música, el deporte y la política. El Papa Francisco, aparentemente, llena ese vacío. A diferencia de su predecesor cerebral, éste sabe cómo hablar al corazón. Él sabe abrazar a la gente.
|
"la idea de un hombre de Dios Cristocéntrico, orando a María y los santos, postrándose ante un icono y encomendándose a sí mismo y a su audiencia al cuidado de María, es difícil de aceptar desde un punto de vista evangélico" |
Francisco es el primer jesuita que se convirtió en Papa y el tiempo dirá qué tan Jesuita será su pontificado, sobre todo en América Latina, donde la frontera evangélico-católico está en movimiento. ¿Un Papa jesuita será capaz de detener la expansión evangélica? ¿Se las arreglará para llevarlos [a los latinoamericanos] de vuelta al redil católico? ¿Será capaz de encantar a los evangélicos con sus maneras, sin cambiar los puntos de controversia doctrinal? ¿La doctrina bíblica seguirá siendo un problema para los evangélicos en el trato con la Iglesia Católica Romana en el más alto nivel?
Los comentarios de los evangélicos se basaron, en gran medida, en pasadas relaciones personales con el ex cardenal Bergoglio. Una vez más, nadie duda ni por un momento de la integridad y la calidez del Papa, pero el hombre nunca puede ser separado de su función y de su lealtad a la misión Jesuita (que ahora también es papable). Los jesuitas fueron fundados en 1534 por Ignacio de Loyola, y en su turbulenta historia siempre se han comprometido a servir como "soldados" del Papa, con el fin de luchar contra la herejía (protestante) y promover la misión católica en el mundo.
Cualquier persona que tenga conocimiento de la historia debería considerar cuidadosamente estas preguntas. El Espíritu es sin duda capaz de hacer milagros, incluso en las instituciones tradicionales; pero la Biblia nos advierte respecto a olvidarnos de la historia. Las relaciones personales son importantes, pero el discernimiento bíblico es algo más grande que eso. Requiere conocimiento teológico, alerta histórica y vigilancia espiritual.
La luna de miel con el Papa Francisco continúa. Sin embargo, el estado de ánimo de la opinión pública puede cambiar de repente cuando la misión del Papa sea puesta en “pantalla completa”. Lo que parecía ser un matrimonio prometedor puede convertirse en un divorcio doloroso. En cuanto a los cristianos que están pasando la “luna de miel”, dejemos que la advertencia de no abandonar el "primer amor" de Jesús (Apocalipsis 2:4), sea un recordatorio constante de la necesidad de amar y seguir a Cristo y solamente Cristo.
Autor: Leonardo de Chirico* | Traducido y editado por Actualidad Evangélica
*Leonardo De Chirico leonardo.dechirico@ifeditalia.org, Rome, 21st March 2013 / Leonardo de Chirico es el corresponsal oficial de la Alianza
Leonardo De Chirico (1967) ha sido pastor y fundador de una iglesia en Ferrara (norte de Italia) de
Es director adjunto del Istituto di Formazione
