SIN ÁNIMO DE OFENDER
Nieva (normalidad religiosa) sobre Madrid...
(JORGE FERNÁNDEZ, 28/02/2013) Esta mañana nieva en Madrid, y probablemente nevará todo el día, según el parte meteorológico. Salgo de la oficina y camino hasta la sucursal bancaria para hacer una gestión, disfrutando que los primeros copos de nieve me peguen en la cara. Me gusta, no porque disfrute demasiado del frío, sino porque es un fenómeno bonito y poco frecuente... Bueno, en realidad es bastante normal; al fin y al cabo estamos en invierno, ¿no? Es que, acostumbrados a culpar de todo al cambio climático, ya uno se queja hasta cuando no debe. Claro que, hay que reconocerlo, nunca nieva al gusto de todos...
Pero hoy, a mí, la nieve me parece un símbolo de normalidad, y como tal la reivindico.
Camino un poco más, y en el níveo cielo gris de esta mañana, veo tres “soles” muy brillantes. ¿Alucinaciones? No, son las cúpulas doradas de las torres del nuevo templo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que se construye sobre un terreno cedido por el Ayuntamiento de Madrid para uso religioso, en el nº 48 de Gran Vía de Hortaleza, muy cerca de las oficinas de FEREDE.
-“¡Ahí va! ¡Qué rápido van las obras!”, me digo. Llevaba varias semanas sin pasar por esa zona y, de pronto allí están, las tres torres con sus brillantes cúpulas doradas, elevándose sobre un edificio muy bonito, con detalles arquitectónicos tradicionales, cuya construcción avanza a buen ritmo.
El nuevo templo de la Iglesia Ortodoxa Rusa en Madrid | FOTO: Jorge Fernández, 28/02/2013
El terreno está a escasos metros del acceso a la M-30, la autovía de circunvalación más próxima al centro urbano y a la Puerta del Sol. Y muy cerca de allí, visible desde la misma autovía, se levanta el Centro Cultural Islámico con la Mezquita Omar (conocida popularmente como "la Mezquita de la M-30"), construída por el rey Fahd sobre terrenos cedidos por el Ayuntamiento en
Le hago un par de fotos con mi BlackBerry y sigo andando, por la misma acera, cuando advierto que, a poco más de
NORMALIDAD...
FOTO: Jorge Fernández, 28/02/2013 |
Nieva en Madrid. Es normal, es invierno. Y su blanca esencia va cubriendo poco a poco las cúpulas, cruces y campanarios de los diferentes templos de la ciudad, dotándoles de una belleza singular.
A mí se me antoja que esa belleza es la hermosura de la paz, la convivencia y la normalidad religiosa en un marco de libertad, respeto mutuo y diversidad. En un mundo en el que la religión suele ser a menudo noticia por escándalos, tiranías, violencias y fanatismos, la imagen de una ciudad abierta y respetuosa de la pluralidad de creencias, que acoge con normalidad a las distintas confesiones religiosas y las integra como parte de su acervo cultural, social -e incluso arquitectónico-, merece ser reconocida y destacada.
Se que algunos lectores cuestionarán que valore como un símbolo de “normalidad” la cesión de suelo público a las confesiones religiosas. Respeto esa opinión, pero no la comparto. No creo que la evolución de una sociedad hacia un estado laico pase por discriminar, de los recursos, presupuestos y dotaciones urbanas, a las confesiones religiosas, las cuales desarrollan un importante servicio público en atención a un derecho humano fundamental: la libertad religiosa. Un derecho que, dicho sea de paso -y para aclarar-, es un derecho “individual”, pero que alcanza al ejercicio “colectivo” del mismo.
La igualdad, debe ser lo normal; sin privilegios ni discriminaciones de ningún tipo.
Otros cuestionarán que en España seamos tan generosos con confesiones que, en los países donde son mayoritarias, no respetan los derechos religiosos de las minorías.
FOTO: Jorge Fernández, 28/02/2013 |
Pues yo creo que, parafraseando un dicho popular: “la reciprocidad bien entendida empieza por casa”. Es decir, no creo en la reciprocidad negativa (“si no me das, te quito”). Sirvo a Alguien que me enseñó a poner la otra mejilla y a “hacer a los demás, lo que queramos que nos hagan a nosotros” [1] (no se por qué la interpretación popular de esta “regla de oro” se tradujo en sentido negativo: “no hagas a los demás, lo que no quieres que te hagan a ti”, pero cambia su sentido original).
En otras palabras, me alegro de vivir en una ciudad como Madrid que, aunque sea un tanto lenta y tímidamente, avanza hacia la normalidad religiosa.
Eso si, estando allí de pie, ante el edificio en construcción del nuevo templo Ortodoxo, pensé: “Ojalá que el presidente Vladimir Putin y el Patriarca Cirilo I, cuando vean nevar sobre Moscú, reflexionen sobre la necesidad de respetar en Rusia la libertad religiosa de una manera real y efectiva... ¡aunque solo fuera por cortesía!”.
Autor: Jorge fernández
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© 2013. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.
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