VUELVE A “CRUZAR LA LÍNEA” OPTANDO PÚBLICAMENTE POR UN CANDIDATO

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Polémica por la desaparición de un artículo en la web de la BGEA, en el que Graham calificaba al Mormonismo de secta.

De izq. a der.: Romney, Billy Graham y su hijo, Franklin Graham

(Redacción, 23/10/2012) Hace unos días, el célebre evangelista Billy Graham, de 93 años de edad, recibía en su casa de Carolina del Norte al candidato republicano Mitt Romney y le ofrecía su apoyo “por sus valores y por sus fuertes convicciones morales”.

De este modo, el anciano evangelista –ya retirado de su labor ministerial- “cruzaba otra vez la línea” de la que, en una reciente entrevista concedida a Christianity Today, dijo mostrarse arrepentido, afirmando que, “...si pudiera volver atrás, me hubiese mantenido al margen de la política... mirando hacia atrás se que a veces he cruzado la línea, y yo no lo haría ahora...”, decía. Poco tiempo pasó, desde entonces, para que -bien por iniciativa propia o por presiones de su entorno-, Graham volviera a “cruzar la línea”, bendiciendo al candidato republicano.

La polémica fue mayor, tras su entrevista con Romney, cuando se descubrió que, en el sitio web de la Asociación Evangelística Billy Graham (BGEA, por sus siglas en inglés), había desaparecido un artículo, como “por arte de magia”, en el que Graham calificaba al Mormonismo de “Cult” (“secta”), un término muy ofensivo en los EEUU. Aunque se cree que la “limpieza” de la web no se hizo a iniciativa del anciano evangelista, sino de algún estratega de la organización que lo consideró inconveniente.

En cualquier caso, el calificativo de “secta” que los evangélicos estadounidenses –y el propio Billy Graham- han dedicado a la Iglesia fundada por Joseph Smith “de los Santos de los Últimos Días”, a la que pertenece Romney, es imposible de disimular, ya que está recogida en infinidad de reseñas bibliográficas.

“LOS VALORES QUE NOS UNEN”

"Vote los valores Bíblicos". Billy Graham pide el voto "para que América siga siendo una nación bajo Dios"  | AMPLIAR

Tampoco lo ignora Romney, quien evoca “los valores compartidos que nos unen” por encima de las insalvables diferencias doctrinales.

¿A qué valores se refiere? Fundamentalmente, al rechazo del aborto y del matrimonio entre personas del mismo sexo, además del apoyo incondicional a Israel. Esto es lo que está en la mente de la mayoría. Pero también, a los valores de la economía de mercado. No cabe duda de que las políticas sociales de Obama –como, por ejemplo, su proyecto de Sanidad universal para todos los ciudadanos- no despierta simpatías en ese sector del electorado, aunque solo fuera por razones económicas y culturales.

Por eso, el hecho de que Romney sea un empresario millonario, que hace todo lo posible para pagar menos impuestos que el resto de los ciudadanos, no resulta un elemento disuasorio para esa parte del electorado más conservadora. Al contrario, sirve para restar importancia al hecho de que sea “un mormón”.

Con su “bendición”, Graham viene a reforzar el apoyo de esa parte importante de los evangélicos estadounidenses que, según las encuestas, apoyan al “mormón” Romney en su intento de desbancar al actual presidente, el “bautista” Barack Obama. Una paradoja religiosa, ésta, tan extraña como inexplicable (a no ser desde la perspectiva de ese 24% de los evangélicos que siguen creyendo que Obama es “musulmán”, pese a las reiteradas ocasiones en que el Presidente ha declarado en público su fe cristiana evangélica).

EL DÍA DESPUÉS DEL 6-N

Un dato importante. Cuando el encuentro entre Graham y Romney se produjo, ya se había celebrado el primero de los tres debates públicos entre los dos candidatos. En esa ocasión, el republicano tuvo un resultado favorable, arrinconando al demócrata con un estilo más agresivo. Sin embargo, Obama ha salido vencedor en los otros dos debates y, aunque todavía quedan varios días para las elecciones presidenciales del próximo 6 de noviembre, el actual Presidente mantiene intactas sus posibilidades de ser reelegido.

Si así fuera -si Obama es reelecto presidente de los EEUU-, es posible entonces que Romney vuelva a su fecunda actividad empresarial y que Joseph Smith recupere su lugar en la galería de los herejes más denostados por el conservadurismo evangélico norteamericano.

¿Y Billy Graham? Quizás la BGEA debería reflexionar en profundidad acerca de la (in) conveniencia de su estrategia, exponiendo innecesariamente a una leyenda del protestantismo mundial a las inclemencias de las profanas refriegas políticas, obligándole a “cruzar la línea” que separa la paternidad espiritual del apadrinamiento político.

Fuente: Actualidad Evangélica / Jorge Fernández

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