SIN ÁNIMO DE OFENDER
Muy blancos...
(JORGE FERNÁNDEZ, 04/10/2012)
“Es la hora de mostrar a esta sociedad nuestra singularidad...”. (Mariano Blázquez, secretario ejecutivo de Ferede, septiembre de 2012).
Fue una frase breve, directa y pronunciada en un tono totalmente alejado de consignas triunfalistas. Sin embargo, sonó desafiante y me impactó mucho, sin que en el momento pudiera entender muy bien por qué. Luego me di cuenta. Fue el contexto en el que se pronunciaba: una reunión para abordar los problemas de nuestros lugares de culto protestantes con la Administración. Un asunto propicio para dejarnos llevar por el victimismo y los lamentos. Pero aquella frase, pronunciada en la apertura de la reunión, cambió la atmósfera y nos enfocó a todos en el desarrollo de una serie de iniciativas creativas, constructivas y estimulantes.
Todo tiene que ver con nuestra visión. Con la visión que tengamos de nosotros mismos, de la sociedad en la que vivimos y del Dios al que servimos.
Creo, sinceramente, que a los protestantes españoles aún nos cuesta mucho salir de “la trinchera”. No es que nos falten motivos, es cierto. Nuestra joven democracia, nuestra mejor aliada en la defensa de la libertad religiosa, todavía se muestra débil y dubitativa para consolidar de forma nítida y sin ambigüedades, el derecho fundamental a la libertad religiosa, con todas sus consecuencias.
Por otra parte, para los nostálgicos del Nacionalcatolicismo, (leer el artículo que les dedica Máximo García en esta misma revista), toda oportunidad es buena para mandar el mensaje de que: “¡Eh, que estamos aquí, vestidos de demócratas, pero no nos hemos ido y aún mandamos!”.
Cuando eso sucede, los protestantes españoles, casi como por un acto reflejo, nos ponemos a la defensiva y nos sentimos arrastrados, muy a nuestro pesar, a la trinchera del victimismo y de la queja.
Y no es que la protesta no tenga su lugar, sino que, aún en la protesta necesitamos mantener la visión, para ponerla en la perspectiva correcta y que ésta sea más eficaz.
Por otro lado, una visión correcta de la sociedad en la que vivimos y de nosotros mismos, como pueblo evangélico, debe servirnos para saber que, más allá de “la pataleta”, estamos llamados a tener un papel protagónico en la historia de este país y que hay muchas más cosas que podemos y debemos hacer.
Eso fue lo que, creo yo, pasó en la citada reunión, de la que todos salimos desafiados y motivados por la estrategia y los pasos acordados, en un espíritu de unidad y armonía muy gratificante. ¡Sin triunfalismos! Pero “vencedores”, en el mejor sentido de la palabra.
VISIÓN Y EVANGELIZACIÓN
Creo que algo muy parecido nos sucede al pensar en la evangelización. Pronto voy a cumplir un cuarto de siglo viviendo y trabajando en este hermoso país, que es España, tierra de mi padre y de mis abuelos. Y todavía, de vez en cuando, resuenan en mis oídos aquellas palabras, convertidas con el tiempo casi en refrán: “España es la tumba de los misioneros”.
Y, tengo que decir, que en todos estos años, he visto ir y venir... y morir (ministerialmente, digo), a muchos misioneros que, cansados de “no ver el fruto de su labor”, acabaron regresando a sus países y, en algunos casos, abandonando el ministerio cristiano, contribuyendo de ese modo a reforzar la creencia y a difundir el refrán...
No hace falta decir, que nunca nos atreveríamos a juzgarles y que, obviamente, cada corazón tiene sus razones... Pero, cabe preguntarnos... ¿por qué no vieron el fruto de su labor?
Con frecuencia, el problema no está tanto en la existencia o no de fruto, sino en nuestra visión y expectativas.
Jesús tenía una visión muy distinta a la de los apóstoles y a la de sus contemporáneos cuando les dijo, “¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega” (Juan 4:35). E insistía: “La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies” (Lc. 10:2).
Esto no tiene nada que ver con “triunfalismo misiológico”, sino con visión.
¡Y eso que Jesús no contaba con la valiosa ayuda de encuestas!, como, por ejemplo, la que acaba de publicar el Observatorio del Pluralismo Religioso en España, donde se constata, entre otras cosas, que los españoles seguimos teniendo –muy mayoritariamente- la necesidad de creer, aunque seamos cada vez más plurales y, quizás, algo confusos en cuanto a nuestras adscripciones religiosas.
Los campos están blancos para la siega, sí, muy blancos diría yo...
¡Alcemos, pues, nuestros ojos! Y, con humildad –lejos de actitudes triunfalistas- pero con visión y convicción, vayamos a cada rincón de España en busca de esos millones de corazones, hambrientos del Pan del Cielo...
Autor: Jorge Fernández
© 2012. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.
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