SOCIOLO-AL-DÍA
Ni-ni, ni de broma
(JONATÁN POZO, 17/09/2012) Al fracaso de una sociedad le llaman ahora "Generación ni-ni", siguiendo el ejemplo de Adán: “la mujer que me diste”. Los analistas de lo social han creado una etiqueta tan pegadiza, tan comercial, que ha sido capaz de maquillar una realidad injusta y cruel, y convertir a los jóvenes en responsables de la actitud ni-ni.
Los datos son tan contundentes como creíbles. España tiene el dudoso honor de ser el país con el mayor número de jóvenes, de entre los 15 y los 29, que no estudian ni trabajan.
Las cifras las hemos conocido a través del informe Panorama de la Educación 2012, realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), donde se muestra que nuestro país está ocho puntos por encima de la media de los países desarrollados (15,8%) y siete puntos más alto que lo estaba en 2008. La cifra es aún peor si nos centramos en la franja de 25 a 29 años de edad, en la que se alcanza el 29%.Hablar de la "Generación nini" es una broma de muy mal gusto en los tiempos que corren. Nunca como ahora ha sido tan difícil acceder al mercado de trabajo. Pero también lo es acceder al sistema educativo cuando se abandonó de forma prematura (bien sea debido al fracaso escolar, bien sea porque durante los años de bonanza se dejaron los estudios para incorporarse al mundo del trabajo). Baste un dato: en la década del 2000, el 30% de los jóvenes abandonaba el sistema educativo.
¿Es justo hablar de Generación ni-ni en una sociedad que alcanza un 50% de paro juvenil? Creo que es impropio e indigno. Y el problema de la educación no puede ser culpa únicamente de los alumnos, del mismo modo que el problema del desempleo juvenil no puede ser sólo responsabilidad de los jóvenes.
Esta reflexión sería parcial si la dejáramos aquí. Bajo la etiqueta (nefasta por lo que acabamos de ver): Generación ni-ni, se esconde otro fracaso: el de la familia. Valores, principios, habilidades sociales, responsabilidad, normas… Cuando como padres hacemos dejación de nuestras funciones para entregarlas a la escuela, o a la televisión, o al grupo de iguales, etc. pasa esto, que no somos capaces de cumplir nuestro papel como padres: educar para la vida.
La consecuencia es que nuestros jóvenes son incapaces de tomar las riendas de su vida y se limitan a ni-ni. Normal, ¿verdad? El 54% de los jóvenes dice no tener proyecto alguno por el que sentirse especialmente interesado o ilusionado, según Metroscopia. La crisis está actuando como lupa ante una realidad social que viene de lejos, de una serie de cambios culturales y de valores muy profundos.
Seguro que buena parte de estos jóvenes son generación ni-ni por comodidad. Pero hay otros jóvenes que no son ni-ni, simplemente no se les está dejando ser otra cosa. Sean ni-ni o estén ni-ni, todos ellos viven desorientados, sin brújula ni camino.
La Generación ni-ni es todo un síntoma que haríamos bien en comprender. Es el resultado de un modelo de sociedad. Una sociedad que está compuesta de familias. Las familias las componemos tú y yo. ¡Basta ya de seguir la estrategia de Adán! ¡Basta ya de culpabilizar al otro! Asumamos nuestra responsabilidad, para ser parte de la solución. Y por favor, no hagamos más bromas con algo tan serio.
Autor: Jonatán Pozo
© 2012. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.
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