EN PERSPECTIVA

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(JUAN MANUEL QUERO, 12/06/2012) Quisiera comenzar con el significado que hay detrás del nombre de uno de nuestros municipios: «Simancas». La primera vez que estuve en este lugar, llamaba mi atención ver símbolos de manos cortadas en diferentes lugares de la localidad, lo que me parecía un tanto macabro, por lo que decidí investigar el motivo, y así descubrí la historia.

Fue en el Siglo IX cuando Reinaba Ramiro I, que se pactó con el rey moro Abderramán II un tributo de cien doncellas que escogidas de todos los reinos españoles formarían parte de su harén particular. Fue a este pueblo de Valladolid, conocido especialmente entre los investigadores actuales por estar allí el Archivo Nacional de Historia, que le correspondió entregar a siete hermosas mujeres.

Estas doncellas, en una decisión de lealtad a su tierra, acordaron cortarse las manos, quedando mancas, y mutilando así su hermosura. Por ello cuando el emir moro las vio, dijo las palabras que dieron nombre a este municipio: «Si mancas me las dais, mancas no las quiero». Cada año se celebra este acontecimiento en este lugar, escogiendo a siete hermosas mujeres, pero en este caso sin quedar mancas.

Esta historia me recuerda un pasaje bíblico en el que se nos dice que más vale entrar manco en el Reino de Dios, que utilizar las dos manos para hacer lo contrario a la voluntad de Dios, porque las consecuencias serían pésimas (Mateo 18:8).  Me refiero a este pasaje pensando en aquellos literalistas, que intentan usar algunos pasajes bíblicos para defender lo que son sus propios complejos, temores, o decisiones. Por ejemplo, hay quienes no oran en público, porque dice la Biblia, que cuando ores entra a tu dormitorio y cierra la puerta, y así en lo secreto Dios te escuchará.

Pero, de nuevo estamos con una hermenéutica de contraste, Jesús estaba viendo a los religiosos que les gustaba hacer largas oraciones en las esquinas, donde se les pudiera ver bien, y manifestar así lo buenos que son. Hoy podemos encontrarnos así a bastantes religiosos, que les gusta hacer oraciones bonitas delante de las personas, pero que su relación con Dios es un desastre. Y están los otros, que en base a querer dar una imagen de humildad, usan el texto bíblico  interpretando que ninguna otra persona debe de oír la oración, pero no es esto lo que nos enseña La Escritura, sino que dejemos de orar para cumplir con el rol religioso correspondiente, y que tengamos una relación sincera con Dios.

En base a todo esto, es decir, a la forma de entender literalmente la Biblia sin recordar que hay unos códigos interpretativos básicos, me pregunto dónde estarán los mancos, los que dicen que todo hay que interpretarlo literalmente. Si algunos insisten en que todo hay que entenderlo de forma fija, ¿por qué no vemos a nadie con las manos cortadas en base al texto bíblico? Me parece una locura interpretar la Biblia de forma literal en todas sus partes sin analizar con qué tipo de texto nos encontramos. En el fondo creo que nadie lo hace, y quien dice hacerlo, se engaña, o simplemente es un interesado. Lo más complicado es investigar honestamente el texto bíblico, a pesar de la dificultad que pueda costar en algunos pasajes desentrañar el mensaje que Dios nos revela, viendo cuál es el espíritu de la Palabra de Dios. Es más complicado cuando descubrimos que el mensaje bíblico puede ser contrario a algunas de las queridas tradiciones, y sobre todo cuando es diferente a lo que nos gustaría que dijera. Pero hemos de esforzarnos por hacer la exégesis correcta, para luego buscar que la Biblia sea nuestra guía para vivir, y no la excusa para las cosas que vivimos, sabiendo que en todo lo que Dios nos muestra hay bien y no mal.

Autor: Juan Manuel Quero

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