SILBO APACIBLE

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GUILLEM CORREA, 22/12/2011 | Si me permitís hablar sincera y libremente quiero deciros que os deseo una Feliz Navidad. No os deseo unas felices fiestas. Os deseo una Feliz Navidad. Porque para mí, como para muchas otras cristianas y muchos otros cristianos, lo que celebramos es el cumpleaños de Jesús, lo que celebramos es su nacimiento. Y lo celebraríamos con la misma ilusión y con la misma intensidad fueran o no fueran festivos estos días. De hecho, hay cristianos que celebran la Navidad y en sus países no son días festivos, así como hay cristianos que celebran el domingo y en sus países no es día festivo, pero no por ello deja de ser el Día del Señor.

La celebración está en la significación de la fecha que celebramos, no en que sea o no sea festivo.

Estos días me encuentro que cuando deseo una Feliz Navidad hay quien me responde con un "felices fiestas". Puede que para algunas personas la Navidad sólo signifique una fecha festiva en su calendario laboral, pero estoy seguro que la mayoría de las personas que me han deseado "felices fiestas" son cristianas.

Es por esta razón que desde aquí os invito a "contagiar" el espíritu de Navidad que no consiste en celebrarla porque es festivo, sino que consiste en celebrarla porque celebramos el Dios encarnado en Jesús, un bebé que cambia la vida de la gente y que sustenta la vida de los cristianos hasta la muerte.

En la despedida de una hermana, que ya está en la presencia del Señor, el pastor que presidía el acto nos ha recordado que la distancia más larga que nos separa de Dios es nuestro orgullo y que la distancia que nos acerca más a Dios es la oración.

Que esta Navidad dejemos nacer en nuestro interior la oración del niño que todas y todos llevamos dentro y enterremos, de una vez para siempre, el orgullo que nos lleva a desear "felices fiestas" en lugar de desear que TENGAMOS TODOS Y TODAS UNA FELIZ NAVIDAD.

Autor: Guillem Correa Caballé

© 2011. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.

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