LA COLUMNA DE LOLA
El fenómeno 15-M
(LOLA CALVO, 14/06/2011) Llevo días repasando con cierta intermitencia, lo confieso, el fenómeno 15-M. Como persona de la generación que vivió el “mayo francés” y educada con el espíritu de
Pido perdón públicamente a todos los “indignados”, a cuantos estos días han demostrado su disconformidad serena. Me congratulo, al igual que otros adultos no tan jóvenes, de que hayan podido emerger, en medio de las ideas consumistas, personas que quieren otro orden de cosas. Queremos otro orden de cosas.
Manifestación de 'indignados' en la Puerta del Sol de Madrid |
Somos criaturas hechas a imagen y semejanza de Dios y no debemos olvidar que a Dios no le gusta la injusticia, ni la avaricia, ni la corrupción, ni los favores para obtener beneficios propios. Es un padre amoroso que nos recuerda que ni Salomón con toda su gloria, poder y boato, pudo vestirse jamás con la exuberancia y riqueza de un lirio. Creo que nos quiere decir algo.
La carrera consumista solo puede funcionar bien si provoca un mayor consumo, despreciando si en el camino estamos perdiendo verdadera calidad de vida o si para conseguirlo pisamos unas cuantas cabezas, o le quitamos el pan a medio mundo. Y qué catacli
Hay tantas recomendaciones bíblicas, verdades como puños, tesoros ocultos entre los renglones, gemas que brillan en la oscuridad, riqueza auténtica, de esa que nadie puede destruir por tratarse de aleaciones desconocidas. Cuanto antes nos zambullamos en esas aguas que nos reconfortan y nos dan un vigor nuevo, antes estaremos preparados para ser portadores de perspectivas nuevas, de mensajes de esperanza, de soluciones verosímiles.
Los cristianos necesitamos también in 15-M para desviar nuestra atención de aquello que nos corrompe, y siempre en son de Paz, poder demostrar al mundo que nuestros corazones están repletos de verdaderos tesoros, de aquellos que la codicia de los hombres no pueden destruir.
© 2011. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.
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