EDITORIAL
La lucha contra los abusos sexuales a menores, una prioridad evangélica
El drama de los abusos a menores es una realidad creciente en todo el mundo, y no hay ámbito de la sociedad donde nuestros niños estén 100% a salvo de esa terrible tragedia. Urge que las iglesias evangélicas abordemos este asunto de forma proactiva
(EDITORIAL, 04/02/2022) La ratificación de la condena por parte del Tribunal Supremo contra un pastor evangélico acusado de varios delitos de abusos sexuales a menores en un municipio de la Región de Murcia, España, ha servido para evidenciar la contundencia y la transparencia con la que la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE) ha actuado, no solo en ese caso concreto, sino de forma preventiva, mediante la aplicación de protocolos rigurosos para la acreditación de ministros de culto y la prevención de estos delitos en las iglesias y entidades evangélicas de España.
“ABANDERADO EN DERROTA…”
Desgraciadamente, pese a lo positivo de la noticia en cuanto a las buenas prácticas de nuestras instituciones e iglesias, ante el drama de los abusos de menores los cristianos evangélicos no encontramos motivos para sacar pecho ni para celebraciones. Las palabras del profeta Isaías cuando describe al pueblo de Dios como “abanderado en derrota” (Isaías 10:18), parecen apropiadas para describir cualquier éxito o buen hacer por nuestra parte, frente un crimen de proporciones catastróficas ante el cual la sociedad está siendo claramente derrotada.
El drama de los abusos a menores es una realidad creciente en todo el mundo, y no hay ámbito de la sociedad donde nuestros niños estén 100% a salvo de esa terrible tragedia.
PEDERASTIA EN LA IGLESIA CATÓLICA
En estos días ocupan las portadas de la prensa española los numerosos casos de pederastia dentro de la Iglesia católica española, como antes sucedió en los EEUU, Irlanda, Alemania o Francia. También la reputación del papa Benedicto XVI ha sido puesta en entredicho en estos días, a raíz de un informe independiente que demostraría su inmovilismo ante los abusos cometidos en la archidiócesis de Munich durante su arzobispado entre 1977 y 1982.
ABUSOS EN IGLESIAS EVANGÉLICAS Y OTROS GRUPOS RELIGIOSOS
Salvando las distancias, en el ámbito evangélico, esta semana también es noticia que el pastor y directivo global de la iglesia evangélica Hillsong, Brian Houston, se tomará un año sabático para responder ante la justicia por cargos de ocultamiento de abuso sexual.
Houston, de 67 años, fue acusado en agosto del pasado año de ocultar que su difunto padre, Frank Houston, también predicador, agredió indecentemente a un menor en 1970. Los documentos judiciales alegan que Houston sabía del abuso de su padre desde 1999 y “sin una excusa razonable”, no reveló esa información a la policía.
El caso de las 700 víctimas de abusos sexuales dentro de la convención Bautista del Sur, sacado a la luz en 2019 por la prensa estadounidense, causó una gran conmoción y llevó a la organización religiosa a iniciar una profunda investigación de los hechos.
Años antes, el escándalo salpicaba a los Testigos de Jehová, cuando salió a la luz que el liderazgo de dicha organización religiosa, con más de 8 millones de fieles en el mundo, había estado instruyendo a sus líderes durante décadas para evitar que los casos de abusos sexuales salieran a la luz.
NO UN PROBLEMA “RELIGIOSO” SINO SOCIAL… Y CRECIENTE
No cabe duda de que los abusos sexuales, especialmente a menores de edad o personas vulnerables, resultan especialmente chocantes y escandalosos en el ámbito de las comunidades religiosas, donde se predica la virtud y de las que se espera una ejemplaridad mayor que en otros sectores de la sociedad. Y si esto es verdad de los creyentes en general, lo es mucho más de los pastores y ministros religiosos, sin duda. Así lo reconoce FEREDE y de allí su política de “tolerancia cero” con los abusos sexuales en general, y muy especialmente los cometidos contra menores o personas vulnerables.
Pero, con todo, el problema de los abusos sexuales a menores está lejos de ser un problema exclusivo o particular de las comunidades religiosas. Los abusos sexuales en el deporte de élite; en el fútbol; o en el mundo del espectáculo, están a la orden del día. Por no hablar de la pornografía infantil...
LA FAMILIA, EL ESCENARIO PRINCIPAL DE LAS AGRESIONES
Pero según un estudio publicado hace un año por la Fundación Anar, el ámbito donde, con diferencia, se producen la mayoría de los abusos sexuales a menores es la familia.
El perfil del agresor sexual es el de un hombre, mayor de edad, de la familia o del círculo de confianza. El padre sigue siendo el agresor principal, pero con los años ha aumentado la proporción de casos en los que es la pareja de la madre, mientras que han ido disminuyendo los adultos "conocidos o de confianza" de la familia. Y las víctimas, muy mayoritariamente (cuatro de cada cinco), son mujeres; niñas de entre 11 y 12 años de edad.
AUMENTO ALARMANTE DE CASOS
Pero hay un dato aún más estremecedor en ese estudio, “basado en el análisis de las 89.808 llamadas sobre abuso sexual realizadas entre 2008 y 2019 para atender a 6.183 víctimas”: los abusos se han cuadruplicado en 11 años.
“En ese periodo, la tasa de crecimiento de los casos de abuso fue de un 300 %, pasando de 273 en 2008 a 1.093 en 2020. En los últimos años la evolución se ha disparado con un incremento medio del 20,5 %, aumentando especialmente los abusos a través de redes y aplicaciones de mensajería”.
“El confinamiento no ha sido igual para todos: ha escondido y agudizado el maltrato que sufren cada día miles de niños/as y adolescentes en sus casas. Lugar que debería ser su mayor refugio”.
LAS AGRESIONES EN GRUPO
Destaca la Fundación el aumento de las agresiones en grupo o "manadas", con la víctima abusada por dos o más personas (el 10,5 % de los casos en 2018) y también el incremento a lo largo de la década de las menores atendidas por violencia de género, agredidas por novios, parejas o exparejas (6,3 % en 2018).
REFORMAS JUDICIALES PARA MEJORAR LA PROTECCIÓN DE NIÑOS Y ADOLESCENTES
ANAR alerta de que el conocimiento que se tiene sobre el abuso sexual a menores es escaso y anima a los poderes públicos a investigar el problema, además de realizar campañas de prevención para favorecer las denuncias desde edades tempranas, profesionalizar la atención y abordar reformas en el ámbito judicial para mejorar la protección de niños y adolescentes.
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Además de los poderes públicos, no cabe duda de que las iglesias tenemos un papel muy importante en esta lucha, que debe abarcar la vigilancia activa, la detección, la denuncia inmediata a la policía cuando proceda, y la creación de espacios seguros para los menores en nuestras comunidades.
Urge que las iglesias evangélicas abordemos este asunto de forma prioritaria y proactiva.
© Actualidad Evangélica / Madrid, 04/02/2022