IN MEMORIAM DE JUAN CARLOS ORTIZ
“La institucionalización del mover del Espíritu” estaba entre sus temas preferidos… para señalarla como una amenaza.
Mi encuentro con Juan Carlos Ortiz en Gandía, Valencia (2013)
(JORGE FERNÁNDEZ, 02/12/2021) La noticia de la partida del pastor Juan Carlos Ortiz a la presencia de Dios, ayer, 1 de diciembre de 2021, a los 86 años de edad, me ha producido una gran emoción y una catarata de recuerdos muy entrañables.
Recuerdos que se remontan a mis primeros años de convertido, a finales de los años 70, en Buenos Aires, y alcanzan hasta la actualidad, ya que siempre he seguido con interés su trayectoria ministerial.
Pero sin duda, mi último y más preciado recuerdo es la ocasión que tuve de entrevistarle, en exclusiva para Actualidad Evangélica, en marzo de 2013, cuando fue el predicador invitado por las Asambleas de Dios de España (FADE) a su Congreso nacional, en Gandía, provincia de Valencia.
Juan Carlos Ortiz, ayer y hoy...
Tener a mi predicador favorito y referente en muchos aspectos -a quien sólo había leído o escuchado en viejos casetes o vídeos de Youtube, pero nunca en persona- veinte minutos solo para mí, fue un regalo del cielo que agradezco al Señor y a quienes lo hicieron posible, los pastores Juan Carlos Escobar y Javier Otero, que me facilitaron la entrevista.
Me acompañaba mi esposa Miriam, otra fan del pastor Ortiz, quien nos atendió con generosidad y simpatía a pesar de que acababa de predicar y la hora había corrido bastante.
De la entrevista, que puede leerse en Actualidad Evangélica, rescato su humildad –“llamame Juan Carlos, somos hermanos”-; su franqueza –“Siempre trato de ser constructivo. Aunque, por decir ciertas cosas ¡me echaron de las Asambleas de Dios! (Ríe)”-; su honestidad y sentido del humor: “yo nunca me he promocionado ni he tenido una estructura de ministerio, como por ejemplo Luis Palau, Billy Graham, o Alberto Mottesi. Me parece fantástico lo que hacen ellos, pero yo... ¡Ni sitio web, tengo! Y menos ahora, que tengo 78 años y puedo decir lo que quiera sin temor de que afecte a mi reputación... ¡Si ni siquiera tengo una reputación que proteger!, ¡jajá!”-.
"EL REINO DE DIOS, EL DISCIPULADO Y LA UNIDAD DE LA IGLESIA"
Genio y figura, Juan Carlos Ortiz fue la cara más visible de aquel grupo de líderes del movimiento evangélico de renovación carismática -junto a hombres como Jorge Himitian, Angel Negro, Ivan Baker, y los misioneros Orville Swindoll y Keith Bentson-, que en la década de los 70 sacudió e hizo tambalear los, por aquel entonces férreos cimientos de los muros denominacionales, con un mensaje potente sobre el reino de Dios, el discipulado y la unidad de la Iglesia.
Dotado predicador, capaz de captar y mantener la atención de auditorios multitudinarios durante más de hora y media (¡algo muy poco recomendable a menos que se sea Juan Carlos Ortiz!) con sus desafiantes e inolvidables mensajes en los que las hilarantes anécdotas que contaba -inspiradas en su profundo conocimiento de las costumbres evangélicas- eran “la anestesia” con la que amortiguaba “el golpe” de una verdad que penetraba hasta lo más hondo de la conciencia.
Como él mismo reconocía en la citada entrevista: “… el humor es como una anestesia. Hacés reír y, ¡zás! Les clavás el puñal. ¡Jajá! Yo creo que es la herencia andaluza de mi madre, que incluso se me nota en los movimientos”.
ADMIRADO POR LOS TEÓLOGOS
Ortiz no era un teólogo, sino un pastor y un predicador brillante (probablemente también un profeta, aunque no presumía de ello), pero conocía la teología y sus puntos fuertes y débiles, por eso no era extraño que gustara tanto a algunos teólogos que quizás admiraban su capacidad para comunicar las verdades espirituales y teológicas más profundas, con tanta sencillez y gracia. Recuerdo cómo, por ejemplo, en una conversación informal de la que fui testigo en un encuentro con pastores en Los Ángeles en 1981, el prestigioso teólogo portorriqueño Orlando Costas expresaba su admiración por Juan Carlos Ortiz y lo mucho que disfrutaba al escucharle. Y me consta que no era el único.
Fue por finales de los 70, yo tendría unos 18 ó 19 años, calculo, cuando escuché por primera vez uno de esos casetes que la gente grababa en las conferencias de Ortiz en “la iglesia de la calle Hidalgo”, como se la conocía, o en la Federación de Box, en multitudinarios encuentros a los que asistían fieles de distintas denominaciones evangélicas atraídos por la fama del carismático predicador.
Mensaje de Juan Carlos Ortiz en el Congreso de FADE en 2013, titulado: "La vida en el Espíritu"
Era una serie titulada, “Las tradiciones de la Santa Madre Iglesia Evangélica”, y con ese título ya está todo dicho. En esa serie daba un repaso completo -hecho con tanta gracia y humor, como agudeza- a las muchas tradiciones, costumbres, “jerga”, prejuicios y tics farisaicos que, unos más graves que otros, nos alejaban de la esencia del evangelio de Cristo y afectaban a nuestra relación con Dios, con la Iglesia y con la sociedad.
Por supuesto, no todos le reían las gracias, ni mucho menos apreciaban sus aportaciones. Como era de esperar, su mensaje causaba incomodidad, sino completo rechazo, en algunos círculos evangélicos y, como él mismo me dijo en la entrevista (y también en una plenaria en el citado Congreso de FADE), “a ustedes les hace gracia, pero por decir estas cosas me echaron de las Asambleas de Dios hace años” (Y reía). No solo eso, con el tiempo también dejó el movimiento carismático en Argentina. Probablemente, su espíritu despierto y su peregrinaje personal, siempre un paso por delante de los demás, le convertían en un líder incómodo para los movimientos que dejaban de ser tales y empezaban el camino (¿inevitable?) de la institucionalización. Precisamente, “la institucionalización del mover del Espíritu” estaba entre sus temas preferidos… para señalarla como una amenaza.
Su fama mundial se produjo con su participación en el congreso de Lausana 1974, al que asistió invitado por la Asociación Billy Graham. Allí pronunció su famoso mensaje sobre la unidad de la iglesia titulado, “Puré de papas”, que se incluye en su libro “Discípulo” junto con otros contenidos como “El evangelio según los santos evangélicos”, y “Las santas tradiciones protestantes”, entre otros mensajes. No es extraño que Discípulo se convirtiera en un bestseller mundial. Es sin duda el libro que mejor refleja el carácter y el mensaje de su autor. Sus mensajes eran auténticos "abrelatas" mentales y espirituales.
Yo guardo como un tesoro mi ejemplar de la primera edición publicada por Editorial Betania en 1978. Aproveché la ocasión de la entrevista en 2013 para que me lo autografiara.
“Jorge, el Rey y el Reino ¡primero!”, me dedicó.
Hoy, cuando releía esta dedicatoria y la entrevista que le hice hace 8 años, imaginaba ese encuentro entre Juan Carlos Ortiz y su amado Rey Jesús…
Pero, ¿cómo se lo imaginaba él? Dejémosle que él nos lo diga...
“Mis hijos hacen un chiste... Dicen que cuando los predicadores van al cielo, San Pedro les hace predicar. Y, que cuando vaya yo, empezarán a escucharme y, de pronto, el Señor Jesús empezará a tomar notas. Entonces Pedro le preguntará: “¿Pero, Señor, tú tomas notas?"; y que Jesús le responderá: "Sí, éste dice cosas que yo no había oído nunca!, ¡jajá!”.
“Genio y figura hasta la sepultura”, dice un refrán. Y así fue Juan Carlos Ortiz, un predicador extraordinario, un hombre de Dios auténtico; alguien tan grande que “no se la creía”, que era capaz de reírse de sí mismo, de aceptar su falibilidad y, aún más importante, amar, respetar y bendecir a los que no pensaban ni creían como él.
Sin duda un gran ejemplo.
© Jorge Fernández Basso – Madrid, 02 de diciembre de 2021
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. ENTREVISTA A JUAN CARLOS ORTIZ (por Jorge Fernández, 08/03/2013)
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