OPINIÓN / EDITORIAL
Semana santa: ¿Quién nos robó la pasión y la alegría?
Si se sugiere imprescindible la “reconversión” en el ámbito económico, ¿por qué no reflexionar también y preguntarnos sobre una “reconversión” en nuestra vida religiosa y espiritual?
(EDITORIAL, 31/03/2021) Con tristeza y resignación se vive la Sema Santa 2021 en muchos rincones de España debido a las restricciones de la pandemia que impiden la celebración de procesiones y otras tradiciones populares muy arraigadas en el folclore y en el corazón de muchos españoles.
Las cofradías guardan sus pasos y sus ornamentos un año más, esperando tiempos mejores, mientras que las imágenes religiosas de cristos, marías y santos de cada pueblo, reposan en los interiores de los templos católicos romanos y en museos donde son visitados por los vecinos más devotos.
Pero no todo lo que reluce (o desluce, en este caso) es devoción religiosa. Allí están hosteleros, restauradores, comerciantes, guías turísticos y un importante sector de la economía sufriendo su propio vía crucis, su propio “calvario” económico y empresarial por segundo año consecutivo por causa de esta pandemia. El sector turístico español estimó en 18.000 millones de euros las pérdidas de la Semana Santa de 2020, y cabe pensar que este año será algo similar.
Aunque uno sea de fe protestante, puede comprender que para los católicos devotos la suspensión de las procesiones sea motivo de mucha tristeza. Y también lamentar las enormes pérdidas que afectan a las economías de tantas familias vinculadas a estas festividades religiosas-turísticas-culturales.
Pero ¿acaso no es la Semana Santa, precisamente, la celebración de una espantosa agonía que precede a la alegría de la Resurrección? ¿No es esta crisis social y económica que padecemos por causa de la pandemia una buena oportunidad para proclamar la fe y la esperanza ante la adversidad? Y si no es así, ¿qué clase de parodia representamos en la Semana Santa? ¿Qué clase de alegría más efímera y frágil ostentamos los llamados cristianos?
Es interesante que una de las cosas que está poniendo en evidencia esta pandemia, al decir de los economistas, es la fragilidad de una economía como la española basada en los servicios (turismo, hostelería, comunicaciones, transporte, etc.), que ha acusado el impacto de esta pandemia de forma mucho más fuerte que países con un mayor desarrollo industrial en sus economías. Sugieren, los expertos, que urge que España “reconvierta” su economía hacia sectores industriales y tecnológicos menos frágiles y más sostenibles, que fortalezcan y garanticen la solvencia de la economía española ante las crisis que se suceden y seguramente se sucederán en el mundo.
¿No sería quizás también oportuno hacer una reflexión religiosa-espiritual sobre la sostenibilidad de nuestra “devoción cristiana”? ¿De la autenticidad de nuestra celebración de la obra redentora de Cristo? ¿No sería éste, el de la pandemia, un buen momento para revisar los fundamentos de nuestra fe en Jesucristo? ¿Para “reconvertir” y “reconvertirnos” a una fe y a una liturgia menos folclórica y más espiritual? ¿Más genuina?
¿Para que nuestra celebración sea una auténtica “fiesta espiritual”, personal y comunitaria, que no dependa tanto ni la frustren un día de lluvia, un crack en la bolsa, o el Covid-19?
¿Para que podamos celebrar la Pasión y la Resurrección con una fe y una alegría que nada ni nadie nos pueda robar?
No creemos que sea un sacrilegio ni una falta de respeto plantearlo. Si se sugiere imprescindible la “reconversión” en el ámbito económico, ¿por qué no reflexionar también y preguntarnos sobre una “reconversión” en nuestra vida religiosa y espiritual?
Pensémoslo.
Actualidad Evangélica - Madrid, 31/03/2021