OPINIÓN / TIEMPOS DE PANDEMIA, por Jorge Fernández
La japonesa ANA es una de las compañías que organiza "vuelos a ninguna parte"
(JORGE FERNÁNDEZ, 17/09/2020) Que la pandemia del coronavirus nos está obligando a situaciones inimaginables, es una realidad. Que haya iniciativas que rocen el absurdo o la excentricidad, eso también.
Muestra de ello son los llamados “vuelos a ninguna parte” que algunas compañías aéreas asiáticas -en Japón, Taiwan, o Singapur- están ofreciendo a pasajeros que en algunos casos llegan a pagar hasta 300 dólares por un billete en clase turista, para despegar, dar una vuelta por los alrededores del aeropuerto, y volver a aterrizar en la pista de salida.
La iniciativa ha suscitado las críticas de epidemiólogos, que la consideran un riesgo de contagios innecesario, y de ecologistas, que denuncian el impacto de estos vuelos inútiles y costosos sobre el clima. Aunque sin ninguna duda, la cosa ha sido noticia por su evidente excentricidad.
En la Biblia tenemos un claro ejemplo, de lo que "no se debe hacer", en la generación de israelitas que salió de Egipto y pereció en el desierto tras 40 años de caminar en círculos... |
En el plano personal, nos recuerda a personas con grandes cualidades y talentos que todos hemos visto apuntar alto como “jóvenes promesas”… para al cabo de unos años de dar vueltas en círculos, sin un objetivo claro, terminar en la casilla de salida, frustrados por haber malogrado su potencial y, con las manos vacías. En ocasiones, la falta de determinación, la fuerza de voluntad y carácter, han sido las causas para no llegar a la meta. Pero otros, sencillamente, no tenían una meta clara que alcanzar. Se plantearon el camino de la vida como un paseo, no como una ruta hacia un destino o vocación. A uno se le ocurre que esta extraña propuesta también sugiere analogías en el terreno de otros comportamientos humanos, personales y colectivos.
En el plano empresarial, esto suele ser un comportamiento imperdonable que se paga muy caro. Cuando un emprendedor, o el liderazgo de una gran empresa, pierden de vista su razón de ser y sus metas empresariales, y solo se centran en la rentabilidad y el lucro, están confundiendo el medio con los fines, igual que los pasajeros que se suben a un avión, no para llegar a un destino, sino para disfrutar del lujo o los servicios complementarios del avión. Ese emprendedor, o ese empresario, está dando vueltas en círculos y llevando su empresa al fracaso, más pronto que tarde.
El tener un destino claro es importante para mantener el rumbo y alcanzar las metas en todos los órdenes de la vida, sea en la familia, la educación, las artes, los deportes, las ciencias…
También lo es en la vida espiritual.
Con sus actuaciones, algunos creyentes y líderes eclesiales, parecen estar confundiendo "el avión" con el destino, el medio con los fines, la organización con la misión... |
En la Biblia tenemos un claro ejemplo, de lo que "no se debe hacer", en la generación de israelitas que salió de Egipto y pereció en el desierto tras 40 años de caminar en círculos por renunciar a tomar la tierra prometida cuando debían haberlo hecho.
Pero también tenemos ejemplos positivos de hombres y mujeres creyentes, “de los cuales el mundo no era digno”[1], que nunca confundieron el camino de su peregrinaje personal con la elevada meta a la que se dirigían. Y son ejemplo para todos nosotros, seguidores de Jesús, en quien debemos poner nuestra mirada[2].
Es importante recordar esto hoy, en momentos cuando las iglesias estamos teniendo dificultades en el camino, por ejemplo, para abrir nuestros lugares de culto en condiciones normales debido a la pandemia. Con sus actuaciones, algunos creyentes y líderes eclesiales, parecen estar confundiendo "el avión" con el destino, el medio con los fines, la organización con la misión. Y así, empezamos a dar vueltas en círculos, enredándonos en contiendas inapropiadas, en planteamientos ideológicos o complicidades políticas partidistas que nos desvían de nuestra más alta vocación y llamamiento.
Sin duda, alguien que tenía las cosas muy claras era el apóstol Pablo:
“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
(…)
Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.
Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Filipenses 3:12-20)
Desde luego, estas no son las palabras de uno que vuela a ninguna parte. No señor…
Que Dios nos ayude a no perder la visión.
Bendiciones.
© Jorge Fernández – Madrid, jueves 17 de septiembre de 2020.-
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