OPINIÓN / SILBO APACIBLE - por GUILLEM CORREA
Gestionar la crisis desde la fe
(GUILLEM CORREA, 19/03/2020) | La crisis sanitaria que nos rodea es una puerta abierta que nos permite descubrir lo mejor y lo peor de la gente y de nosotros mismos.
Hay cristianos que quieren vivir desde su "súper" fe. Hay otros que se han escondido debajo de la cama y han decidido no salir hasta el próximo siglo.
Pero la mayoría vivimos nuestra fe de una forma sana y equilibrada.
El Apóstol Pablo dice de sí mismo que "Me veo capaz de todo gracias a aquel que me hace fuerte" (Filipenses 4:13). Es cierto, en Cristo encontramos la fuerza del día a día, como también encontramos la fuerza de enfrentar situaciones casi tan difíciles como la que tuvo que enfrentarse el Apóstol en su viaje a Roma relatado en el capítulo 27 del libro de los hechos.
El temporal sacudió la nave en la que viajaba Pablo y los demás.
Dice y enseña la Biblia que hacía días que no veían ni el sol ni las estrellas, debido al gran temporal, y que iban perdiendo toda esperanza de salvarse.
Pero fue en medio de todo este desconcierto que Pablo se puso en pie en medio de ellos para darles un mensaje de paz y de esperanza.
No hay que avergonzarse si la situación actual lleva inquietud en nuestros corazones. Entra dentro de lo que cabe esperar de todos y cada uno de nosotros. La cuestión no es sentirnos amenazados, la cuestión se si vivimos bajo la amenaza.
Tengamos nuestros 10 minutos de desconcierto pero pasados estos minutos volvamos a la certeza de la fe.
La certeza de la fe que no consiste ni en creernos que estamos blindados ante todo peligro ni en preguntarnos por qué nos tiene que afectar a nosotros si somos hijos e hijas de Dios.
La certeza de la fe es encontrar, en medio de la tormenta que nos sacude, la paz interior que nos permita decir, como atestigua el Apóstol Pablo, que nos "vemos capaces de todo". Nos vemos capaces, no por nuestra fortaleza interior. Tampoco porque somos mejores que los demás. Nos vemos capaces, sencillamente, porque Cristo nos hace fuertes para enfrentarnos, incluso, a todo lo que no nos queremos enfrentar.
Será esta fortaleza que aportará paz en nuestras vidas y nos permitirá aportar serenidad a la vida de los demás.
Nosotros no tenemos la solución a esta crisis pero sí podemos aportar la serenidad de vida que necesitamos para afrontarla mejor.
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