OPINIÓN / DEL BAÚL DE MIS RECUERDOS
Mis días con Luis Palau. FestiMadrid 2005
FestiMadrid 2005 / Cena para pastores y cónyuges. Juan Blake (i), presidente de la Junta Directiva de FestiMadrid 2005; Patricia y Luis Palau; y un servidor (d), haciendo un comentario que hizo sonreír al matrimonio. / Foto: MGala
(JORGE FERNÁNDEZ, 29/06/2019) | Terminé el capítulo anterior de esta serie de recuerdos personales, en Barcelona, señalando que tras aquel desayuno inesperado con Patricia y Luis Palau en 1989 no volvería a tener noticias de Palau ni de Proietti hasta 15 años después.
Fue un día de 2004 cuando recibí una carta con la convocatoria a una reunión en la sede de la Iglesia Evangélica Salem, que por aquel entonces estaba situada en la calle Pedro Díez, en Madrid, en un templo que pronto se les quedaría pequeño. La reunión era para presentar a los pastores de la región la oportunidad de celebrar por primera vez en España una campaña de evangelización con Luis Palau.
“No te vas a acordar de mí”, le dije, “pero en 1989 me invitaste a desayunar con Luis…”. No me dejó terminar la frase: “¿Cómo no me voy a acordar? El domingo pasado estuve con tu viejo en la Iglesia de la Alianza en Liniers”, me dijo, dejándome boquiabierto. |
Allí volví a encontrarme con Rubén Proietti, 15 años después, quien como tantas otras veces a partir de ese momento conseguiría sorprenderme con su prodigiosa memoria.
“No te vas a acordar de mí”, le dije, “pero en 1989 me invitaste a desayunar con Luis…”. No me dejó terminar la frase: “¿Cómo no me voy a acordar? El domingo pasado estuve con tu viejo en la Iglesia de la Alianza en Liniers”, me dijo, dejándome boquiabierto. Con el tiempo he comprobado con admiración esa capacidad de Rubén para quedarse con caras y nombres de gente con la que va relacionándose en diferentes países. Algo sorprendente para quienes carecemos de ese don y tardamos tanto en retener un nombre… ¡a veces el de un asistente asiduo a nuestra propia iglesia!
Carteles de propaganda anunciando FestiMadrid2005
LOS FESTIVALES, UNA PROPUESTA OSADA Y ATRACTIVA
Me sumé a FestiMadrid 2005 con entusiasmo. La idea de un Festival con un formato nuevo, diferente al tradicional evento con Luis Palau en un estadio cerrado donde apenas un porcentaje muy pequeño de los asistentes son personas no evangélicas, me atrapó. Un festival al aire libre con “Buena música y buenas noticias” que se celebraría en una plaza o avenida estratégica de Madrid, por donde pasara mucha gente, me parecía una propuesta tan osada como atractiva. Y osada les debió parecer a las autoridades del Ayuntamiento de Madrid, que se resistieron hasta último momento a darnos el permiso para su celebración, cuando ya todo estaba en marcha.
Resumen audiovisual de FestiMadrid 2005 / Asociación Luis Palau
Finalmente, el sitio dispuesto fue la explanada de la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid, y el evento marcaría un antes y un después para muchos, empezando por mí.
Yo por aquel entonces mantenía tres frentes abiertos que, como esos malabaristas del circo que dan vuelta a varios platos a la vez en movimiento sobre la punta de unas varillas, mantenía en un delicado equilibrio por la gracia de Dios y no sin dificultad |
Como dije, me sumé con entusiasmo al proyecto y, sin saber en lo que me metía, acepté ser coordinador de uno de los comités de acción estratégicos del Festival: el Comité de Amigos del Festival (Consejeros). No estuve solo en esa responsabilidad, sino que la llevamos a cabo conjuntamente con un hermano de Alcalá de Henares: Noel Sparks. Se nos dijo que teníamos la meta de reclutar y formar a 7.000 Amigos. Como no teníamos ni idea del trabajo que eso suponía, nos pusimos manos a la obra seguros de conseguirlo. Pero no iba a resultar tan fácil.
DEMASIADOS FRENTES ABIERTOS
Yo por aquel entonces mantenía tres frentes abiertos que, como esos malabaristas del circo que dan vuelta a varios platos a la vez en movimiento sobre la punta de unas varillas, mantenía en un delicado equilibrio por la gracia de Dios y no sin dificultad: 1) era padre de familia numerosa -ya teníamos cinco hijos, el mayor con 19 años y el menor con 3; 2) era pastor de una iglesia nueva que habíamos iniciado hacía apenas 3 años -y cualquiera que sepa lo que es hacer obra pionera en España puede imaginar lo que eso supone-; y 3) trabajaba como informático en una empresa de servicios para llevar el pan a casa, ya que la iglesia no podía sostenernos. En esas condiciones asumí ser coordinador de los Amigos del Festival…
Luis Palau, en FestiMadrid 2005, junto a José Luis "El Puma" Rodríguez, la mexicana Yuri y Rubén Proietti, en rueda de prensa / Captura de pantalla
Pronto me di cuenta de que se trataba de una tarea ingente. Había que contactar con pastores e iglesias; visitar congregaciones para animar a los jóvenes a sumarse; organizar reuniones de formación; etc. Y cometí un grave error: puse mi teléfono móvil personal como teléfono de contacto. Las llamadas para consultas eran constantes, sobre todo en el último mes previo al festival. Muchas veces me tenía que salir de la oficina donde trabajaba para atender una llamada.
"NO PUEDES HACER ESO"
Al final conseguimos reclutar y formar a 2.000 Amigos. En el momento nos pareció poco, habida cuenta de las expectativas planteadas, pero visto en perspectiva y considerando el contexto en el que realizamos ese trabajo, sin precedentes en nuestra ciudad, pudimos valorarlo como un logro importante, solo atribuible al auxilio divino. |
Un día mi jefe, que era y sigue siendo un cristiano devoto y un amigo, me llamó aparte: “no puedes hacer eso”, me dijo, “eso tiene que hacerlo otra persona que no trabaje como tú”. Tenía toda la razón. Traté de corregir la situación como pude, repartiéndome las llamadas con Noel y con Cristian Franco, un joven asociado por aquel entonces a la Asociación Luis Palau, que había sido enviado con su esposa como apoyo a la organización local.
Al final conseguimos reclutar y formar a 2.000 Amigos. En el momento nos pareció poco, habida cuenta de las expectativas planteadas, pero visto en perspectiva y considerando el contexto en el que realizamos ese trabajo, sin precedentes en nuestra ciudad, pudimos valorarlo como un logro importante, solo atribuible al auxilio divino.
Llegué a la semana de FestiMadrid 2005 con un estrés nada recomendable, pero henchido de emoción y de expectación. Pese al trabajo que aún tenía con los Amigos del Festival no quería perderme nada, así que me apunté a la Cena de Empresarios (a la de Mujeres no me apunté porque quedaba feo, que si no también), invité amigos, y animé a los hermanos de mi pequeña iglesia a que se sumaran activamente con el mismo entusiasmo que yo.
Entonces, recibí uno de esos “premios sorpresa” totalmente inesperados con los que el Señor me alienta y me mima de vez en cuando. Fui invitado a una cena con Luis Palau, junto con una treintena de pastores y sus esposas que habíamos trabajado en la organización del Festival. Allí viví dos experiencias muy emotivas para mí.
EN EL RESTAURANTE DE UN AMIGO DE MI PADRE, CENANDO CON LUIS PALAU
La primera emoción me la produjo el lugar de la celebración de la cena: El “Restaurante El 21”, en la calle Ribera de Curtidores nº 21, por donde está El Rastro, un lugar muy conocido y frecuentado en Madrid. Ese restaurante -que ya no existe más- había pertenecido a “Garito”, un amigo de la juventud de mi padre que yo había conocido siendo muy niño en Buenos Aires |
La primera emoción me la produjo el lugar de la celebración de la cena: El “Restaurante El 21”, en la calle Ribera de Curtidores nº 21, por donde está El Rastro, un lugar muy conocido y frecuentado en Madrid. Ese restaurante -que ya no existe más- había pertenecido a “Garito”, un amigo mi padre, de su juventud, a quien yo había conocido siendo muy niño en Buenos Aires. Garito había regresado de la diáspora gallega en los años 70, después de haber hecho cierta fortuna en Argentina, y se había instalado con su familia en Madrid donde regentaba ese restaurante de su propiedad. Fue la primera persona a la que visité en ese restaurante en septiembre de 1988, cuando llevaba apenas un par de días en Madrid. Desorientado y lleno de incertidumbre como estaba entonces en mi nueva experiencia de inmigrante, pienso que si en ese momento un ángel del cielo hubiera bajado en persona y me hubiera anunciado que 17 años después volvería a ese mismo lugar, siendo pastor de una iglesia en la capital de España, para cenar con Luis Palau… ¡no se lo hubiera creído! (¡Y tal vez me hubiera quedado mudo como Zacarías, por incrédulo, quién sabe!).
Lástima que en 2005 Garito ya no estaba allí. Había traspasado el restaurante y se había retirado.
Luis Palau y su esposa Patricia, en la cena para pastores y cónyuges en el Restaurante "El 21" / Foto: MGala, Junio de 2005
Entonces llegó el otro momento emocionante de la noche. Estábamos sentados a la mesa. En la cabecera estaban Luis Palau y Juan Blake (2018) - el “decano de los misioneros” en España, fundador de DECISIÓN- que era el presidente de la Junta Directiva de FestiMadrid 2005. También estaba Patricia, esposa de Palau, y Víctor Mirón, uno de sus colaboradores. No recuerdo si fue Proietti o algún otro quien dio la bienvenida e hizo las presentaciones oportunas.
FestiMadrid 2005 / Cena para pastores y cónyuges. Alguien me pidió que orara y también dirigí unas palabras a Luis y Patricia, consiguiendo arrancarles una sonrisa. / Foto: MGala
Entonces se dirigió a mí y me pidió que tuviera una oración. Agradecido por la ocasión, aproveché para dirigirle unas breves palabras al Dr. Palau en representación de los coordinadores de los Comités de Acción. No era el momento de recordarle nuestro desayuno en Barcelona, aunque estoy seguro de que lo hice después. Sí me atreví a hacer alguna broma que hizo sonreír a Luis y a Patricia, como se observa en la fotografía que oportunamente me ha enviado de su "baúl de los recuerdos fotográficos", mi amigo Manuel García Lafuente.
UN EVENTO IMPACTANTE
FestiMadrid 2005. Las TV y la prensa local, que nos habían tratado con indiferencia, debieron recurrir a las redes sociales para conseguir imágenes de la sorpresiva reaparición de Rocío Jurado en nuestro escenario / EFE
Mis dudas acerca de cómo iba a hacer Luis Palau para salir a predicar el evangelio en medio de semejante exaltación festiva, se disiparon en cuanto él cogió el micrófono. Rápidamente captó la atención del público que, en el más absoluto y respetuoso silencio, escuchó el mensaje. |
FestiMadrid 2005 fue una auténtica fiesta para el alma. Fueron dos noches extraordinarias e inolvidables para todos los que estuvimos allí. Una multitud de miles de personas asistieron, obligando a la policía a cortar un carril de la calle de Alcalá. Mis dudas acerca de cómo iba a hacer Luis Palau para salir a predicar el evangelio en medio de semejante exaltación festiva, se disiparon en cuanto él cogió el micrófono. Rápidamente captó la atención del público que, en el más absoluto y respetuoso silencio, escuchó el mensaje. Palau predicó durante más de media hora y cuando hizo el llamado, centenares de personas manifestaron haber hecho la oración de fe y pidieron la ayuda de los Amigos del Festival -nuestra ayuda-. Una satisfacción enorme me embargó cuando, situado en la plataforma detrás de Luis Palau, pude ver a los 2.000 amigos que tanto nos había costado reclutar y entrenar, perfectamente visibles entre la multitud con sus camisetas color naranja, haciendo eficaz y entusiastamente su trabajo.
LA DESESPERACIÓN DE LAS TELEVISIONES Y LOS PERIÓDICOS LOCALES
Las televisiones y los periódicos locales, que hasta ese día nos habían tratado con indiferencia, al día siguiente andaban desesperadas buscando imágenes subidas por particulares en las redes sociales cuando supieron de la aparición en nuestro escenario de Rocío Jurado, la artista española más querida y popular junto a Lola Flores, que llevaba meses recluida para tratarse una grave enfermedad que acabaría siendo terminal. Aquella noche, en la que inesperadamente la tonadillera apareció en el escenario de FestiMadrid junto a su amigo José Luis “El Puma” Rodríguez para agradecer a Dios– “Estoy aquí para dar gracias a Dios”, diría - y en la que Luis Palau oró por ella, fue una noche sin duda inolvidable para todos los que estábamos allí.
Una satisfacción enorme me embargó cuando, situado en la plataforma detrás de Luis Palau, pude ver a los 2.000 amigos que tanto nos había costado reclutar y entrenar, perfectamente visibles entre la multitud con sus camisetas color naranja, haciendo eficaz y entusiastamente su trabajo. |
UN EFECTO INMENSURABLE
Siempre he dicho que el impacto de FestiMadrid 2005 es muy difícil de cuantificar. Contamos las personas que dieron sus datos pidiendo más información y a las que pudimos dar un seguimiento, pero, ¿quién puede medir el impacto en las vidas de las miles de personas que pasaban por allí y fueron sorprendidas por el acto y que no manifestaron su decisión de forma expresa? ¿Y cómo medir el impacto en los propios creyentes, trabajando juntos durante toda la preparación de semejante proyecto? Imposible.
Aunque no todo pueda atribuirse a este evento, lo cierto es que muchas nuevas iglesias se establecieron en Madrid y una nueva generación de osados músicos, pastores y evangelistas, ha venido emergiendo desde entonces, algunos de ellos con un importante protagonismo en los actos del 500º Aniversario de la Reforma y también en la última edición de FestiMadrid2019.
Un efecto visible fue la aparición de nuevas fraternidades de pastores que no existían antes de FestiMadrid, como resultado de las buenas relaciones establecidas en el trabajo unido durante todos esos meses. Más difícil de medir es el efecto espiritual y la apertura mental de muchos pastores y líderes, jóvenes y veteranos, que a partir de entonces nos planteamos metas más osadas para la evangelización de la ciudad. Muchos damos testimonio de que eso fue así. La atmósfera cambió. Nuestros complejos de “pequeño pueblo muy feliz”, si aún los teníamos, empezaron a desvanecerse.
La atmósfera cambió. Nuestros complejos de “pequeño pueblo muy feliz”, si aún los teníamos, empezaron a desvanecerse. |
En lo personal, FestiMadrid 2005 me puso de rodillas pidiendo a Dios un milagro. Estaba inmensamente agradecido por el trabajo secular que tenía, pero después de saborear las mieles de un trabajo como aquel, mi vocación de servirle a tiempo completo en el ministerio, por la que había dejado Argentina para venir a España y a la que me había dedicado con pasión durante la primera década en diferentes ciudades de España, se había vuelto a despertar con fuerza. Cumplir con esa vocación se me antojaba cada vez más incompatible con el trabajo en la fábrica. Pero no veía cómo cuadrar el círculo. Tenía que mantener una familia numerosa. Nuestra iglesia era pequeña y no podía asumir el salario de un pastor con una familia tan gravosa en lo económico. Estaba claro que tenía que trabajar pero… ¿cómo conseguir un trabajo en una organización cristiana que me pagara por desarrollar mi ministerio? No veía la manera. España no es EEUU, donde esas oportunidades pueden ser más asequibles. Me encontraba en un callejón sin salida.
Pero Dios lo hizo, y lo hizo pronto. Mucho más rápido de lo que hubiera podido imaginar. Fue un milagro que no tengo espacio para comentar aquí en sus increíbles detalles. Apenas unos meses más tarde, en marzo de 2006, empezaba mi trabajo como responsable de prensa en la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE). Un trabajo que me ha dado la oportunidad de servir a las iglesias evangélicas y a los ministerios cristianos de España como nunca me lo hubiera podido imaginar.
Y un trabajo que -¡quien me lo iba a decir entonces!-, me iba a dar una nueva oportunidad de colaborar y compartir con Luis Palau 14 años después de aquella inolvidable experiencia, en FestiMadrid 2019.
Autor: Jorge Fernández
DOCUMENTO HISTÓRICO
En este vídeo puede verse un amplio resumen de casi una hora de duración presentado por un joven Dante Gebel.
© 2019. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA. Las opiniones de los autores son estrictamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.
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