NOSÓLOFÚTBOL / por Dani Bores

Ningún día es un día cualquiera

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(DANIEL BORES, 21/02/2014)  | Mientras sus compañeros recibían las noticias de las calificaciones de selectividad, de las notas de corte de acceso de la Universidad o de las fechas de los exámenes de recuperación de septiembre, a Silvia Elvira le dijeron que tenía un osteosarcoma. Vamos, un cáncer de hueso.

A partir de ese momento, comenzó un desierto de hospitales, medicaciones, efectos secundarios, dolores, frustraciones y ausencias. Sus (pocos) momentos de oasis eran aquellos en los que practicaba la orientación y el senderismo, sus deportes preferidos, o cuando se sumergía en los manuales de fisioterapia, carrera que cursaba entre visita y visita al hospital.

A los veintiocho años le dijeron que solo quedaba una opción: amputarle una pierna. Resulta curioso, pero Silvia dice que se sintió aliviada con esa noticia. Al fin podría terminarse su calvario, aunque comenzaba una etapa nueva en su vida. El senderismo y la orientación poco sentido tenían ya, al menos tal y como los había conocido hasta entonces. Una compañera de penas, enferma de cáncer también, le habló del kayak de mar. “Estás sentada sin prótesis y vas viendo paisajes”. Y Silvia probó. Hasta tal punto que en 2011 quedó Subcampeona del Mundo en Paracanoe K1 LTA, título que revalidó el año siguiente en Poznan (Polonia) 2012. Ese mismo año se colgaba la medalla de plata en el Europeo de Zagreb (Croacia). A nivel nacional, lleva siendo campeona desde el año 2011.

“Ningún día es un día cualquiera”. Es el lema que aparece en su página web (www.silviaparalimpica.com). No lo fue el día en que le diagnosticaron el cáncer. Tampoco en el que le amputaron la pierna. Ni cuando decidió sobreponerse a las dificultades, subirse a un kayak y remar. Tampoco es un día cualquiera cada uno en los que entrena con la vista puesta en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016, su próximo objetivo. Gracias a ACCORD, su patrocinador, puede hacer del deporte su profesión y de la superación su estilo de vida.

Silvia es un ejemplo. Como el de tantos y tantos deportistas con alguna discapacidad que, en lugar de rendirse y recluirse en sus camas o en los hospitales, han decidido ganar a la resignación con esfuerzo, entrega y optimismo.

A Silvia le falta una pierna. Pero le sobran los motivos para seguir luchando hoy, mañana y “cualquier” día.

Porque ningún día es un día cualquiera.

Autor: Daniel Bores García

© 2014. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA.Las opiniones de los autores son estríctamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.

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