RAZONES PARA CONTARLO

El Beso

( 3 Votos )
a / A
Larger Font Smaller Font

benitve-4(BENI MORENO, 20/04/2011) La primera vez que vi “El Beso”, uno de los cuadros más conocidos del pintor austríaco Gustav Kklimt, fue en casa de unos amigos y por falta de espacio vertical lo colgaron tumbado. Me gustó al instante, pero obviamente mi percepción inicial del mismo no fue la que su autor quiso dar. Tiempo después y debido a una mudanza, pude verlo en su esplendor, de pie, tal y como Klimt lo pintó. Lo que hace la estrechez… (Por supuesto, no era el original)

El óleo recoge un tierno beso, único, de él a ella, en la mejilla, en el que además los abrazos cobran mucho sentido… A mi entender, los protagonistas no se quieren desenlazar.

Hay un beso único al que hace tiempo le vengo dando vueltas en mi mente. Es el beso que relata un poeta, cuando le suplica a Dios misericordia para su pueblo por haberse alejado de El.

“La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron. La verdad brotará de la tierra y la justicia mirará desde los cielos” (1)

el-beso-gustav-kilmt
"El Beso" (Der Kuss), de Gustav Kklimt

La intimidad de este encuentro sólo pudo ser  gracias a la llegada de Jesucristo al mundo. Misericordia y verdad juntas. La verdad encarnada brotando de la tierra, desde la misma humanidad caída y la justicia divina contemplando de forma activa desde los cielos. La justicia y la paz aproximándose, una frente a otra… sin oposición, sin temor, hasta el acercamiento pleno y el inevitable desenlace fatal: la crucifixión.

Es en la cruz donde se cumple el beso de Dios. Un hecho tan terrible, humanamente insoportable, esplendor de la justicia, cumple todos los propósitos y deseos divinos, que alcancemos la paz. Sólo el reconocimiento de nuestra lejanía de Dios y el arrepentimiento pueden hacernos disfrutar del beso de Dios. Cuando venimos de rodillas a la cruz de Cristo se hace justicia en lo más profundo de nuestro ser. Ahí donde se libran las batallas más encarnizadas entre el bien y el mal, ahí donde se originan todos los desvíos, ahí ya se ha cumplido toda condena. Y la paz plena, inimaginable, “no como el mundo la da” (2), se hace de forma automática real.

El beso al que nos invita Dios es un beso armónico, sincronizado, correspondido y tierno, muy tierno. Pruébalo.

Tengo razones para contarlo…

Autor: Beni Moreno

(1)Salmos 85: 10,11

(2) Juan 14: 2

© 2011. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.

Otros Articulos de Beni Moreno