ALTERNATIVA

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(JOSÉ PABLO SÁNCHEZ, 01/04/2011) Hace unas semanas el controvertido entrenador del Real Madrid José Mourinho volvió a generar polémica al llamar hipócrita a un periodista.  Aún puede verse el episodio en YouTube (http://www.youtube.com/watch?v=n7odyoHxn1U). Le llamó hipócrita varias veces y con contundencia.  Para Mourinho, el periodista estaba aplicando una doble moral, acusándole de cosas que él mismo no creía.  Llevara razón o no el entrenador del Real Madrid, lo cierto es que vivimos en un mundo lleno de hipócritas, gente que dice una cosa y hace otra.

Ya nadie se acuerda de Tian'anmen, o “Puerta de la Paz Celestial” en China.  En junio de 1989 el gobierno chino aplastó con tanques una revuelta democrática y pacífica. El régimen totalitario usó la violencia para eliminar la revuelta y metió en la cárcel a los disidentes.  Todo el mundo denunció la masacre.  Los dirigentes de los países más avanzados del planeta manifestaron públicamente su oposición y los medios de comunicación criticaron radicalmente al gobierno chino.  Sin embargo, unos cuantos meses después, los mismos gobiernos occidentales corrían para firmar acuerdos  comerciales con China. ¡Hipócritas!

Gadafí siguió el camino de Tian’anmen, pero no midió bien sus fuerzas e influencia.  Inmediatamente la Liga Árabe y la ONU se pusieron de acuerdo para establecer una “franja de exclusión aérea” en Libia que ha justificado un ataque armado. La represión violenta de la revuelta democrática en Libia ha supuesto el posible fin de Gadafi.

Evidentemente Libia y China no se miden con la misma vara en el mercado internacional.

¡Hipócritas! dijo Jesús a los poderosos de su tiempo que traficaban con la religión. ¡Sepulcros blanqueados! (1) afirmó con contundencia. Así sigue siendo hoy.  Vivimos en un mundo hipócrita donde se tolera en unos lo mismo que se condena y castiga en otros. ¿Cuál es la alternativa?  La mayoría de los políticos son cómplices, cuando no agentes de esta realidad.

Muchos empresarios y brokers se encuentran en la misma situación, o aún peor.  Aquellos que forjan las ideas: educadores, artistas y tecnócratas de la cultura, van en el mismo tren. ¿Qué hacer? Realmente es frustrante un mundo así.  Es duro ver cómo pasan los años y nada cambia, mientras la tierra se desangra poco a poco.

Sinceramente, ante esta realidad cada vez me convenzo más de que sólo en la regeneración puede haber esperanza (2). Una regeneración que transforme radicalmente el corazón de piedra humano y lo haga de carne. Una regeneración  que formatee los viejos valores en el cerebro y ponga en su lugar los valores de la nueva humanidad (3). Esa regeneración sólo es posible por un milagro, un toque de Dios.  Por lo tanto, invertir en regeneración es invertir en el único futuro posible.  Anunciar la regeneración  es promover esperanza para la raza humana y construir la única alternativa para nuestro mundo.

Este es el centro de la misión cristiana y merece la pena ser su agente.

Autor: José Pablo Sánchez Núñez

1) Mateo 23: 27

2) Romanos 12:2

3) Efesios 3:14-15

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