OPINIÓN / REFLEXIONES DESDE EL ENCIERRO - por JORGE FERNÁNDEZ

TIEMPOS DE PANDEMIA / "Pesadilla antes de Navidad"

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(PODCAST, 02/10/2020)  “La Navidad es la peor pesadilla en estos momentos para un epidemiólogo”. Con estas contundentes palabras, un científico español expresaba hace unos días los temores que suscita en sectores sanitarios, gubernamentales, empresariales y sociales, la próxima gran cita festiva en medio del cuadro de pandemia de la COVID-19 en el que estamos.

Nunca antes la celebración de la Navidad había sido tan deseada y tan temida a la vez. Deseada por la industria, la hostelería y el comercio, que tras el desastre de la campaña veraniega temen otra debacle de caída de ventas, del turismo y del consumo, si los datos indicadores de la pandemia no mejoran pronto. Deseada también, como siempre, por la sociedad en su conjunto, por los jóvenes, los abuelos, las familias… más aún en este tiempo, si cabe, con tantas ganas y necesidad de reencuentros y celebraciones, después de tanto encierro, restricciones, pérdidas y sufrimientos.

Deseada, pero también muy temida. La temen las autoridades políticas y sanitarias, por el peligro que entraña para la propagación de contagios y los riesgos para la salud pública. Y temen las familias y las empresas su no celebración, con lo grave que puede ser el impacto de unas navidades en confinamiento para la salud económica, social y psicológica del conjunto de la sociedad.

Aunque todavía faltan un par de meses para Navidad, ya hay países como Francia y Reino Unido que están anticipando medidas, aunque muy diferentes unas de otras.

En Francia, por ejemplo, el gobierno baraja la posibilidad de imponer un confinamiento masivo de toda la ciudadanía los días 1 al 20 de diciembre. Con esta medida, lo que se pretende es bajar abruptamente la curva de contagios los días previos a la celebración, para tener un margen de flexibilizar tales medidas los días 24 y 25… y también en Nochevieja y Año Nuevo.

En el Reino Unido, en cambio, se plantean justamente lo contrario. Proponen aprovechar las vacaciones navideñas para confinar a todos los británicos en familia. Es decir, que las familias se podrían reunir con un doble propósito: celebrar la navidad y cumplir una cuarentena obligatoria. Ante esta última propuesta, uno no puede dejar de pensar en la preocupación de aquellos que asisten a estas reuniones familiares por compromiso y por el qué dirán, que siempre los hay… y ¡se vean obligados a una convivencia de 10 a 14 días obligatoria! ¡Eso sí que puede ser una auténtica pesadilla!

Porque, no lo olvidemos, en nuestra cultura navideña, el llamado “espíritu de la navidad”, con sus convencionalismos sociales que poco o nada tienen que ver con el espíritu “religioso” de la Navidad, hay personas que lo pasan bien y reviven, al menos una vez al año, lo mejor de sus sentimientos humanos y familiares… Pero también hay otros que lo pasan mal, bien porque no tienen familia o bien porque se llevan muy mal con algunos de sus integrantes, por lo cual, los días previos a la celebración empiezan a sufrir angustia y piensan en cualquier excusa que les pudiera liberar de tal compromiso. ¡Por no hablar de los gastos en regalos y comidas que conlleva tal celebración tradicional!

Así, por un motivo u otro, en este tiempo son muchos los que empiezan a sufrir – como aquel epidemiólogo español que citábamos al principio de estas líneas- una verdadera Pesadilla antes de Navidad, y no es una pesadilla simpática como la de la homónima película animada de Tim Burton.

Sin embargo, se nos ocurre que la situación que vivimos bien podría ser una buena oportunidad para lo contrario. Es decir, para descubrir y conocer el verdadero significado de la Navidad; su significado evangélico; el que nos narran los evangelios.  Porque la Navidad es el anuncio de “buenas noticias” (eso quiere decir precisamente el término “evangelio”), de paz y de la buena voluntad de Dios para con los hombres. No olvidemos que aquel anuncio angelical a los pastores que guardaban los rebaños cerca de Belén, no se produjo en una semana de rebajas y de ofertas comerciales de una etapa próspera, sino  en una noche política, social y espiritual de aquella generación del primer siglo. Un anuncio que vino a encender la luz de la esperanza para toda la humanidad. Esperanza de verdadera libertad, paz, alegría y prosperidad (de la buena) para todos los hombres y mujeres, especialmente para los oprimidos, los enfermos, las viudas, los huérfanos, los pobres, las personas solas…

Por eso, si en esta crisis pandémica fuéramos capaces de hacer una celebración navideña más espiritual y profunda -menos lúdica y banal que de costumbre- de búsqueda de Aquel que es el autor de la Navidad, y comprendiéramos mejor su significado, ¡quién sabe! Es probable que para muchos, que hoy esperan la próxima Navidad desde una pesadilla… podrían llegar a experimentar las mejores y más trascendentes navidades de sus vidas.

¡Qué Dios nos bendiga! ¡Qué Dios nos ayude!

© Jorge Fernández – Madrid, viernes 2 de octubre de 2020.-

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Este es un podcast publicado en la plataforma IVOOX. Si desea escuhar otros contenidos similares o nuestras entrevistas de radio semanales, puede hacerlo pinchando aquí.

Fuente: Actualidad Evangélica