EN PERSPECTIVA

¡Ha resucitado!

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(JUAN MANUEL QUERO, 08/04/2012) El concepto de la resurrección era un concepto poco conocido, y tan solo usado por idealistas y filósofos. La gente sencilla no utilizaba ese término para nada. Pero a partir de Jesús esa fue la conversación de toda la humanidad. En tiempo de Jesús había partidos a favor y en contra de la resurrección. El partido político-religioso del tiempo de Jesús, los saduceos no creía en la resurrección de los muertos en general. La gente cuando oía hablar de resurrección le sonaba a falacia.

Hoy podemos recordar las palabras que burlonamente pronunciaba la gente delante de la cruz: «A otros salvó, a sí mismo no puede» (Mt. 27:42). Jesús no solamente ha resucitado, sino que ha autentificado su ministerio dejando claro que él es el Hijo de Dios. Las palabras que dijo a Marta hermana de Lázaro: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá» (Jn. 11:25) salen con fuerza, de la misma victoria de Jesús para ayudar a cualquier persona.

Cuando los discípulos con gran euforia disfrutan la venida del Espíritu.Santo, poco después de la resurrección, Pablo predica y aclara que Jesús está «en el trono» tal como se lo prometió al rey David (Hch. 2:30, 32). Ser cristiano es ser testigo de la resurrección de Cristo (Hch. 4:33).

La religión popular se entiende como un Cristo de madera, que es empujado por muchos, porque solo no se puede mover, pero este no es el Cristo  que está en el trono de poder. Muchos con una religiosidad sincera, pero diría yo equivocada, hacen esfuerzos de valientes de los que incluso muchos creyentes tendríamos que aprender: dan dinero, llevan sus instrumentos, llevan los mejores trajes; algunos van de rodillas o descalzos. Todo está bien escrito, en las distintas representaciones iconográficas: la Santa Cena, el Huerto de Getsemaní,  la Cruz, la muerte de Judas, el Sepulcro, la Resurrección... pero la realidad de todas estas representaciones no es de madera.

Hace un tiempo se decía del Cristo de Medinaceli, que hacía muchos milagros. Luego habría que llevarlo al taller para ser restaurado. Nuestro Cristo no necesita restauraciones, más somos nosotros quienes las necesitamos

quero125Había muchas personas que podían atestiguar la muerte de Jesús. Hoy nadie tiene problemas para creer que Cristo murió. La muerte es muy aceptada, hasta caramelos hacen referencia a ello --llamados los sepulcros. Algunas religiones hacen alarde de poseer los restos de sus fundadores como una reliquia mágica. Y podrían preguntarnos a nosotros por los restos de Jesús; pero no los tenemos, ni los necesitamos. Nadie se preocupa de guardar los restos del que vive. Hoy se sigue testificando mucho del Cristo afligido, pero él está vivo, sin dolores ni angustia, solo esperando, que la gente se vuelva a él. Lo que nos queda de la cruz, es una tumba vacía, y una proclamación histórica de que él vive.

Autor: Juan Manuel Quero

© 2012. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD

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