RAZONES PARA CONTARLO / por Beni Moreno

Predicadores sin púlpito

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20150227-1(BENI MORENO, 30/03/2015) Acostumbro a escuchar la radio siempre que puedo, es casi un vicio… ¡qué le vamos a hacer! Pero el momento que más se presta sin lugar a dudas es en el coche. Hay algunos programas y emisoras que se han convertido ya en mis más fieles copilotos y me acompañan al colegio a llevar a los niños, al trabajo, de regreso a casa, a la compra…

Así que, hace unos días, regresando del trabajo se "subió conmigo al coche", Juan Cruz, con La Rúbrica de La Ser. Nos vamos haciendo amigos porque confieso que al principio, su voz aguda me chirriaba, pero será por su tono amable o sus contenidos afables, que su corta interrupción en el bombardeo de noticias me gusta cada vez más. Creo que es como la tónica.

Pero ese día… ¡ay ese día, cómo lo saboreé!!

Cuenta Juan Cruz su experiencia hablando con un taxista de nombre Alejandro, y ya de inmediato capta mi atención cuando dice que el taxista le cuenta que lleva diez años leyendo la Biblia.

Le pareció a "mi copiloto" tan interesante el tema que siguió indagando y preguntando a Alejandro por qué la leía y qué le aportaba… y encima tuvo el coraje de ofrecernos su rúbrica, impactado por las respuestas que recibió --pues… “Me aporta todo lo que sé”, “El libro que más me gusta es Eclesiastés”, le dice Alejandro--, y homologa al taxista con Onetti quien también se dejó empapar por El Predicador.

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¡Cómo disfruté de aquella firma, que provocó en mí la reflexión obligada!

Estos son los predicadores que necesita el mundo, pensé, predicadores detrás del mostrador de la carnicería, predicadores de paleta y llana en mano, predicadores en la cocina, predicadores en el taxi… los prefiero a los tele-predicadores (aunque parezca una contradicción, no lo es). Prefiero predicadores sin púlpito, porque predican con su vida, porque no cobran a cambio de predicar, porque les nace del corazón, de un corazón transformado y renacido por Jesús de Nazaret, porque se me erizan los pelillos cuando compruebo que viven con él y no de él

Y porque dejan un buen sabor de boca, como el que le dejó al autor de La Rúbrica mi hermano taxista Alejandro, que provocó un espacio radiofónico para que todo el país pudiera escuchar de esa llamativa voz que concluía con un asombrado “¡Nunca había hablado yo de Dios tanto en un taxi!”

Autor: Beni Moreno Cárdenas

© 2015. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA.Las opiniones de los autores son estríctamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.

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