SIN ÁNIMO DE OFENDER

Corrupción

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JORGE FERNÁNDEZ(JORGE FERNÁNDEZ, 28/06/2013) | "Acción y efecto de corromper" (Del lat. corruptĭo, -ōnis). Lo que puede dar de si el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) en algunos casos, es extraordinario. Puede ser revelador e, incluso, divertido.

Analizar las distintas acepciones de un vocablo, cuyo significado creemos conocer y comprender perfectamente, puede depararnos la sorpresa de una figura, una metáfora o una imagen, de esas que valen más que mil palabras.

Tal es el caso de la palabra "corrupción", que en la última de sus cinco acepciones, significa "diarrea".

Me recordó una frase (inédita hasta ahora) que en algún momento apunté pensando en la crisis económica y no llegué a utilizar por considerarla... tal vez demasiado "expresiva".

Decía así: "La crisis nos ha traído muchas cosas malas... pero también está surtiendo el efecto de un laxante, para deshacernos de las heces acumuladas por años de estreñimiento moral".

Ahora, a la luz del diccionario de la RAE, veo que la metáfora no era tan inadecuada. Menos aún si recurrimos a sus servicios para explicar la expresión "estreñimiento moral".

Según la RAE, estreñir es, "Retrasar el curso del contenido intestinal y dificultar su evacuación". Algo muy gráfico de lo que sucede al cuerpo social de un pueblo cuando "retrasa" y "dificulta la evacuación", de aquellas conductas y malas prácticas que deberían ser depuradas de inmediato por la acción de la Justicia y señaladas por el conjunto de la sociedad. En cambio, les damos acogida en nuestro seno y nos acostumbramos a convivir con ellas pese a los retorcijones y al "mal olor" que desprende nuestra "conciencia digestiva".

malosolores

Precisamente, "Oler mal" es la séptima acepción con que la RAE define el verbo "corromper".

A la luz de estas imágenes que nos ofrece el diccionario de la Academia y volviendo a nuestra frase, podríamos decir que "la crisis económica ha surtido el efecto de un laxante para liberarnos de un contenido intestinal con el que convivimos mucho tiempo, pese a que nos dolía y olía mal". Y ahora, asistimos estupefactos a un proceso de "diarrea" que parece no tener fin...

Políticos, empresarios, banqueros, comisarios, sindicalistas, ídolos de la cultura o el deporte... Un día sí, y otro también, asistimos al desfile interminable de imputados por robo, fraude, malversación de fondos públicos, etc. Una diarrea provocada en buena medida por la crisis, que con su actuación ha sacado a la luz la podredumbre que no veíamos, o no queríamos ver...

Pero, ¡cuidado! Nos engañaríamos si creyéramos que la corrupción es cosa de "ellos", unos cuantos casos señalados y juzgados, en ocasiones de forma "ejemplarizante" (Una palabra que se está poniendo de moda).

No nos engañemos. Frente a la corrupción que se ha instalado en nuestra sociedad, no podemos mirar para otro lado...

La corrupción tienen un alcance y efecto ("efecto de corromper") mucho más poderoso del que nos gustaría creer.

UN "DESOLADOR" BOTÓN AZUL

Un recurso interesante que el diccionario de la RAE nos ofrece en su página web, es un botón, de color azul, que aparece junto al infinitivo del vocablo en cuestión. Por ejemplo, junto al vocablo "corromper" podemos ver dicho botón en el que leemos la opción de "Conjugar". ¡Nos ofrece una perspectiva panorámica de una desoladora realidad!

"Yo corrompo, nosotros corrompemos, vosotros corrompéis...". Lo tenemos en pretérito perfecto simple, "yo corrompí"; en futuro simple, "Yo corromperé"... ¡Y en todos los tiempos de verbo!

Creo que algunos sobreestiman demasiado el efecto de las actuaciones "ejemplarizantes" para reconducir el rumbo moral de un pueblo afectado por la corrupción. No basta con señalar, juzgar y condenar a cuatro o cinco "peces gordos", si eso no sirve para conducirnos a un arrepentimiento colectivo y a un cambio de mentalidad.

Pensaba en esto esta mañana, leyendo sobre la historia de Jotam, rey de Judá. [1] Según el relato bíblico, Jotam fue un rey ejemplar que, además, contaba con el consejo inestimable del profeta Isaías. ¡Menudo equipo! Jotam realizó una gestión de "buen gobierno", ejemplar -y ejemplarizante-, con reformas importantes que buscaban la regeneración moral de su nación. Sin embargo, pese a ese esfuerzo, "el pueblo continuaba corrompiéndose". [2]

No nos engañemos. Frente al mal que se ha instalado en nuestra sociedad, no podemos mirar para otro lado. La corrupción, en su más mínima expresión, tiene un poder devastador y altamente contaminante, y el corazón humano es un terreno fértil para su cultivo. Se requere de humildad, honestidad y una gran determinación para erradcarla, empezando por un sincero arrepentimiento.

Y, por cierto... huele mal...

Autor: Jorge Fernández

[1] 2 Crónicas 27:1-9

[2] 2 Crónicas 27:2

© 2013. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.

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