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Saber y ganar. Saber y perder.

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foto-dani(DANIEL BORES, 12/06/2013)  | El pasado domingo 9 de junio, cientos de miles de amantes del tenis y del deporte en general en todo el mundo pudieron disfrutar de un evento infrecuente en nuestros días. Roland Garros no es infrecuente, ya que se celebra una vez cada año. Lo infrecuente fue la final que vivimos.

En primer lugar, porque ambos rivales eran españoles, y dos españoles protagonizando una final en suelo francés es algo, cuanto menos, interesante.

En segundo lugar, porque la “sorpresa” del torneo, David Ferrer, llegaba a la final sin haber cedido ni un solo set en las eliminatorias previas y había derrotado de forma contundente al máximo exponente francés del torneo, Jo-Wilfried Tsonga. Pero sin duda, lo infrecuente fue lo que ocurrió al finalizar el partido.

Sucedió algo tremendamente valioso para el deporte, ese que sufre convulsiones y ataques cada segundo.

Sucedió que ambos deportistas ganaron. Quien se llevó el trofeo de campeón fue un soberbio Rafael Nadal, que por octavo año consecutivo se proclamaba rey del torneo francés; pero una rápida lectura a las crónicas inmediatas en los medios de comunicación de medio mundo ofrecía la certeza de que, aquella nublada tarde parisina, había tenido lugar una clase magistral de deportividad.

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Ferrer y Nadal, dos "grandes" dentro y fuera del campo

“Nadal es el mejor”, “Tiene la mejor mentalidad que he visto nunca en mi carrera”, “Lo tiene todo”…fueron algunas de las frases que salieron de la boca de un satisfecho Ferrer. No dudó en reconocer su derrota en la pista, y por ello es un guerrero. En palabras del gran Paulo Cohelo, “Un guerrero acepta la derrota como una derrota, sin tratar de transformarla en victoria”.

“David ha trabajado mucho”, “Su trabajo le está dando frutos”, “Es un ejemplo”…señalaba Nadal hablando de su contrincante y amigo, David Ferrer.

Saber ganar no es tan sencillo. El deporte sufre la lacra de tantos “special ones” que en realidad los especiales son aquellos que pueden reconocer que son humanos, falibles y que en ocasiones pueden dudar. “Los que no dudan es porque son arrogantes”, comentó Rafa Nadal al término de la final del domingo. Ser un campeón en la pista no es incompatible con serlo fuera de ella.

“Lo que hiciste ayer no te garantiza nada hoy”. Esta frase, que podríamos atribuir a cualquier filósofo contemporáneo es de Nadal. Curiosa sentencia para un deportista que lo ha ganado casi todo y que podría llenar estancias enteras de recortes de periódicos hablando de sus hazañas en decenas de idiomas.

9 de junio de 2013. Pista Philippe Chatrier. París. Día y lugar en el que dos deportistas ganaron e hicieron ganar al deporte.

Autor: Daniel Bores García

© 2013. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.

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