EN PERSPECTIVA

«La Hija de Sión»: Más allá de Jerusalén

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20130321-6(JUAN MANUEL QUERO, 21/03/2013) | En el evangelio de Mateo 21:1-11 encontramos unas palabras dirigidas a «la hija de Sión». «Sión» originalmente era el nombre de la fortaleza de los jebuseos (tribu cananea que habitaba en Jerusalén –Jebus) antes de la conquista de David, sobre la colina oriental de Jerusalén. Más tarde el nombre se le dio al monte donde estaba el templo. Luego se designaba con él a Jerusalén, o a israelíes. Por último, por «Sión», la Biblia designa al pueblo que  cree en el Señor Jesús como su Salvador (Hebreos 12:22). Es interesante que el evangelio le llame «Hija». Un nombre afectivo y de filiación familiar. «La Hija de Sión» viene a representar el propósito transformador que Dios tiene en nosotros. Es la historia de un hombre o de una mujer en la que Dios se fija para hacer ver la necesidad que tiene de Él, a quién manifiesta su amor y deseo de redención y apoyo.

El texto bíblico sigue diciendo: «He aquí tu rey viene a ti». Efectivamente, «Sion», a pesar de todo lo que Dios había hecho por ella seguía distante. Jesús se entregó por esa Sion. Cautiva en Egipto fue liberada; en el exilio y cautiverio fue redimida. Pero esa Jerusalén seguía desnuda de santidad, o de la presencia de Dios. Por lo tanto, aún se podían aplicar las palabras de Isaías 52:1: «Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sion; viste tu ropa hermosa oh Jerusalén, ciudad santa […]»

Este pueblo no aceptaba al rey de paz. Por lo que la ciudad que tenía que ser santa, se tornó en la misma cuna de la violencia (Salmos 127:1). En este contexto se escribe el versículo más corto de la Biblia, pero al mismo tiempo más intenso: «Jesús lloró». ¿Cuántas veces nosotros podemos hacer llorar a Jesús?

quero125«Jerusalén» metafóricamente, es todo un mundo que piensa en una salvación equivocada, que rechaza a Dios aunque se dé el barniz de la religiosidad. «Sion», reducida a lo mínimo, podrías ser tú o yo. En la «Sión» de este mundo muchas personas celebran la Semana Santa. Algunos solamente hablan de santidad en esta semana, y la utilizan incluso como un gancho turístico. Pero el significado de Jesús no se puede encerrar en una «semana santa».

Jesús vino a este mundo dispuesto a morir por nuestros pecados, a pagar lo que nos correspondía a nosotros,  y una vez derramada su sangre, no hay una tumba que le encierre, porque resucita. Jesús es un Dios vivo que reina y salva.

Autor: Juan Manuel Quero

© 2013. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA

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