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Una anécdota curiosa

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Iván Fernández Anaya indica a Abel Mutai que la carrera aún no ha terminado

(DANIEL BORES, 10/01/2013)  Un corredor que, pudiendo ganar la carrera, prefiere ser honrado...

Abel Mutai, natural de Kenia, vigente Campeón Olímpico de los 3000 obstáculos iba primero en un cross de Navarra, a principios del mes de diciembre de 2012. A pocos metros de la meta detiene la carrera y camina mientras saluda al público. Cree que ya ha llegado, que ya ha ganado, sin darse cuenta de que le quedan unas cuantas zancadas aún. Nadie da crédito a lo que está ocurriendo. ¿Por qué para? ¿Por qué no llega hasta la meta y después saluda? ¿Es que no ve que el segundo va a adelantarle? ¿Es que no ve que aún no ha llegado a la meta?

Efectivamente, el atleta que iba en segunda posición habría ganado la carrera aprovechando el despiste desafortunado de Abel Mutai. Habría ganado si no se llamara Iván Fernández Anaya, Campeón de España promesa en los 5000 metros, si no fuera un Deportista con D mayúscula.

“Aunque me hubieran dicho que ganando tenía plaza en la selección española para el Europeo, no me habría aprovechado. Creo que es mejor lo que he hecho que si hubiera ganado” dijo Iván al finalizar la carrera segundo, después de detenerse tras el keniano y decirle que corriera, que aún no había llegado. Y añadió: “Hoy en día, tal y como están las cosas en el fútbol, en la sociedad, en la política…donde parece que todo vale, un gesto de honradez va muy bien”.

foto-daniHe tratado de buscar esta noticia en los grandes periódicos o escucharla en los grandes debates de radio o televisión. Diez segundos es el máximo tiempo que algunos han dedicado a esta “anécdota curiosa”, aparte de un artículo casi camuflado (aunque muy bien escrito por Carlos Arribas) en la sección de Deportes de El País. Y es que, lamentablemente, en esta sociedad esto es anécdota. Y curiosa. De hecho Martín Fiz, uno de los grandes atletas que ha dado nuestro país, reconocía: “Yo no lo habría hecho”. Y en un comentario desafortunado, desde mi punto de vista, añadía: “este gesto le ha hecho ser mejor persona, pero no mejor atleta”.

Iván Fernández Anaya, por si no coincidimos en alguna tienda de Ferrari o en algún desfile de moda: eres grande. Como persona y como atleta. Porque los atletas son personas. O debieran serlo.

Autor: Daniel Bores García

© 2013. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.

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