BUEN FIN DE SEMANA

¿BIEN?

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cristian-125CRISTIAN FRANCO, 09/11/2012 | Una vez saludé a un amigo con una pregunta habitual: “¿Cómo estás, bien?” La respuesta inmediata fue la que yo sugerí: “Bien”. Sin embargo, el tono de la voz y el triste rostro de este amigo denotaban que algo malo estaba ocurriendo. Entonces me detuve, retrocedí, y le pregunté de nuevo: “Pero... ¿estás bien de verdad?” Vaciló unos segundos y me dijo: “No, realmente estoy mal; atravieso un momento muy difícil en mi vida”. Pospuse mis compromisos de esa tarde, me dediqué a escucharlo y me esforcé por alentarlo a salir adelante en su situación.

¿No te parece que a veces andamos demasiado apresurados?

Amanecemos sobresaltados por el despertador, corremos hacia la ducha, desayunamos camino al trabajo, una vez allí otros se encargan de recordarnos que debemos apurarnos para rendir al máximo, después nos damos prisa para volver a casa, cenamos rápidamente entre la escasa charla familiar y el programa de televisión (¡que para colmo empezó hace quince minutos!), para luego perdernos en unas pocas horas de sueño sin llegar a digerir por completo nuestra comida. ¡Y tal vez ni sepamos cómo están quienes viven bajo nuestro mismo techo!

Recuerdo la ocasión en la que fui a comprar un producto al negocio de un conocido mío. Después de un rato de conversación, me dijo: “¡Tú sí que pareces una persona que no tiene problemas! ¡Siempre sonriendo!” Pero su interpretación era errónea: ¡los problemas me estaban sofocando!

San Pablo escribió en una de sus cartas: “…espero mandarles pronto a Timoteo, para alegrarme al recibir noticias de ustedes. Porque no tengo a ningún otro que comparta tanto mis propios sentimientos y que de veras se preocupe por el bien de ustedes; todos buscan su propio interés”.

El interés sincero por los demás se debería demostrar en la práctica, empleando para ello elementos que traduzcan nuestras bellas palabras y buenos deseos en acciones concretas. Preocuparnos por alguien implica desprendernos de nuestro egoísmo para poder escuchar, alentar y amar libremente.

¡Comencemos hoy mismo por las personas más cercanas! Apaguemos el televisor, dejemos el periódico por un rato, naveguemos por la Internet en otro momento. Es probable que a nuestro lado haya personas que desean con desesperación ser escuchadas por alguien que se anime a superar la clásica respuesta a nuestro común y corriente saludo rutinario.

Te recomiendo esta tarea: a la primera persona de tu confianza que veas luego de leer esta reflexión, pregúntale dos veces: “¿Cómo estás?” ¡Descubrirás cosas que quizás antes no considerabas!

Autor: Cristian Franco

© 2012. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.

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