EDITORIAL

En el Día de los trabajadores y las trabajadoras

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(EDITORIAL, 01/05/2013) En este Día Internacional de los Trabajadores, que en España celebramos bajo la sombra de los negros nubarrones de la crisis, los recortes y el goteo incesante del desempleo, desde Actualidad Evangélica deseamos saludar y felicitar, con todo y a pesar de todo, a los millones de hombres y mujeres que, de distintas maneras, luchan y trabajan por el bienestar y el futuro de este país sin "tirar la toalla".

Saludamos y felicitamos a quienes, desde su puesto de trabajo, desarrollan con honestidad y excelencia su misión laboral, como un acto de servicio y con la mayor excelencia, pese a que su esfuerzo no sea siempre justamente retribuido ni reconocido.

Saludamos y felicitamos a los trabajadores y trabajadoras que, pese a haber visto mermados sus derechos y aumentadas en muchos casos sus obligaciones, resisten con esfuerzo al desánimo y no se entregan a la mediocridad, dignificando su trabajo y profesión con vocación y responsabilidad.

Saludamos y animamos, a las mujeres trabajadoras, que desarrollan sus trabajos y profesiones sin apenas ayudas a la conciliación laboral y, con harta frecuencia, deben ocuparse en solitario del cuidado de hijos, ancianos y familiares enfermos.

Saludamos y nos solidarizamos, de modo muy especial, con los más de 6.200.700 parados, animándoles a "no rendirse" y haciendo de su lucha nuestra lucha, la lucha de todos los trabajadores y trabajadoras -estemos circunstancialmente empleados o no- por reconducir esta situación con esfuerzo, pero sin claudicar en las justas (y pacíficas) reivindicaciones de sus derechos, nuestros derechos...

Saludamos y desafiamos a los empresarios de nuestro país, a que se comprometan con una visión amplia de su vocación empresarial, cuyo fin último no debe ser el "beneficio económico puro y duro", sino también el bien común, comprendiendo la responsabilidad social que conlleva la creación y el desarrollo empresarial, especialmente en un contexto de crisis.

Les desafiamos a que sean buenos empresarios, con amplitud de miras, que valoren a sus empleados como a sí mismos, preocupándose no sólo por su rendimiento y rentabilidad, sino también por la calidad de su trabajo, por su formación y desarrollo profesional, y de que esto se produzca en condiciones de dignidad y sostenibilidad.

Saludamos y desafiamos, también, a los responsables políticos de todos los partidos, así como a los responsables financieros y sindicales de nuestro país, para que aparcando sus intereses sectoriales -por legítimos que puedan ser-, se pongan a la altura de las circunstancias históricas que enfrentamos, de especial dificultad, y alcancen acuerdos pensando prioritariamente en los intereses de los ciudadanos, prestando atención sobre todo a los más débiles y necesitados.

Y saludamos y desafiamos, también, a los pastores y líderes de nuestras iglesias protestantes, para que en este día, y siempre, nos entreguemos responsable y comprometidamente a nuestra misión de orar a Dios por nuestro país, de proclamar y encarnar el mensaje del Evangelio siendo luz y sal para el mundo, imitando a Aquel que dignificó el trabajo con su ejemplo y palabras, y dijo: "Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo". [1]

Trabajemos, pues, con Él y para Él, sirviendo a nuestro prójimo con amor y sacrificio. Qué así sea.

[1] San Juan 5:17

Actualidad Evangélica, 1 de mayo de 2013