INMIGRACIÓN

Los datos que desmienten la colaboración de las ONG de rescate y las mafias

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La mayoría de los inmigrantes que partieron de Libia durante este 2019 lo hicieron cuando no había barcos de rescate en la zona. Los datos de OIM y Acnur anulan la teoría del efecto llamada. Más bien sería una «llamada perdida».

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Uno de los rescates del Ocean Viking frente a las costas de Libia. HANNAH WALLACE BOWMAN EFE

(INTERNACIONAL, 24/08/2019) Pocos asuntos tienen más impacto político y social que la inmigración sin papeles en la Europa de 2019. 

La crisis del Open Arms ha devuelto a los titulares un asunto cuyas cifras reales distan mucho de los eslóganes xenófobos y las campañas de algunos partidos pidiendo mano dura con las ONG, a las que acusan de connivencia con los traficantes, y fronteras cerradas para un flujo que ellos consideran una "invasión".

La crisis del Open Arms ha devuelto a los titulares un asunto cuyas cifras reales distan mucho de los eslóganes xenófobos y las campañas de algunos partidos pidiendo mano dura con las ONG, a las que acusan de connivencia con los traficantes

 

Con datos del estudio de Matteo Villa, del Programa de Migraciones y Europa del Centro de Gobernanza Global, ACNUR, la agencia mundial para los refugiados, Frontex, agencia europea de vigilancia de fronteras y la Organización Internacional para las migraciones de Naciones Unidas (OIM), esta es la fotografía actual del Mediterráneo central como ruta migratoria.

MÁS SALIDAS DE BARCOS SIN ONG EN LA ZONA

En los últimos meses un mantra se ha extendido en los discursos políticos de la ultraderecha y en sus foros principales: "Los barcos de las ONG colaboran con las mafias de trata de seres humanos". Políticos como el ministro del Interior italiano Matteo Salvini llamaron a estas embarcaciones "taxis" por supuestamente recoger a los inmigrantes en aguas de Libia y traerlos a Europa, favoreciendo según él "la inmigración ilegal".

No han presentado prueba alguna sobre ello y la realidad les desmiente: los traficantes de personas han lanzado al mar esas embarcaciones llenas de inmigrantes desde las playas libias independientemente de que hubiera barcos de ONG.

Desde el 1 de enero al 20 de agosto, según datos de la OIM, 7.531 inmigrantes se embarcaron de las playas libias sin embarcaciones de ONG en el mar, mientras que tan sólo 1.961 personas salieron de esas mismas playas cuando había al menos uno de estos barcos en aguas internacionales frente a esas mismas costas de Libia. Es decir, que la gran mayoría de inmigrantes a fueron embarcados por las mafias cuando no había ningún "taxi" en el mar, según la terminología de Salvini. Estas pateras fueron devueltas a tierra por la guardia costera libia o se hundieron o, las menos, llegaron a Lampedusa o Malta por sus propios medios.

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INTERESES DE MAFIOSO

La gran mayoría de inmigrantes a fueron embarcados por las mafias cuando no había ningún "taxi" en el mar, según la terminología de Salvini

Los tres picos de salidas durante este 2019 han coincidido con un momento de vacío de ONG en el Mediterráneo central. A los traficantes no les importó lanzar a la gente al mar sabiendo que tendrían muchas menos posibilidades de ser rescatados. El primero fue durante los primeros días del pasado mayo. Casi 450 personas fueron embarcadas hacia Italia. El segundo pico tuvo lugar los primeros días de julio. Hasta 300 inmigrantes partieron de Libia entonces. El último y más importante, durante los últimos días de julio, implicó a 600 personas y tampoco había barcos de las ONG en la llamada zona SAR (área de búsqueda y rescate). Es decir, los intereses del mafioso no coinciden con los tiempos de los barcos de rescate de las ONG.

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NEGOCIO SIEMPRE DE LOS MISMOS

En la Libia actual como Estado fallido hay dos trabajos muy lucrativos: uno, ser un traficante de personas. Y el otro, luchar contra ese tráfico de personas. Lo más curioso es que a veces esos dos trabajos lo ejercen las mismas personas.

En la realidad de la Libia actual como Estado fallido hay dos trabajos muy lucrativos: uno, ser un traficante de personas. Y el otro, luchar contra ese tráfico de personas. Lo más curioso es que a veces esos dos trabajos lo ejercen las mismas personas. La UE ha entrenado a 200 guardacostas libios durante meses para que controlen las salidas de estas pateras mientras que Italia ha pagado enormes cantidades de dinero a las milicias libias para que no se impliquen en este negocio. Pero hay grupos armados que detienen embarcaciones en el mar, con patrulleras pagadas por la UE, para después volver a ponerlas en el agua. Los inmigrantes son sólo su mercancía. Además, estos traficantes pueden tener un problema si pierden un envío de armas, o de cocaína, otros negocios que manejan en sus mismas rutas, pero nadie le pedirá cuentas si un barco con 100 personas se hunde, porque ya lo ha cobrado. Según la OIM, ahora hay en Libia 800.000 inmigrantes: un negocio para la mafia.

UNA RUTA EN DECADENCIA

En la ruta del Mediterráneo central el número de inmigrantes sin papeles ha bajado un 87% en tres años.

Es curioso que se hable más de inmigración que nunca, sobre todo teniendo como referencia el Mediterráneo central y las operaciones de las ONG, cuando es una ruta que pierde tráfico año a año. Esa "invasión" de la que hablan los grupos de ultraderecha está en caída libre. Según datos de Acnur, de los 181.436 inmigrantes que llegaron en 2016 desde Libia, pico máximo registrado en esta zona, pasamos a 119.369 en 2017 y a tan solo 23.370 en 2018. En los casi ocho meses que llevamos de 2019 sólo han desembarcado en Europa 4.393, menos que en España (18.558, un dato que también baja respecto al año anterior) y Grecia (29.028). Es decir, en la ruta del Mediterráneo central el número de inmigrantes sin papeles ha bajado un 87% en tres años.

EFECTO LLAMADA... PERDIDA

Los datos de OIM y Acnur anulan la teoría del efecto llamada. Más bien sería una «llamada perdida». Los mafiosos pueden saber, como cualquiera, gracias a las páginas de navegación que hacen seguimientos por GPS de todo el tráfico marítimo mundial, si hay barcos de ONG o no en la zona. Y eso no determina los momentos en los que ellos deciden botar sus barcos en el mar.

Los datos de OIM y Acnur anulan la teoría del efecto llamada. Más bien sería una «llamada perdida».

Además, cada vez son menos las ONG que fletan barcos hacia el Mediterráneo. Hace tres años llegaron a coincidir hasta siete embarcaciones de rescate, pero la criminalización de estas actividades de rescate en Italia y la presión española a barcos como el Open Arms han provocado que muchos se hayan retirado. En estos momentos sólo el Mare Jonio de la ONG Sea Watch, que estuvo retenido en Sicilia por motivos parecidos a los del Open Arms, se dirige a la zona SAR libia.

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Fuente: ELMUNDO.ES / ALBERTO ROJAS / Edición: Actualidad Evangélica