DIACONÍA / GENTE

«Me sorprende su entereza, pese al cansancio que traen su gesto es de agradecimiento»

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ALEJANDRO MARTÍN CABALLERO, COORDINADOR GENERAL DEL PROGRAMA DE ACOGIDA DIACONÍA ESPAÑA. / Este extremeño presta ayuda a los refugiados afganos a los que España da asilo político y que en agosto llegaron a la base de Torrejón de Ardoz

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(GENTE, 05/09/2021) El interés por lo social hizo que Alejandro Martín aparcarse su sueño de ser actor para atender a personas en situación de vulnerabilidad. El último escenario que ha pisado este educador social de Quintana de la Serena (Badajoz) ha sido la base de Torrejón de Ardoz, Madrid, donde atiende a los refugiados afganos que han llegado a España en las últimas semanas.

–¿Cuál es su labor y cómo ha sido trabajar con esta llegada urgente de refugiados?

–Yo trabajo para Diaconía, que es una entidad que forma parte del sistema de acogida y protección internacional, cuya labor es acoger, atender y acompañar a las personas que llegan a nuestro país buscando asilo político. Como coordinador general del programa mi labor es coordinar los equipos de trabajo, formar equipos nuevos, crear diálogos con otras entidades como la nuestra, Acnur es un ejemplo, con el fin de mejorar la atención que les ofrecemos a los refugiados. En cuanto a nuestra intervención, hemos organizado todo al máximo para que en el momento que nos llamasen del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones pudiésemos estar allí y actuar con rapidez. Algo que ha sido muy sencillo porque está todo muy bien organizado. El tiempo máximo que podían estar en el campamento de la base era de 24 a 72 horas y se han cumplido los tiempos con creces.

–Han estado en la base de Torrejón recibiendo refugiados afganos ¿Qué protocolo se sigue con ellos y cómo son los planes de acogida?

–El protocolo es el mismo para todos, la diferencia era que en esta ocasión el trabajo se hacía a contrarreloj porque llegaban familias afganas a diario y había que atenderles a todos. Para ello, las entidades tienen que disponer de plazas de acogida. Diaconía tiene más de 150 plazas divididas en diferentes ciudades como Madrid, Lugo, Vizcaya, Cantabria, Jerez de la Frontera y León, y podemos acoger a un determinado número de personas dependiendo del número de plazas que podamos ofrecerles. El programa de acogida de nuestra entidad dura 18 meses ampliable a 24 en el caso de familias que se encuentren en una situación especialmente vulnerable. El periodo en el que le prestamos atención tiene dos fases, la primera de ellas es la de la acogida y la atención. Aquí los equipos de profesionales son los encargados de entrevistarse con ellos para identificar sus necesidades y ofrecerles pisos de acogida. Tras los primeros seis meses se les prepara para que adquieran autonomía, el aprendizaje del idioma es algo que se trabaja desde el primer momento. También la búsqueda de trabajo, cuando consiguen trabajar les ayudamos en la búsqueda de un piso propio que ellos puedan costearse. En definitiva, guiarles para que se integren en la nueva sociedad de la que forman parte y consigan ser autónomos.

–Habla de que se amplía vuestro tiempo de trabajo en caso de familias en una situación especialmente vulnerables ¿Esta lo es?

–Pedir asilo político a otro país ya es en sí una situación vulnerable. Son personas y familias que huyen de su país de origen porque son perseguidos por pertenecer a una religión, raza o colectivo. Una situación que se vuelve de vulnerabilidad especial cuando además de estas circunstancias las personas se han tenido que enfrentar a otros condicionantes como situaciones de tortura, trata de personas y otras situaciones violentas. De hecho, en los centros de acogida de Diaconía tenemos diez plazas destinadas a mujeres víctimas de trata y un equipo profesional especializado en la atención a esas mujeres. Un ejemplo es el caso de un grupo de chicos iraníes a los que prestamos acogida hace unos años. Pertenecían al colectivo LGTBI, algo penado con la muerte en su país, por lo que llegaron a España con el asilo político concedido.

–Ha estado presente en las entrevistas que se han llevado a cabo a los refugiados que llegaban a Madrid. ¿Qué les transmiten estas personas? ¿Se han encontrado con casos de los mencionados anteriormente?

–Nosotros hemos acogido a trece personas y uno que viene en camino porque tenemos a una mujer embarazada, algo que me ilusiona mucho. Las personas que hemos acogido son cuatro familias, dos se quedan en Madrid, mientras que las otras dos irán a Vizcaya. Son las que hemos podido atender porque es el número de plazas libres que teníamos en los pisos de acogida. En lo que va de año hemos atendido a unas 400 personas. A los refugiados afganos los atendimos el pasado 26 de agosto. Nos desplazamos tres miembros de la organización a la base y estuvimos en la zona de campamentos. Allí les hacían una prueba covid y se les prestaba atención médica. Nuestra labor aquí es hablar con ellos, contarles quiénes somos, en qué le vamos a ayudar, qué atenciones les vamos a dar... les damos apoyo. En los primeros días nosotros les proporcionamos descanso y tranquilidad. Me sorprendía que, aunque estaban muy cansados del viaje, su lenguaje no verbal era siempre de agradecimiento, están cercanos, confiados en las entidades que estábamos allí para ayudarles.

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El extremeño Alejandro Martín junto a Silvia Gabriele con refugiados. / CEDIDA

– ¿Cómo deciden quién va a las distintas comunidades? Porque esto también puede limitar sus oportunidades

–Depende de las plazas que haya en los diferentes lugares, no podemos separar a las familias por lo que depende del lugar que tenga plazas para todos. También puede darse el caso de familias cuyos miembros tienen necesidades especiales que solo pueden atenderse en sitios concretos.

–En trabajos como el suyo es difícil separar lo personal de lo profesional ¿Cómo gestiona esto?

–Es complicado no involucrarse más de la cuenta cuando se trabaja con personas. Pero con el tiempo aprendes a separar, aunque los trabajadores de lo social siempre estamos dispuestos a colaborar cuando se necesita algo. Es lo que ha pasado ahora con la llegada masiva de afganos. Mi compañera y yo dormimos la primera noche con ellos en el centro de acogida, es una forma de hacerles ver que estamos ahí, que pueden confiar en nosotros, de dejarlos que se abran y nos cuenten su historia y para nosotros es de las experiencias más gratificantes.

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DIACONÍA EN EL SISTEMA DE PROTECCIÓN INTERNACIONAL Y ASILO

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Diaconía, la entidad que aglutina y coordina la acción social de las iglesias y entidades evangélicas en España, forma parte del sistema de acogida integral e integración de las personas beneficiarias de Protección Internacional y Asilo, en colaboración con la Administración del Estado.

A través de programas como “Un Nuevo Hogar” o “Crea tu Futuro” Diaconía acoge e integra, social y laboralmente, en la sociedad española, a personas refugiadas y solicitantes de asilo además de sensibilizar diversos sectores de la sociedad española para facilitar esa integración. Diaconía cuenta con centros de acogida para refugiados en ciudades como Madrid, Lugo, Vizcaya, Cantabria, Jerez de la Frontera y León.

Las entidades ejecutantes del programa de acogida a refugiados de Diaconía, son: en Cantabria y Vizcaya la Asociación Nueva Vida; y en Cádiz (Jerez de la Frontera), la Asociación Tharsis Betel.

Por nacionalidades, las personas acogidas actualmente en los recursos de Diaconía proceden mayoritariamente de Mali, Siria, Colombia y Venezuela. También los hay, en menor cantidad, procedentes de Afganistán, Guinea Conacry, Senegal, Gambia, Burkina Faso, Honduras, Ucrania, Marruecos, Mauritania, Argelia, Irak, Costa de Marfil y Albania.

En años anteriores Diaconía también ha acogido a personas refugiadas de El Salvador, Guatemala, México, Georgia, Perú, Haití y Camerún.

Fuente: hoy.es/extremadura / MARÍA ISABEL HIDALGO