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OPINIÓN / por JOB (GETCHA) DE TELMESO, ARZOBISPO ORTODOXO

Una perspectiva ortodoxa sobre la conmemoración de los 500 años de la Reforma protestante

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N.d.R: El siguiente artículo fue publicado en el blog de la Iglesia Ortodoxa, Sacra Metrópolis de España y Portugal - Patriarcado Ecuménico. Lo reproducimos aquí por considerarlo de especial interés.

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La catedral de Lund acogió el encuentro de conmemoración conjunta de la Reforma entre católicos y luteranos / © Albin Hillert/LWF

(MADRID, 09/11/2016) El 31 de octubre de 2016, luteranos y católicos llevaron a cabo por primera vez en la historia de manera conjunta una conmemoración del 500º aniversario de la Reforma.

Los fastos tuvieron lugar en Lund (Suecia), con el lema "Del conflicto a la comunión". Muchos representantes ortodoxos asistieron al acto. ¿Qué significó para ellos? No puedo responder a esta pregunta en nombre de todos los ortodoxos presentes, pero intentaré explicar cómo lo percibí yo con mis propios ojos.

Para poder comprender el significado de esta conmemoración para un ortodoxo, hay que preguntarse: ¿cómo fueron percibidos los reformadores por parte de los ortodoxos en el siglo XVI? De hecho, los ortodoxos siempre los consideraron "latinos", es decir, en el lenguaje de la época, "cristianos occidentales". Ciertamente, la Reforma fue un motivo de controversia en Occidente, oponiendo a católicos y protestantes, pero los ortodoxos nunca tomaron partido en ese conflicto, ni tampoco condenaron a ninguna de las partes. Incluso los ortodoxos usarían los argumentos de una de las partes mientras disputaban con la otra: los argumentos antipapistas de los protestantes fueron esgrimidos por los ortodoxos cuando se tuvieron que enfrentar al uniatismo promovido por los católicos romanos, del mismo modo que los argumentos de estos últimos fueron usados contra el proselitismo protestante, sobre todo por lo que respecta a los Sacramentos.

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En los siglos XVI-XVIII, los ortodoxos hicieron amplio uso del modelo de los "libros confesionales" del protestantismo, así como de los "Catecismos" de los católicos romanos. Dos famosos ejemplos de esto son la Confesión del Patriarca Cirilo Lucaris, publicada por primera vez en latín en Ginebra (1629), que estaba llena de elementos calvinistas, y el Catecismo de Pedro Moguila (1640), famoso por sus declaraciones catolizantes tomadas en parte del Catecismo de Canisio. Otra Confesión, la de Dositeo de Jerusalén (1672), a menudo considerada el texto dogmático ortodoxo más importante de su tiempo, afirmaba que los luteranos que quisieran unirse a la Iglesia Ortodoxa tenían que ser recibidos del mismo modo que los católicos romanos. Esto demuestra que, para los ortodoxos del pasado, los reformadores y los católicos eran considerados dos caras de la misma "moneda" del cristianismo occidental.

Y ¿cómo consideraban los reformadores a los ortodoxos? En 1519, en su disputa con Juan Eck, el mismo Martín Lutero se refirió a los ortodoxos, diciendo que no reconocían la supremacía universal del Papa sobre todas las Iglesias: "La Iglesia Griega no está de acuerdo con este punto y, sin embargo, no es considerada herética por ello". Desafortunadamente, Lutero no tuvo ningún contacto personal con los ortodoxos, lo que podría haber modificado ligeramente la Reforma. No obstante, los teólogos luteranos buscaron el apoyo de los ortodoxos en muchas ocasiones. Felipe Melanchton tuvo contactos con los ortodoxos griegos de Venecia entre 1542 y 1562, e incluso con el Patriarca Ecuménico Joasaf, a quien le envió por carta una traducción griega de la Confesión de Augsburgo (1559). Lo mismo sucedió con la importante correspondencia de los intelectuales de Wurtemberg con el Patriarca Ecuménico Jeremías II (1573-1581). Estos teólogos luteranos le enviaron la traducción griega de la Confesión de Augsburgo al Patriarca Ecuménico pidiéndole su opinión. El Patriarca respondió con tres cartas. Desafortunadamente, durante la correspondencia, ambas partes no llegaron a comprenderse mutuamente, por lo que esta no condujo a resultado alguno. Viendo que los luteranos no entendían ninguna de las posturas teológicas de los ortodoxos, Jeremías interrumpió este diálogo teológico diciendo en su tercera respuesta: "Seguid vuestro propio camino, y a partir de ahora no nos escribáis más sobre dogmas, sino solo por amistad". Así pues, ambas partes no se condenaron mutuamente y mantuvieron la amistad.

...los teólogos luteranos buscaron el apoyo de los ortodoxos en muchas ocasiones. Felipe Melanchton tuvo contactos con los ortodoxos griegos de Venecia entre 1542 y 1562, e incluso con el Patriarca Ecuménico Joasaf, a quien le envió por carta una traducción griega de la Confesión de Augsburgo (1559)


A principios del siglo XX, el Patriarca Ecuménico Joaquín III planteó la cuestión de las relaciones ecuménicas de la Iglesia Ortodoxa con los cristianos occidentales en su famosa encíclica de 1902: "Es agradable a Dios, y conforme al Evangelio, pedir la opinión de las santísimas Iglesias autocéfalas acerca de las relaciones presentes y futuras con los dos grandes tocones del cristianismo: la Iglesia Occidental y la Iglesia de los Protestantes". Esta encíclica dio comienzo a la preparación del Santo y Gran Concilio de la Iglesia Ortodoxa, y en la primera fase de esa preparación condujo a la convocatoria de las Conferencias Panortodoxas de Rodas (1961-1964), donde se acordó que la Iglesia Ortodoxa emprendiera diálogos bilaterales con las otras Iglesias cristianas. Desde entonces, la Iglesia Ortodoxa ha emprendido diversos diálogos bilaterales en los que han participado representantes de todas las Iglesias ortodoxas autocéfalas. El diálogo con los luteranos se lleva a cabo con la Federación Luterana Mundial desde la primera reunión en 1981 en Espoo (Finlandia).

Teniendo en cuenta lo dicho, está claro que la conmemoración de Lund, vista a través de los ojos de un ortodoxo, solo puede ser bien recibida, ya que contribuye al acercamiento entre los cristianos divididos en su camino hacia la unidad. El proceso de "purificación de la memoria" entre los cristianos occidentales puede, así, llevar "del conflicto a la comunión"; quizás no a una plena comunión eucarística, pero sí al menos a una comprensión mutua que puede ayudar a conseguir una comunión más global entre Oriente y Occidente. Esta es la oración ortodoxa "por la unión de todos" en una amistad que nunca ha cesado con las diferentes ramas del cristianismo occidental.

Autor: Arzobispo Job (Getcha) de Telmeso

Fuente: sacrametropolisortodoxa.blogspot.com.es / http://blog.oikoumene.org (Traducción propia del inglés)

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