500 AÑOS DE REFORMA - por Juan Manuel Quero
Las Biblias de la Reforma Protestante
(JUAN MANUEL QUERO, 09/06/2016) | Todos los cristianos evangélicos debemos mucho a la Reforma Protestante, estando más unidos a esta de lo que podríamos pensar. Yo no me considero ni luterano, ni calvinista, ni zwingliano, ni seguidor de algunos de los reformadores más o menos destacados de ese tiempo tan significativo; pero, me puedo identificar con una buena parte de sus enseñanzas, pues, hay algo común, y es la base de Las Escrituras.
Muchos evangélicos podríamos decir que nos convertimos en un contexto que nada tiene que ver con la Reforma Protestante, y que Cristo se nos reveló a través de la lectura de la Biblia, o de una predicación o mensaje que tenía esta base, sin más datos, o planteamientos de terceros. Esto que es lo que yo llamo «evangelicalismo», es decir, el surgimiento de creyentes e iglesias por un encuentro con el evangelio, y por tanto con Cristo, no está ajeno de una realidad, que queramos o no, nos une con la Reforma Protestante, --a pesar de que esto no suponga que seamos iglesias reformadas en el sentido histórico a lo que se refiere esta clasificación.
El encuentro con la Palabra de Dios ha sido facilitado, porque muchas personas no escatimaron esfuerzo, --especialmente desde esta Reforma del siglo XVI--, para que la Biblia pudiera ser asequible a todas las personas. Esto significaría traducirla a las lenguas vernáculas, en el idioma de cada pueblo, pues solamente podría encontrarse la traducción en latín, de La Vulgata, realizada por uno de los Padres de la Iglesia, como fue San Jerónimo.
Pocos, sabían leer, pero más distante se haría el conocimiento de la Biblia en latín, que solamente estaba al alcance de muy pocos, además del clero. Por otro lado habría que liberalizarla de la posesión de los que habían hecho de ella un monopolio de su traducción, lectura e interpretación, para que pudiesen adquirirla y leerla todas las personas. Por ello entre las «cinco solas» de Reforma Protestante, que marcan los énfasis de la misma, la primera era «Sola scriptura».
Así podríamos hablar de La Biblia de Lutero, de la que ya he comentado diferentes cuestiones en otras reflexiones. Esta última, en la que trabajó hasta su muerte, sería la base para muchas versiones y biblias en el idioma germano y en otros lugares[1].
Es cierto que antes de la Reforma Protestante también se realizaron distintas traducciones de toda la Biblia, incluso en suelo germano. La «Biblia Pauperum» de la Edad Media, fue un tanto especial, conocida como Biblia de los pobres, pues era una Biblia sin apenas texto, más que dibujos para contar historias. Si bien, se pudieron publicar algunas biblias en el Medievo con un lenguaje diferente al latín, estas siempre tenían que estar basadas en la Vulgata, que era Biblia oficial de la Iglesia Católica, y con toda la supervisión y cortapisas que imponía la Iglesia Católica.
Las biblias de la Reforma del XVI, tendrían dos características importantes: Por un lado, la libertad para ir a los manuscritos más antiguos y a los idiomas originales, sin tener la necesidad de someterse a una traducción como la Vulgata, aunque esta se tuviera en cuenta; por otro lado, la consideración idiomática para hacer una traducción fidedigna, pero al mismo tiempo que pudiese expresarse en el idioma que entendiera la mayor parte del pueblo.
En 1525 se traduciría la «Biblia de Lutero» al holandés y se publicaría por el impresor Jacob van Liesveldt; aunque en 1627 saldría a la luz otra traducción que actualmente se puede encontrar en todos los hogares protestantes de los Países Bajos. La «Biblia de King James» usada por la Iglesia Anglicana, y muy divulgada en los países de habla inglesa, se inspiraría en el trabajo de la Biblia de Lutero. Esta útima recibiría este nombre, porque el Rey James mandaría realizar este trabajo en 1604.
De la Reforma Protestante destaca también la «Biblia de Ginebra» en la que colaboraron protestantes de la talla de Juan Calvino, John Knox, Coverdale Myles, John Foxe. Su traducción fue al inglés y se publicaría en 1560. Biblia que llegaría con los puritanos del Mayflower hasta América[2]. Así podríamos referirnos a diferentes traducciones e impresiones, como la francesa de Robert Estienne, o la Biblia de Kralice que es la primera traducción de los idiomas originales al Checo; o la Biblia española de Casiodoro de Reina y de Cipriano de Valera, --a quien dedicaremos un tiempo aparte.
Las iglesias evangélicas y/o protestantes están ligadas también a la Reforma Protestante, y a tantos esfuerzos a lo largo de la Historia, que han hecho posible que la Biblia llegase a nuestras manos, y en nuestro propio idioma. Quizás puedan existir diferencias sustanciales en nuestra forma de entender el evangelio; pero es este mismo evangelio el que nos une en Cristo. Debemos recordar que su propia traducción, difusión y formato, ha hecho posible que hoy conozcamos a Cristo; y esto, gracias también a aquellos reformadores del siglo XVI, que no escatimaron esfuerzo, incluso llegando a dar su vida, por la elaboración de los textos bíblicos.En este empeño de dar a conocer la Palabra de Dios, se realizaría un trabajo ímprobo. Las biblias citadas anteriormente son algunos ejemplos de los ingentes que eran estos proyectos, tanto, que afectarían positivamente las gramáticas de los pueblos a los que se dirigirían. Algo así ocurriría ya con Ulfilas muchos siglos atrás, --incluso antes de la traducción al latín de la Biblia Vulgata--, que realizó un gran trabajo misionero, y se esforzó por la traducción de una Biblia desde los originales para el pueblo godo, con la dificultad de que no tenían idioma escrito, por lo que tendría que trabajar en un alfabeto al respecto. El propósito de todo ello, dar a conocer la Palabra de Dios, la que tiene poder para trasformar vidas y sociedades, permeando incluso la cultura de los pueblos, de esos principios, que hacen al hombre más humano, más noble, más espiritual.
Hoy seguimos teniendo el reto de comunicar la Palabra de Dios, según los formatos, la cultura y los medios en la que actualmente se mueve la sociedad. Un reto sigue siendo también que la Palabra de Dios se siga traduciendo a los idiomas de aquellos pueblos, que todavía no tienen posibilidad de tener una Biblia en sus manos. Nuestra labor evangelizadora y misionera ha de seguir procurando lo que nos enseña el evangelio:
Que la Palabra de Dios corra y sea glorificada (2ª Tesalonicenses 3:1).
[1] Juan Manuel Quero Moreno. «Un nuevo descubrimiento relacionado con la Biblia de Lutero». En: Actualidad Evangélica. [En línea]. [Consultada el 10 de junio de 2016];
[2] Nathalie Rabines Rodríguez. «Proceso de la traducción de la Biblia de Martín Lutero». Facultad de Traducción e Interpretación Universitat Autònoma de Barcelona. [En línea]. [Consultada el 10 de junio de 2016].
Autor: Juan Manuel Quero
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Todos los cristianos evangélicos debemos mucho a la Reforma Protestante, estando más unidos a esta de lo que podríamos pensar. Yo no me considero ni luterano, ni calvinista, ni zwingliano, ni seguidor de algunos de los reformadores más o menos destacados de ese tiempo tan significativo; pero, me puedo identificar con una buena parte de sus enseñanzas, pues, hay algo común, y es la base de Las Escrituras.
Muchos evangélicos podríamos decir que nos convertimos en un contexto que nada tiene que ver con la Reforma Protestante, y que Cristo se nos reveló a través de la lectura de la Biblia, o de una predicación o mensaje que tenía esta base, sin más datos, o planteamientos de terceros. Esto que es lo que yo llamo «evangelicalismo», es decir, el surgimiento de creyentes e iglesias por un encuentro con el evangelio, y por tanto con Cristo, no está ajeno de una realidad, que queramos o no, nos une con la Reforma Protestante, --a pesar de que esto no suponga que seamos iglesias reformadas en el sentido histórico a lo que se refiere esta clasificación.
El encuentro con la Palabra de Dios ha sido facilitado, porque muchas personas no escatimaron esfuerzo, --especialmente desde esta Reforma del siglo XVI--, para que la Biblia pudiera ser asequible a todas las personas. Esto significaría traducirla a las lenguas vernáculas, en el idioma de cada pueblo, pues solamente podría encontrarse la traducción en latín, de La Vulgata, realizada por uno de los Padres de la Iglesia, como fue San Jerónimo.
Pocos, sabían leer, pero más distante se haría el conocimiento de la Biblia en latín, que solamente estaba al alcance de muy pocos, además del clero. Por otro lado habría que liberalizarla de la posesión de los que habían hecho de ella un monopolio de su traducción, lectura e interpretación, para que pudiesen adquirirla y leerla todas las personas. Por ello entre las «cinco solas» de Reforma Protestante, que marcan los énfasis de la misma, la primera era «Sola scriptura».
Así podríamos hablar de La Biblia de Lutero, de la que ya he comentado diferentes cuestiones en otras reflexiones. Esta última, en la que trabajó hasta su muerte, sería la base para muchas versiones y biblias en el idioma germano y en otros lugares.
Juan Manuel Quero Moreno. «Un nuevo descubrimiento relacionado con la Biblia de Lutero». En: Actualidad Evangélica. [En línea]. Disponible en: <https://www.actualidadevangelica.es/index.php?option=com_content&view=article&id=8501:un-nuevo-descubrimiento-relacionado-con-la-biblia-de-lutero&catid=37:pensamiento> [Consultada el 10 de junio de 2016];
Nathalie Rabines Rodríguez. «Proceso de la traducción de la Biblia de Martín Lutero». Facultad de Traducción e Interpretación Universitat Autònoma de Barcelona. [En línea]. <https://ddd.uab.cat/pub/tfg/2015/tfg_25863/RABINES_RODRIGUEZ_NATHALIE_1268864_TFGTI1415.pdf>. [Consultada el 10 de junio de 2016].